Capitulo 26.

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Va vestido con el uniforme de su equipo de fútbol americano así que no me cabe duda de que va en camino a la escuela para la competencia. No lleva el casco puesto ni las hombreras pero trae una mochila colgando de su hombro donde seguramente los guarda.

Sus ojos tan azules e intimidantes como siempre me evalúan con cautela un momento, después se concentra en sostener mi mirada y me hace tragar saliva. No parece el Mathew que conozco, tiene el rastro de un pequeño morete muy débil bajo su ojo derecho pero aún notable, su cabello rubio está algo despeinado y no lleva la firmeza hacia arriba que él siempre cuida, su expresión es indescifrable pero por su mirada concluyo que está confundido y posiblemente muy, muy molesto. 

—Antes de que me cierres la puerta en la cara —susurra—, ¿Podemos hablar?

No sé que diablos siento en mi estómago pero no me gusta, es una sensación horrible, una muy parecida a cuando… lo vi engañándome con Fanny. Dejo pasar algunos segundos para responder.

—Estaba por irme. —respondo.

—Losé. —Me mira de pies a cabeza. —Pero necesito respuestas. No me iré de aquí sin saber quién era ese sujeto que me atacó. 

Una fugaz punzada atraviesa mi corazón.

—No lo sé. —miento. —Estoy tan confundida como tú. 

— ¿Confundida? —Una sonrisa sarcástica se forma en su boca. —Eso déjamelo a mí. Yo fui golpeado brutalmente y luego elevado en el aire por mucho tiempo. ¿Qué te pasó a ti? —Hace una pausa e intensifica su mirada. —Oh, si. Nada. —Su tono se eleva. —Ese imbécil apareció de la nada y se hizo el héroe contigo. ¡No me digas que no lo recuerdas si te oí pronunciar su nombre! —grita y me sobresalta. — ¡Justin, Justin, suéltalo, no le hagas más daño! —hace un intento por imitar mi voz y eso me enoja demasiado. — ¿Crees que soy idiota? ¡Lo escuché todo! Ese cabrón me llamó marica y me trató a su gusto. 

Mi respiración se acelera y sé que estoy a punto de decir demasiadas cosas de las que luego me puedo arrepentir. Ya me ha pasado antes con mamá. Cálmate, Angélica. Después de todo Mathew tiene razones para estar así de molesto. 

—No tengo porqué hablarte de él cuando ni siquiera yo lo conozco. —digo calmadamente aunque por dentro esté todo lo contrario. —Sólo sabía su nombre porque su camisa lo decía.

— ¡Mentirosa! —grita. Sorpresivamente me toma por los hombros y me empuja hacia adentro. Cierra la puerta detrás de nosotros y me tumba contra ella. La fuerza que ejerce me hace jadear, mis latidos se aceleran mucho más y por primera vez siento miedo del hombre que alguna vez fue mi novio y creí amar.

— ¡Suéltame! —mi voz es entrecortada. Mathew me mantiene firme entre la puerta y su cuerpo. Hace unos meses me parecería excitante, ahora me parece asqueroso. Puede ser el tipo más guapo de la escuela, si, pero me engañó, y para mí eso no tiene perdón.

—Tú sabes todo sobre él, estoy seguro, joder. —deja caer la mochila que traía en el hombro al suelo. — ¿Qué te hizo? ¿Alguna clase de hechizo para que no hablaras? —Aparta sus manos de mis hombros y ahora las coloca en ambos costados de mí, acorralándome. —Dime cómo me elevó de esa forma. Dime dónde encontrarlo y te dejaré en paz.

—Aquí estoy así que será mejor que la dejes en paz ahora. 

La voz cercana y aguda de Justin nos sobresalta a ambos. Mi piel se siente electrificada otra vez y es entonces cuando Mathew se gira hacia él. Justin está parado a unos metros de nosotros y no me mira a mí si no a él, no le aparta en ningún momento los ojos de encima y siento varios escalofríos rondar por mis venas.

Desde el más allá.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora