9.- La Fogata

1.3K 72 2
                                    

Narra Lucas

<<Que grandiosa idea la de la fogata>> Claro que no, eso solo empeoraba mi situación.

Maya se sentó al lado de Josh. Todos miraban la fogata mientras yo la miraba a ella como aquella noche. <<Detente>> demonios hasta mi conciencia tenía su voz.

Me reí ante eso y de pronto todo cambió.

Josh también la miraba, tomó su rostro en sus manos como yo lo hice. Iba a besarla, como yo no pude hacerlo.

Giré mi rostro, no quería ver eso.

-Lo siento. No. No puedo - la oí decir. Volteé pero ella ya había corrido hacia la casa.

Josh se quedó atónito. Riley se acercó a él.

Narra Riley

Todo estaba planeado. Sabíamos que si hacíamos una fogata, le traería recuerdos a Maya. Estaba funcionando hasta que Josh la quiso besar. Ella se puso de pie pidiéndole disculpas y diciendo que no podía, antes de irse corriendo dentro de la casa.

Me acerqué a mi tío Josh, él debía saber lo que estaba pasando.

-Tengo algo que decirte - le dije a mi tío.

-¿Que pasó Riley? - preguntó refiriéndose a Maya.

-Creo que Maya sigue queriendo a Lucas - le solté.

-No eso no puede ser. A ella nunca le gustó, lo sabes.

-Ella estaba confundida pero creo que en realidad a ella le gusta Lucas, aunque no quiere reconocerlo.

-Pero yo creí que todo era porque se preocupaba por ti.

-Ella se preocupa por mí, como yo por ella. Pero esos sentimientos por Lucas vienen desde antes.

-Pero él es tu novio y te escogió a ti.

-Ya no somos novios. Él también se equivocó con sus sentimientos hacia mí y Maya.

Decir en voz alta todo aquello fue genial, me quitó un peso de encima.

A esa edad es difícil reconocer nuestros sentimientos, escogemos personas que creemos amar sin saber que la verdadera persona amada es otra.

Narra Lucas

Riley ya le había contado todo a Josh. Este se acercó a mí - Así que es verdad. ¿Tú quieres a Maya? - preguntó.

-Si Josh - me límite a contestarle solo eso.

-Entonces díselo.

-¿Y si ella no siente lo mismo? - ese era mi temor. Si le decía a Maya lo que sentía y ella no me correspondía, nuestra amistad y todo quedaría arruinado.

-Eso debes preguntárselo a ella.

Se puso de pie y se fue.

Al parecer tenía razón. No podía vivir con miedo de no ser correspondido. Maya tenía derecho de saber lo que yo sentía.

Decisiones ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora