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- Por favor, ayúdame... ¡Te lo suplico! - la chica menor le gritaba mientras que Alex solamente la miraba desde lo alto.

- Tu no me ayudaste cuando te necesité - la menor la miró con pánico - así que ahora tendrás que buscar una manera para salir de esta sola.

Alexa se dio la vuelta, dejando a su hermana colgando de lo alto de un barranco. Podía escuchar sus gritos pidiendo ayuda, suplicantes pero ella no volteó ni cuántos supo que ya había caído.



Alexa abrió los ojos y recordó todo lo que había pasado. Se había desmayado en la veterinaria después de que el nogitsune la atacara. Ahora se encontraba en brazos de Scott, quien la llevaba a su apartamento.

- Puedo caminar sola, ¿lo sabes, no? - Scott inclinó la cabeza en su dirección y una sonrisa se dibujó en su rostro. - Con un iratze y estoy bien.

- Ni que pesaras tanto - dijo mirando en otra dirección - además, tengo súper fuerza ¿recuerdas?

- Presumido...

Scott soltó una leve risa que hizo que Alex se sintiera orgullosa; de menos le había sacado una sonrisa desde que Stiles se fue a Eichen House.

- ¿Me dejarás acompañarlos cierto? Por el rollo de Katashi.

- Por supuesto que no. Es muy peligroso...

- Is mi piligrisi - lo imitó ella con voz chillona - soy una cazadora de sombras, literalmente nací para el peligro.

-En primer lugar, ya lo sé; y en segundo, yo no hablo así - contestó con una sonrisa.

- Solo déjame ir.

Scott no contestó debido a la reciente llegada de la cobradera.

- Señorita Oakfield - la llamó la Vieja - tengo que recordarle que si no paga su renta en esta semana, para la siguiente estará fuera del edificio. - dijo ésta un poco enfadada y se largó a paso rápido.

Scott le dirigió una mirada de preocupación.

- ¿Por qué no me dijiste que no tenías dinero? Podría ayudarte, tal vez quedarte en mi casa o ver si hay una vacante en la clínica. - Dijo después de dejarla en el piso.

- No quería molestar, siento que pido demasiado, si ya es mucho que... - se detuvo al ver una pequeña caja puesta sobre la mesa del comedor y sobre ella una carta.

- ¿Qué sucede, Alex? - ella no respondió solo corrió a coger la carta.

Alex,

Sé que es difícil. Incluso más de lo que pienso; no logro dormir pensando que tal vez hoy o mañana ellos te encuentren y no sobrevivas a la transición. Y quiero decir que hoy sentí algo que no sentía desde la muerte de mi padre, miedo de verdad. Miedo por ti. Pero entendí que tú querías hacer esto sola, no me querías ahí y eso me devastó.
Recuerdo que cuando teníamos once años mi madre fantaseaba con la idea de que me casara contigo, y yo igual a decir verdad. Soñaba que celebrábamos la ceremonia, nos colocábamos las runas y caminabas hacia mí con un hermoso vestido dorado... ese fue el último deseo de mi padre. Jamás nadie pensó que la clave te inculparía de un delito que yo sé que no cometiste.
A lo que voy con esta carta es que quiero dejarte en claro que por fin el día de hoy, pude dejarte ir.
Alexandra Carstairs; te amé, te amo y te amaré hasta el final de mis días. No me olvides.

Con todo el amor de mi alma,
Matt Lightwood.

Alex no supo exactamente en qué momento comenzó a derramar lágrimas, solamente cuando sintió las mejillas empapadas se dio cuenta de lo mucho que le dolía.

- ¿Alex? ¿Alex estás bien? - la chica casi había olvidado que Scott se encontraba a su lado.

Dejó la carta de lado y abrió la caja que estaba sobre la mesa redonda. Dentro había un anillo de plata con el estampado de un castillo en el centro, el sello de los Carstairs. Fue entonces cuando comenzó a llorar y sollozar.

- ¿Alex? ¡Alex! - Scott la tomó por los hombros y se encogió para mirarla a los ojos. - ¿Estás bien? - ella solo negó con la cabeza.

El chico la atrajo hacia sí y la abrazó fuertemente; podía sentir como ella lloraba en su hombro, mojándole la camisa. Él le acariciaba la espalda suavemente y murmuraba cosas intentando ser positiva. Algo dentro de él se rompió al verla así, tan vulnerable y débil, porque sabía que tal vez no lo volvería a hacer.








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- ¿Por qué no está ella con nosotros? - preguntó Ethan al ver que Alex seguía sin llegar.

- Hubo complicaciones, básicamente no la dejé venir - contestó el alfa.

- ¿Es una broma? De por sí el plan ya es un asco - Scott se encogió de hombros ante el comentario de Aiden.

- Va a salir bien - animó Allison.

Kira bordeó la camioneta blindada, escondiéndose en cuanto llegó Parrish.

- Deberíamos hacer algo - murmuró Allison. - Demasiado tarde.

- Danos ese dedo - ordenó Scott al tipo grandote mientras que Allison lo apuntaba con su ballesta.

- ¿Y por qué debería hacerlo?

Básicamente el tipo se negó a hacer las cosas por las buenas y no quedó de otra más que conseguir el estúpido dedo por las malas.

Kira se tiró sobre él intentando dar un ataque sorpresa que no salió muy bien. Las flechas de Allison se gastaban en vano e Ethan y Aiden quedaron fuera de la jugada después de un fuerte golpe en la cabeza. Scott daba un golpe tras otro que resultó ser únicamente útil para que lo tiraran al piso de un golpe.

- Tienes los ojos de un alfa, pero ¿dónde está la fuerza? - comentó el agresor.

Una simple aclaración de garganta se escuchó de la parte alta de la camioneta. Scott casi se golpea mentalmente al encontrarse a Alexa parada sobre ésta, con su típico traje negro y una brillante espada en la mano derecha.

- No sé si te habías dado cuenta pero... me tiene a mi - se dejó caer desde lo alto y calló doblando un poco las rodillas. Sólo para agregar dramatismo le dio una vuelta a Raphael con su mano.

- ¿Y tú qué eres? - Alex sonrió cínica.

- Tu peor pesadilla.

Antes de que le diera tiempo de pensar, la chica lanzó una estocada que de suerte logró parar con sus garras. Sin borrar su sonrisa Alex presionó con más fuerza la espada, haciendo que su atención se desviara y tuviese la oportunidad de golpear, básicamente el punto débil de todo hombre. Tomó el dedo plateado del suelo.

- Perra - escupió el hombre mientras se tiraba de rodillas.

- Esta perra te venció.

Le lanzó el dedo a Scott, quien se moría de ganas de reprocharla por no quedarse en casa, pero había conseguido lo que necesitaban así que simplemente le sonrió en señal de agradecimiento.

Allison estaba segura de que nunca se había sentido celosa, sobre todo de Alex. Pero ver la forma en que le sonreía le hizo sentir una punzada de celos que se arrepintió de sentir.
















Nefilim • teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora