Tus manos

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- Pero bueno - llamó la atención de Fer -, que sorpresa, ¿tú por aquí?

El moreno lo miró asustado.

- Ramiro.

Su instinto hizo que mirará por detrás del hombro de ese chico, en dirección del baño. Temía que Puro lo viera o Ramiro viera a Puro. Sin invitación alguna se sentó donde Puro había dejado su vaso, contemplándolo con una sonrisa burlona. Lo había conseguido, Ramiro sabía las debilidades de las personas.

- ¿Vienes solo o esperas a alguien? - viendo la tensa expresión de Fer, la que lo hacía reír mar.

- Vengo con alguien - poniéndose de pie sin darle alguna explicación, pero Ramiro le detuvo.

- Espera a que vuelva, puedo hacerte compañía...

- No. Debo ir al baño - insistiendo en ponerse de pie.

- He dicho - esto primero con un tono forzado de paz -, que lo esperes aquí.. - obligándolo a sentarse de nuevo.

Fer le miró. No quería armar un alboroto. Sí hacia algo contra Ramiro seguro lo sacaban y Puro se quedaría solo así que decidió seguirle el juego al chico frente a él.

- Dime - dando un sorbo del vaso de Puro -, ¿cómo va la relación con... El Purito?

Fer no respondió.

- Seguro que te lo has follado hasta que le sangró el culo...

Fer apretó los puños sobre la mesa.

- Venga. Que era broma. Que sé que ese se hace el difícil.

- ¡Me voy! - Ramiro lo detuvo de nuevo le dijo:

- Sí quieres tengo unos amigos que... - sintiendo su móvil en su bolsillo -... Que han llegado.  Puedes irte - soltando la manga de Fer - dejando la mesa.

Fer se echó a correr directo a los baños, gritó el nombre de su novio, miró por debajo de las cabinas, no había nadie. Miró a su alrededor, había una ventana abierta, al acercarse miró una escena que lo hizo perder la cabeza: un grupo de matasietes lo llevaba arrastrando del cabello y sus brazos. Lo tenían callado con un trozo de tela negra en la boca; el castaño pataleaba, se forcejeaba, pero todo era en vano.

- ¡Deja de moverte, maldito maricón! - le gritaron soltándole una parada en el vientre.

- ¡Puro! - saltando la ventana, corriendo para detenerlos.

El castaño lloraba del susto, trataba de no pensar en otra cosa que no fuera zafarse de ellos, pero era inútil. Por fin, luego de un tiempo se detuvieron y lo dejaron caer en el piso. Lo sujetaron entre dos, estaba cansado pero sus lágrimas seguían cayendo.

- Anda. Espabila - dándole una bofetada, para que lo viera; a ese chico frente a él; lleno de odio y resentimiento; dispuesto a hacerle cualquier cosa al castaño que temblaba frente a él. Sus ojos se abrieron al verlo.

Ramiro sonrió maliciosamente, seguramente esto lo disfrutaría como nada en la vida. Comenzó acercándose a Puro, que esperaba un golpe, pero en vez de eso, la palma de su mano tocó su mejilla roja y húmeda, asustándolo más.

- Esto va ser divertido - sentenció poniéndose por fin de pie.

El resto cerró filas al ver que Ramiro se desabrochaba el pantalón. Otro más le quitaba la mordaza para que Puro, en un hilo de voz suplicara: "no por favor... por favor..."

- ¡Quita tus manos de mi novio! - gritó Fer golpeando con un trozo de metal que había encontrado a todos los que lo rodeaban. Uno tras otro caía hasta que se detuvo en seco al ver a Puro delante de Ramiro que tenía su brazo alrededor de su cuello.

Te voy a enamorar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora