Entre mamá, Deina y yo terminamos de colocar los cubiertos, cristalería, platillos y bebidas que cenaremos esta Nochebuena faltando dos horas para las doce. Todos nos sentamos en el comedor para iniciar con la cena y cuando me sirvo ensalada mi abuela Mirna me reprende.
—Cariño, ¿No nos contarás sobre el chico al que rechazaste hace rato? —pregunta. ¡Oh, abuela! ¿Por qué tuvo que mencionarlo? Si tan sólo supiera que realmente no fue tan “rechazado” después de todo…
—Si, ¡Cuéntanos! —anima mi tío Ronald. Johnny, Carl y Bryan hacen un coro cantando “Iuuu” sólo para empeorar la situación. Rodeo los ojos y mamá, Carter y Deina me miran sonriendo culpablemente. ¡Oigan!
— ¡Se puso roja! —grita Carl.
— ¿Qué? No es verdad. —digo, einmediatamente bajo la mirada hacia mi plato con pavo horneado, puré de papa y ensalada.
—Si que lo es. —responde Johnny. ¡Agh! ¿Por qué tengo una familia tan malvada?
—Tú cállate. —le digo a mi hermano.
—Meredith. —advierte mamá mirándome. Pongo los ojos en blanco y tomo el tenedor para comenzar a comer.
—Ya díselo hija. —pide mi abuelo George hacia mamá. Frunzo el ceño porque se está refiriendo a mí.
— ¿Decirme qué? —trago saliva. ¿De qué hablan?
Hay un momento de silencio demasiado largo en el comedor, los cubiertos dejan de sonar, todos dejan de moverse y me miran como si acabara de cometer el peor crimen de la última década en los Estados Unidos de América.
—Lo escuchamos todo. —informa mamá.
Oh. No. No. No. ¡Mierda!
— ¿Qué? —susurro.
—Nos pareció escuchar a un intruso hacer mucho ruido afuera y mover escandalosamente las ramas del árbol para subirse a tu balcón. A la próxima dile que trate de ser más discreto si no quiere que todos los vecinos llamen a la policía. —dice mi tío Ronald.
Madre mía, ¡Justin! toda la sangre sube a mi cara rápidamente y se concentra en mis mejillas. Oh, por favor Dios… que no hayan escuchado lo demás… por favor.
—Él... él vino a pedirme perdón. —mi voz apenas sale. ¿Por qué no dejan de mirarme?
—Eso está claro. —dice mi tía Carter. Todo mundo continúa sirviéndose comida y siento un enorme alivio invadirme, pero la vergüenza es la misma. —No te preocupes, Mer. Escuchamos a lo lejos sus voces pero lo suficiente como para saber que tuvieron una pelea y después hubo silencio, no sabemos que pasó durante ese silencio. Luego se reconciliaron porque hubo risas y el criminal satisfecho y enamorado volvió a brincar desde tu balcón a un nivel más apropiado esta vez. Esto se parece a Romeo y Julieta. —bromea.
— ¡Tía! —me quejo. Todos ríen menos yo. ¿Qué es tan divertido? ¡Mencionó lo del silencio! Dios… creo que no les gustaría que entrara en detalles. —Mamá, ¿Por qué no… bueno, tú… no me regañaste o simplemente fuiste a sacarlo por las orejas?
Todos vuelven a reír y mamá me mira.
—Tu comida se enfriará. —dice señalando mi plato. Con el tenedor finalmente tomo un pedazo de pavo y lo meto a mi boca. Mmm… delicioso.
—Es Nochebuena, hija. El chico parecía devastado y a punto del suicidio por ti. Debiste ver sus ojos cuando le dije que tirara las rosas a la basura, casi sentí que se echaría a mis brazos a llorar. Sentí empatía por él y por eso no hice nada al respecto cuando lo escuchamos subir. En una fecha como hoy no quise ocasionar conflictos y tener una linda navidad. —toma de su vino y yo estoy tan sorprendida por sus palabras que apenas me trago el pavo que mastiqué.
—Tu madre es maravillosa, sobrina. —dice Deina.
—Si, y aún queremos saber sobre el chico. —reprende mi abuelo. Sonrío y agacho la mirada… ¿Debería contarles sobre Justin? quizá podría omitir algunas cosas. Si, algunas o DEMASIADAS cosas sobrenaturales que no necesitan saber.
—Pues se llama Justin. —informo.
—Eso no es nuevo, sácalo todo. Ya les dije que va en tu escuela y que según él tiene “buenas intenciones contigo”. Aún recuerdo su discurso romántico cuando nos presentamos el otro día. Si, parece buen tipo, pero necesitamos saber más… —dice Johnny comiendo un pedazo de pan.
—Oye, ¿Y a ti desde cuándo te interesan mis novios? —me atrevo a preguntarle. Algunos en la mesa ríen menos él.
—El niño está madurando. ¡Ya está en sus doce años! —Carter le revolotea el cabello rubio y Johnny frunce el ceño, enfadado. —La etapa de los celos maniáticos nivel hermano mayor comienza, en este caso hermano menor. Cuídate de este bomboncito, Mer.
— ¿Bomboncito? —rodeo los ojos. —Todos son bombones para ti, tía.
—Este bombón también. —dice mirando su pan antes de morderlo. Me río un momento.
—Anda, Meredith. Haz caso a tu hermano y cuéntanos un poco sobre tu Romeo. —solicita mi abuela sonriendo dulcemente.
Todos vuelven a mirarme así que supongo que no me quedan opciones; les hablaré de Justin aunque ni yo misma sepa realmente de lo que estoy hablando, o mejor dicho, a lo que me estoy enfrentando… si.
Habrá que omitir demasiados detalles esta noche.
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