Todos y cada uno de los estudiantes de la academia estaban bastante atareados y nerviosos. Aquella mañana eran los últimos preparativos para el gran baile que se realizaría aquella noche. Cada uno según su alice, tenía una actividad que realizar. Aoi, estaba encargada junto a otros estudiantes de la orquesta que tocaría en el baile. Hibiki como presidente del consejo estudiantil, iba de un lugar a otro controlando que todo estuviera en perfectas condiciones. Rei se encontraba en el sector cosina, preparando unos deliciosos pasteles de crema rosa y chocolate. Ichirou se encontraba en la entrada de la academia, revisando que las personas de la lista –la familia- estuviera llegando acorde a lo planeado en sus determinados horarios y siendo llevados a sus respectivas habitaciones que se les habían designado anteriormente para poder estar y alistarse antes de la gran fiesta.
Mientras tanto, Akira se encontraba sentada en una de las hermosas mesas que se encontraba fuera de la cafetería, mirando el batido de vainilla que tenía frente a ella, pero en su mente solo rondaba el plan que aquella noche pondría en práctica. No usaría ni un poco de su alice, por miedo de que este sufriera alguna dificultad y que no podría ser utilizado luego; una idea obviamente estúpida, pero que por las circunstancias era inevitable tenerlo como posible teoría de todo lo que podía salir mal.
-Ah! ¡Aki-nesan!- Escucho una dulce voz a un lado.
Akira miro en la dirección de donde provenía la voz, encontrándose con las pequeñas Akaba. Había pasado bastante tiempo desde la última vez que las vio, ya que con todos los atentados de la OAA, la escuela primaria se encontraba protegida por una barrera interna, para mantener seguros a los más pequeños.
-¡Lala-chan! ¡Mei-chan!- Exclamo al verlas. -¿Cómo han estado pequeñas?- Las miro, mientras estas se acercaban.
Lala llevaba un hermoso vestido rosa con bolados hasta la rodilla, unos zapatos de charol rojos; mientras Mei, completamente opuesta a su prima, tenía una falda negra con una camisa a cuadros rojos y negros, unas medias rojas debajo de la rodilla y unos borcegos negros. A Akira le encantaba ver el contraste que hacían con sus alices cada una.
-Siéntense.- Las invito, indicando las sillas frente a ella, mientras las miraba con una sonrisa.
Rápidamente se acercó una pantalla con una cara consiente y mecánica, impulsada por un par de hélices a sus costados; eran los meseros del lugar. Tomo la orden de las pequeñas –sándwiches de huevo con té verde para Lala, y pastel de chocolate con batido de fresa para Mei-.
Así se quedaron por un largo rato, hablando sobre la academia y anécdotas nada normales que sucedían en la misma. Al parecer Lala no tenía unas notas muy buenas, mientras Mei era la única con la calificación de estrella especial de su año. Contaban que durante el aislamiento de la escuela primaria, los niños se sentían muy tristes y solos, ya que no podían salir a ningún lado sin supervisión de los profesores, y los recorridos no eran más que de la escuela a los dormitorios.
Akira las escuchaba con atención, comentando recuerdos de vez en cuando de cuando ella iba a primaria. Todos reían, porque bueno, a partir de los once años, Akira no fue otra cosa que problemas en su máximo esplendor.
Así siguieron, hasta que otras niñas llamaron a Mei y Lala, para ayudar con los últimos toques del salón. Mientras tanto, Akira se dirigió al sector de las flores, donde ayudo con los distintos arreglos florales que debían hacer para la decoración del interior y exterior del lugar.
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-Oooh! ¡Ichirou! ¡Mi niño!- Nonoko corrió hacia su hijo para apretujarlo y besarlo como nunca antes lo había hecho. Ichirou se limitó a quedarse quieto, con aquella cara amargada que ponía cuando estaba avergonzado.
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El pasado de mis padres [Gakuen Alice]
FanfictionUnos años después de que Sakura Mikan se gradúo de la Academia Alice, comenzó a vivir junto a Natsume Hyouga. Estos tuvieron dos hijos, Hyouga Hibiki (16) y Hyouga Akira (15), ella es tratada como la princesa de papa; al tener hijos Natsume se ablan...