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No sabía a dónde ir, no sabía qué hacer sinceramente. Pensó rápido y lo único que se le ocurrió fue ir a casa de Scott, peor al no encontrar a nadie hizo lo primero que se le pasó por la mente, una runa de rastreo.

Tomó una almohada de la cama de Scott e inmediatamente el peculiar y agradable aroma del chico la embriagó; agitó la cabeza para repeler ciertos pensamientos indebidos que llegaron a su mente. Después de un par de minutos la runa hizo efecto, proyectando la imagen de un lugar en su mente.

- ¿La escuela? ¿Pero por qué demonios están en la escuela? - murmuró para sí.

Se dijo a sí misma que estaba haciendo demasiadas preguntas, ellos la necesitaban, podía sentirlo. No tenía tiempo para ir por más armas, así que simplemente improvisó una funda de espada y tomó la katana Oni que había ganado en batalla. Normalmente un cazador de sombras no guarda trofeos de peleas ganadas por qué simplemente combaten demonios, pero Alex ya no era una cazadora de sombras, ya no más. Así que se tomaría el lujo de conservar el arma.




• • •




Pensó que simplemente sería más sencillo entrar por la puerta trasera de la escuela, pero aunque así lo fuera, al parecer había llegado tarde. Había Oni en todos lados, vigilando cada esquina y rincón del perímetro. No la oirían, ya que llevaba una runa de silencio, pero aún así ellos podían olerla.

- Vamos, Alex. Solo son un par de Oni casi invencibles, pero ya venciste uno así que... tú puedes.

Al término de pronunciar esas palabras cayó en la cuenta de que se estaba hablando a sí misma. ¡Genial, ahora me estoy hablando a mí misma! Me estoy volviendo loca, definitivamente.

El brazo le ardía, a pesar de haberse hecho un iratze y que su piel estuviese físicamente sanando, en su interior aún sentía un terrible dolor, como si el veneno se hubiera quedado impregnado dentro de ella. Lo ignoró por completo y decidió acercarse a la entrada principal, la cual también estaba rodeada pero no importaba, por qué en su interior sabía que podría vencerlos.

Desenfundó la katana al momento en que se acercaba, los dos Oni que vigilaban la entrada dirigieron su amarilla mirada hacia ella, pero ni siquiera se inmutó cuando éstos se prepararon para pelear. Lanzó una estocada al primero, la cual logró parar, justo cuando el segundo Oni se abalanzaba sobre ella para apuñalarla, Alex se agachó haciendo que la katana del segundo Oni sobresaliera por el estomago del primero, el cual se desvaneció pasados unos segundos.

- ¿Con qué además de la plata, sus propias armas también los matan? No son tan invencibles como dicen, eh.

El segundo Oni emitió algo muy parecido a un gruñido antes de abalanzarse sobre ella. Alex se hizo a un lado y desarmó a la criatura de un solo golpe; tomando ambas katanas, lo acorraló contra la pared.

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Nefilim • teen wolfDonde viven las historias. Descúbrelo ahora