Sentado en el banco

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Lo que pasaba con la primavera, era que por más que quisieras mantener la calma, esta, con el sol alteraba más tus pensamientos. Y más sí eran como los que tenía Fer, esperando ver llegar a Puro; recargado en sus rodillas, dando vueltas entre sus dedos a una pequeña caja, con la espalda llena de calor contenido. Rascando su nuca. Estaba nervioso, la forma en que le había dicho "tengo algo que decirte" sonaba terrible, que se hacía mil ideas de lo que podía decirle. Tal vez alguien se le había adelantado para declararse ante Puro. Porque, siendo honestos había comenzado a ser más visible y cualquiera podría enamorarlo...

Y por fin lo vio; esquivando a la gente, ofreciéndole sonrisas a cada uno con quién chocaba intentando evadir a alguien más; con botines cafés, vaqueros negros playera azul con algunos botones desabrochados y su camisa a cuadros blancos y azules abierta. Ocultaba sus ojos detrás de unas gafas de pasta negra.

- ¡Hola! - exclamó efusivo tras un fuerte y largo abrazo, en el cual Fer se fundió y aspiró ese sutil y dulce aroma a Valentino que tenía Puro.

- Hola guapo - soltó Fer ya sin pensarlo. A ver sí despertaba del sueño que entretenía sus pensamientos y se enteraba de que le gustaba.

Puro sonrió ante ello. Él estaba convencido, ahí, colgado de su cuello lo supo: la mirada de Fer era lo único que quería ver, sus manos, las cuales no dejaba de tomar con firmeza, eran lo único que quería sentir y su pecho el único lugar que quería habitar y en el que quería estudiar.

- Bueno. Dímelo ya, que parece que en nada revientas... - separándose de Puro quién tardó un poco en quitar sus manos del cuello de Fer.

Puro volvió a sonreír -, sí. Es que estoy flipando y, bueno - desviando un poco la mirada -, quería que fueras el primero en enterarte - ofreciéndole una sonrisa picarona.

- ¿El qué? - metiendo sus manos en sus bolsillos.

Puro tomó aire y junto sus manos emocionado -: ¡estoy enamorado!

- Ah - fue lo único que pudo articular ante tal noticia, luego de sólo ver al bajito que estaba frente a él. Quería en medida de lo posible que su sonrisa no se viera tan forzada pues seguía buscando una respuesta: - ¿y de quién?

Tratando de no sonar celoso y cabreado por pensar qué le iba a hacer al chico que nombrara. Cruzando los brazos, abriendo un poco las piernas, porque fuera quién fuese cuidaría a Puro. Tal vez aquel chico era un hijo de puta que...

- Ven, que no quiero que todos se enteren - Fer se acercó su oído cerca de la boca de Puro.

Sintió una risilla cálida emanar de la boca del rubio antes de confesarle: - estoy enamorado de un moreno alto solelo que me ha conquistado por su forma de ser...es que tiene un salero... - mordiendo su labio -. Creo que le conoces. Le dicen Fer...

Eso sin duda dejó perplejo a Fer. ¡Era verdad! Todo lo que había hecho no había pasado desapercibido por Puro que...había echado carrera riéndose. Esquivando a todo el mundo comenzó a seguirlo, no lo iba a dejar ir y ahora menos que lo había dicho, ¡estaba enamorado de él! Puro miró una vez más hacia atrás pensando que no lo alcanzaría, pero lo hizo.

- ¿Creíste que me dirías eso y te irías sin represalias? - tomándolo de la cintura y levantándolo por los aires, sin oponer resistencia.

- Sí - riendo, disfrutando del aire.

- Pues no - llenándolo de besos en toda la cara, haciéndole cosquillas, riendo, perdiendo el control por la alegría, ignorando que llamaban la atención por tanta parafernalia que hacían en mitad del parque. Dejándose llevar por fin, sin contener más sus impulsos de tenerlo cerca y tomarlo.

Sus respiraciones eran una sola, la risa era inquieta, sus narices ya estaban juntas. Ahí estaba, frente a él, era ahora o nunca. Tomó sus mejillas y antes de coger en un suspiro el valor necesario, Puro sonrió y se separó.

- Ven. Quiero mostrarte algo.

-/-

Cuando llegaron al edificio de Puro, lo habían hecho con las manos entrelazadas. Viéndose y sacándose risas de lo bien que había ido el día. Su primer día juntos.

- ¿Tienes frío? - apresurándose a quitarse la cazadora.

- No - deteniéndolo. Claro que no tenía frío, ni siquiera había sentido miedo de tomarle la mano a Fer y no haberla soltado en todo el día; temblaba porque ya no podía contenerse de hacer algo:

- Cierra los ojos - indicó Puro juntando sus manos, a lo que Fer obedeció emocionado, su primer beso.

Puro respiró hondo y se fue acercando poco a poco, acercando sus manos al pecho de Fer pero sin tocarlo, haciendo que este, comenzara a temblar por sentir su respiración chocar contra su pecho, contra su cuello y por por fin pudo sentirlos; un par de  finos, tibios, nerviosos y suaves lienzos de seda que consiguieron que la cabeza del moreno se volviera un espacio vacío.  Sintió un aire lleno de alegría y luego nada.

- ¡Eso es todo? - gritó al ver que Puro caminaba a la puerta de su edificio. Sin dejar de sentir ese espacio donde la mejilla y los labios convergían sonrió confundido.

- Te veo mañana - le gritó caminando hacia atrás.

Fer aplastó su expresión. Volvió a su auto despacio, sintiendo todavía la huella de los labios de Puro cerca de sus labios, soltó una risa. Mientras buscaba las llaves del coche, sintió la cajita con el regalo y así al voltear, Puro lo tomó del cuello y le plantó un beso. Su primer beso: torpe, mojado y con mucha falta de sincronía, pero lleno de amor que pronto dejó de serlo, porque se convirtió en fuego y luego en hogar.

- No pude resistirlo - recuperando el aire.

- No sabes lo que has hecho... - volviendo a chocar sus labios con los de Puro.

- Debes irte - separándose luego de varios besos más.

- Claro - poniéndose en orden. Iba a ser difícil conducir en tal estado de embriaguez -, pero antes - sacando la caja y tomando el objeto:

- No es cierto... - dijo Puro al ver el Áuryn en la mano de Fer -, no... - tomándolo, era real, no sabía qué hacer más que gritar y colgarse del cuello del moreno - ¿no es broma, o sí? - se detuvo a verlo a los ojos verdosos que tenía Fer.

- Nunca he sabido hacer ese tipo de bromas...

- Gracias - dándole un beso en los labios; uno rápido para no prenderse de nuevo de esos labios.

- ¿Quedamos mañana?

- Claro

Te voy a enamorar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora