Capitulo 18.

306 24 0
                                    

Bajo las escaleras apenas Justin se ha ido y lo primero que veo es a mi hermano Johnny con el brazo derecho enyesado y mamá dejando su bolso y sus llaves sobre la mesa.

— ¡¿Cómo fue que pasó?! —Digo llegando hasta él. Tiene expresión triste y de dolor, y obviamente no podría tener otra. Mamá se va a la cocina a servirse agua mientras yo toco su yeso.

—Todos me cayeron encima jugando futbol americano. —Explica, pero no me convence. Su mirada es extraña, no tiene los mismos ojos de siempre, es como si estuviera ocultando algo. En ningún momento me mira y volteo a ver a mamá para que confirme su coartada.

— ¿Las cosas fueron así, mamá? —Le pregunto dudosa. — ¿Ya lo viste? Creo que está mintiendo.

— ¡No estoy mintiendo! —Se defiende Johnny. Frunzo el ceño por su grito tan escandaloso e inesperado.

—Johnny, cálmate. —Interviene mamá. —Pues tu hermano me dijo que así fue como pasó, ¿Me estás mintiendo hijo? 

—Claro que no mamá. Fue un accidente. —Finaliza antes de fulminarme con la mirada e irse arriba dando zancadas por las escaleras. Me cruzo de brazos y me acerco a mamá una vez que lo oigo azotar su puerta. 

—Mamá, ¿Le crees? —Pregunto mientras ella enciende la estufa para preparar no sé que cosa. —Ni siquiera me miró a los ojos cuando me lo dijo. 

Mamá coloca una hoya con agua sobre la lumbre y saca un paquete de espagueti de un cajón.

—Creo que alucinas, Mer. Yo si lo vi muy sincero cuando me lo dijo. ¿Qué insinúas? —Dice mientras deja el espagueti sobre la encimera y ahora saca una tabla de picar.

—Que tal vez alguien se lo hizo. ¿Y si tiene problemas con sus compañeros? Míralo a los ojos la próxima vez que le preguntes mamá, y verás lo que yo vi. —Propongo, y ella asiente mientras pica lechuga.

—Hablaré con él cuando terminemos de comer. —Decide. —Mientras tanto ayúdame con la zanahoria y el tomate. —Pide, y al menos con ello podré distraerme de todo lo que me pasó hoy.

-

Es martes dieciocho de diciembre y por lo tanto sólo faltan dos días para el gran juego de vóleibol contra Los Winds, así es como se hacen llamar los de la escuela preparatoria Kimel High School que queda algo lejos de la mía, nosotros nos apodamos Los Rangers y llevamos en alto el nombre de la Hamilton High School.

Hoy practicamos nuevamente nuestros pases y capturas, lo que me recuerda precisamente a que Matt no vino a clases y me hace dudar en si estará bien o no. Me remuerde la conciencia saber que no pude hacer nada por él, Justin me tenía controlada y no podía moverme, pero supongo que lo merece… ¿O no? Mientras pienso y pienso escucho gritos diciendo mi nombre y cuando salgo de mi trance veo que la pelota viene volando directo hacia mí.

Mierda.

Intento levantar los brazos para alcanzarla pero no puedo, ésta me golpea justo en la frente y me hace caer hacia atrás. Siento no sólo el golpe de la pelota sino también el del suelo de caucho impactarme duramente.

Por un momento todo se vuelve borroso, cierro mis ojos para recuperar mi vista y mi espalda me duele, siento mi cabeza y mi frente mojada, me muevo un poco para un lado pero aún no abro los ojos, escucho las voces impresionadas y alteradas de todos a mi alrededor gritar cosas y hablarme, no les entiendo bien porque estoy tan aturdida con un BIP en mis oídos, mi cabeza y mi cuerpo duelen terriblemente, de pronto unas manos me toman por la espalda y las piernas y me elevan consigo.

Abro un poco los ojos y alcanzo a ver a Roger, los cierro y los vuelvo a abrir, toco mi frente y observo mi mano; estoy sangrando.

—Hey… —Susurro, pero más que un susurro es un jadeo de dolor. — ¿A dónde… me llevas?

—No hables. —Pide sin voltear a verme, yo apenas puedo verlo pero es como si hubiera muchos cuadros negros impidiéndome la visión. Lo siento caminar demasiado rápido que temo a caer. 

—Pero…

Y ya no digo más. Mis ojos se cierran y caigo en un profundo, cansado e inesperado sueño que no vi venir.

-

Mis ojos se abren y me encandilo con la luz en el techo. Parpadeo varias veces para recobrar mi visión, pronto veo todo normalmente y me percato de que estoy en un cuarto de hospital. Mi pulso se acelera y no tanto porque pueda sentirlo sino porque escucho el BIP repetitivo que hace el monitor a mi lado acelerándose también. Mamá está sentada en un pequeño sillón marrón junto a mí y su pierna se mueve de arriba hacia abajo sin dejar de temblar, un tic típico de ella cuando está nerviosa o preocupada.

—Hola mamá. —Digo confundida. Ella inmediatamente voltea a verme y sus ojos se iluminan. 

— ¡Meredith! —Dice, y sorpresivamente me abraza. — ¡Qué bueno que despertaste! Oh, estaba tan preocupada…

Me toma de la mano y me aprieta, pero yo sigo igual o más confundida.

— ¿Qué me pasó, mamá? —Pregunto sin entender. Ella lleva mi mano hacia mi frente y cuando la toco siento una gran venda cubrirme. Me altero interiormente pero no lo demuestro en el exterior.

—Te golpeaste la cabeza contra una pelota y además contra el piso. Estuviste a punto de sufrir una contusión cerebral pero el doctor dice que no hay nada de qué preocuparse. Te hicieron ocho puntadas porque te abriste justo aquí. —Toca mi frente y yo trago saliva. —En una o dos semanas estarás bien. 

Entonces todo vuelve a mi mente como balde de agua fría y me incorporo en la camilla. 

— ¡La competencia es el viernes! —Grito. 

—Hija, ¡Calma! Por supuesto que no irás. ¿Cómo pretendes que podrás? Esa herida cicatrizará en el tiempo que te dije. 

— ¡No, no, no, no! —Trato de levantarme pero ella me lo impide. — ¡Me siento bien! con la venda no me pasará nada, ¡Tengo que ir, he esperado esto por meses! 

—No irás y punto final. —Reprende ella. —Te quedarás en reposo por una semana y luego volverás a la escuela. Sin discusiones. 

Me siento tan enojada que las lágrimas amenazan con brotar por mis mejillas. Esto no puede ser posible. ¿En qué momento no vi venir la pelota? ¡¿Cómo pude ser tan estúpida?! Me odio mucho en este momento, nunca creí que me perdería esa competencia tan importante. Debí haberme movido cuando todos me gritaban. Si, debí haberme movido… pero es entonces cuando recuerdo que algo me impidió hacerlo.

Twitter: @biebaslovers

Desde el más allá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora