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Las palabras y los pensamientos no parecían querer desaparecer, solo seguir repitiéndose constantemente. Parecería masoquista, pero Matt sinceramente no quería olvidarlo, solo quería que cambiara.

El chico estaba recostado en su cama, mirando el techo de su habitación. Había ido a cazar un cambia-formas cerca de Brooklyn para distraerse, pero eso solo logra que casi lo maten, de no ser por Iris que le salvó el pellejo. Fuera como fuese, Matt simplemente había llegado al instituto e ignorar las constantes preguntas de la chica sobre Alex y se recostó en la cama sin molestar en sacarse las botas.

Quería mantener vivo ese recuerdo, porque sería el último que tendría de la chica que amaba. Sabía que había dicho que iría a su sentencia, pero también sabía que no sería capaz de resistirlo, así que no iría al igual que Iris. Suspiró. Se odiaba a sí mismo por ser tan duro con ella, pero sabía que era necesario.

- ¿Sabes? Tocar aún está de moda. Siquiera avisa que vas a llegar o algo, las personas ocupan privacidad - habló sin moverse de esa posición, sintiendo la mirada del ángel constantemente sobre él.

- Es una emergencia. Es sobre Alex. - Matt siguió sin moverse, pero prestó más atención.

- ¿Qué con ella? - preguntó intrigado.

- Ya hablé con los nefilim. Yo no puedo matarla, eso va en contra de mis principios, sea quien sea. Pero me temo que ellos ya tienen las armas necesarias. - explicó Raziel.

- Las espadas arcángel - murmuró Matt, incorporándose. Agitó la cabeza levemente - No tiene sentido, ya está muerta. No hay manera de que viva, y aunque sea así, no hay manera de que sus pecados sean perdonados.

El ángel lo miró serio, casi a manera de reproche; esa exacta mirada que hace tu madre cuando quiere regañarte por algo pero están en público.

- No tienes fe, Lightwood. Todos los pecados pueden ser perdonados. Pero siempre debes de tener fe.

- No ahora. Su alma está consumida... El fuego celestial quemaría su alma.

- Subestimas el poder humano, nefilim. 

Matt desvió la mirada, concentrando su atención en las sábanas de su cama, lo cual fue mala idea, también eso le recordaba a Alex. Cuando alzó la mirada ya no había señales del Ángel.

Miró a su lado derecho y se encontró a sí mismo deseando que ella estuviera ahí, mirándolo con una amplia sonrisa. Y entonces recapacitó. No podía quedarse sin hacer nada. Debía luchar.

Y tenía un plan.

•••

10 horas antes

Alex había vuelto a entrar en la veterinaria. Tenía un plan. Un terrible plan, pero al fin y al cabo, algo es mejor que nada ¿no?

- Okey, con esta mierda que le robé a Deaton, y no se burlen porque es más peligroso de lo que parece, ya saben que lo digo por Stiles...

- ¿¡Qué es!? - exclamó el aludido con curiosidad, haciendo que Alex solara un bufido.

- Es polvo de hada, ¿Okey? - Stiles contuvo una carcajada, ganándose una mirada amenazadora por parte de la rubia. - Bien, como sea. Con esta cosa, me induciré a un sueño de diez horas mínimo, pero cuando despierte Scott tendrá que darme la otra dosis de sangre de Ángel. No dudes ni un segundo en hacerlo... no quiero que al despertar mi alter ego intente asesinarte.

Nefilim • teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora