Tan pronto como siento sus labios presionando sobre los míos lo empujo del pecho y me aparto antes de que mis sentimientos por él le ganen a mi subconsciente. Él parece sumamente confundido cuando lo hago, sus ojos se achican y su ceño se frunce, me mira como a una completa extraña y sinceramente eso no me importa ahora.
—No dejaré que me vuelvas a lastimar. —digo con total valentía. Doy algunos pasos lejos de la pared y de él.
— ¿Qué? —suena aturdido.
— ¡Con un beso no arreglarás todo lo que me dijiste el otro día! —grito. Él se sobresalta y yo misma me sorprendo de mi tono elevado de voz. Intenté alejar el coraje pero éste vino por sí solo. El dolor que me hizo sentir al dejarme así sin más va renaciendo en mi interior lenta y cruelmente.
—Preciosa… —intenta hablar.
—No me llames así. —trago saliva. —Sólo quiero saber qué pasó allá. Creí… —pauso. No pensé que se me dificultaría tanto formular las palabras. —, creí que habías perdido la mitad de tus poderes y ahora te pareces mucho a La Antorcha Humana.
Su expresión se endurece.
—Lo que pasó no fue una broma. —su mirada se intensifica hacia la mía, y, a pesar del dolor que siento, no la aparto. Quiero ver si es capaz de decirme la verdad o de darme las explicaciones que nunca me dio.
— ¿Entonces qué fue? ¿Una escena para la nueva entrega de Harry Potter?
Parpadea mirando hacia el suelo y luego se pasa una mano fuertemente por el cabello dejando mechones desacomodados en todas las direcciones.
—Llámalo como quieras. —suspira. —Es cierto que había perdido casi todos mis poderes por ti, pero los recuperé cuando salvé a tu hermano.
— ¿Me estás viendo la cara de estúpida?
— ¡No, Dios, no! —la desesperación se refleja en su voz. —Cuando simplemente te dejé sin explicaciones no fue realmente porque quise hacerlo. ¿Crees que yo no estoy enamorado de ti? ¿Crees que no me dolió también? —niega con la cabeza.
—Parecía que no te importó en lo absoluto. —digo con rencor.
— ¿Estás hablando enserio? —suelta una risa dolida. —Voy a explicártelo todo, entonces.
—Ya era hora. —alzo las cejas y él aprieta los labios antes de hablar.
—El lunes que me fui de tu casa y prometí regresar no lo hice porque Zidane estaba aquí cuando llegué. Venía acompañado de otros dos enviados y entre los tres me apuñalaron hasta que perdí la conciencia. —agacha la cabeza y respira. —Ellos dijeron que se divertirían contigo esa noche y estaba muriéndome, literal, Meredith. No podía hacer nada para ir por ti cuando se fueron, se apoderaron de toda mi energía y los últimos poderes que me quedaban para dar. Me amenazaron por última vez, si volvía a acercarme a ti a la más mínima distancia ellos volverían a dañarte, en cambio, si me alejaba te dejarían en paz. Yo era nada a partir de ese momento, me lo quitaron todo.
Se detiene y cuando lo hace el recuerdo de cómo el aire se me iba aquella noche en navidad reaparece en mi cabeza.
—Después, el miércoles que viniste a mí diciéndome que habían secuestrado a Johnny y que te habían lastimado, me sentí enfermo. —su mandíbula se aprieta. —Los imbéciles no habían cumplido su palabra y yo no sabía que hacer. Mi primer impulso fue pedirte que te fueras, no soportaba tenerte cerca y no poder tocarte, abrazarte… besarte. Decirte la verdad. —da un paso hacia mí y me mantengo rígida, sin moverme. —Cuando te vi llorando, sin saber qué hacer, lastimada no sólo por ellos sino también por mí, y después diciéndome que me amabas… yo… —pone ambas manos en su cara y lo escucho maldecir por lo bajo antes de bajarlas. —Quería morirme, tal vez hubiera sido menos doloroso.