Estoy tan perdida por las sensaciones que sus labios me provocan que apenas me doy cuenta de que ya no estamos elevados en el aire. Mis pies se sienten en una superficie firme de nuevo, me separo de su boca y volteo hacia abajo. Estamos sobre el tapete de mi habitación. Siento una punzada fugaz en el corazón por la rapidez en la que llegamos.
— ¿Por qué…
— ¿Por qué no sentiste que caías? —Completa. Asiento con la cabeza y él sonríe sin soltarme por la espalda. —Porque estando en la cuarta dimensión puedo llevarte a cualquier lugar sin que lo notes. En cambio en la tercera dimensión no puedo hacerlo, por eso sientes que caes y nunca tocas fondo. —Explica.
—Oh. —susurro. —Creo que me gusta más tu dimensión.
Su sonrisa se amplía.
—Puedo llevarte todas las veces que desees. —propone coqueto.
—Me supuse que lo harías. —respondo. —Es lo que un novio debe hacer por su chica… cumplirle todos sus caprichos.
Su expresión se torna de sorpresa cuando lo digo. Frunce el ceño como si no comprendiera y necesitara que se lo aclarara. Inclina su cabeza hacia lado izquierdo y me evalúa con curiosidad.
— ¿Eso fue un si? —pregunta asomando una dulce sonrisa. Yo simplemente asiento porque lo es. Me muerdo el labio inferior y él se moja los labios antes de sonreírme. —Oh, preciosa… —susurra.
Su proximidad a mi boca regresa, pega su frente contra la mía y aspira fuerte un par de veces. Puedo sentir su aliento contra el mío de nuevo, —lo cual me vuelve loca—, y me desespero por besarlo. Me pego a su boca con firmeza y suavidad pero no soy correspondida. Él se mantiene quieto y los músculos de sus brazos se tensan, me separo inmediatamente y lo miro a los ojos.
—Hey. —mi tono es preocupante. — ¿Qué pasa?
—Estoy bien. —dice, pero sé que miente. —Sólo recordé… algo.
— ¿Qué? —pregunto confundida. Deja de abrazarme por la espalda y me suelta por completo. Da unos pasos lejos de mí y se sienta en el borde de mi cama. Oh, no… ¿Qué tiene? me desespera no saberlo. ¿Fue mi culpa? demonios, espero que no. Me quedo callada un momento y luego recuerdo cuando estuvimos a punto de besarnos y él dijo que le habían “advertido” sobre esto y que tendría muchos problemas si lo hacía. — ¿Cuál es el problema, Justin?
—No creo que sea momento de decírtelo. —se pasa una mano por el pelo y se despeina un poco. Valla… es aún más atractivo. —Dejémoslo así.
— ¿Estás seguro? Creo que ahora que soy tu novia merezco saberlo.
Levanta su cabeza y me mira directamente a los ojos. Una sonrisa se arquea en su rostro y me contagia de ella.
—Ven. —pide señalando el lugar junto a él. Me acerco y me siento algo lejos pero él se encarga de tomarme por la cintura y pegarme a su cuerpo. —Eres la primera novia que tengo.
Me quedo en shock ante su afirmación. ¡¿Qué?! Es decir… ¿Alguien tan perfecto como él nunca había tenido novia? Debo estar soñando o alucinando, esta es la locura más locamente loca de todos los tiempos.
—Pero… —ni sé que decir. Volteo a verlo a los ojos con extrema confusión. —Es que eres tan… —Él sonríe. —Inteligente y guapo y sexy y… —Suelta una risita. — ¿Estás mintiéndome verdad?
— ¿Inteligente, guapo y sexy? —Pregunta divertido. — ¿Soy todo eso para ti?
—Eres más que eso, Justin. —digo y por alguna maldita razón me sonrojo. — ¿Cómo es posible que no hayas tenido otras novias antes?