Fer aparcó el coche. Ya no temblaba como la primera vez. Esta vez estaba incluso estaba un poco más entusiasmado y más seguro de que esto no iba a salir mal como hace dos días.- Pero bueno. Que sorpresa - abriendo la puerta del copiloto. Aventando su mochila a la parte trasera.
- Eh. Pero cuidado, que llevo cosas delicadas... - viendo que todo siguiera en su sitio.
- ¿Una canasta de picnic? - preguntó Nacho en tono burlón mientras abrochaba su cinturón. Viendo la sonrisa picarona que llevaba esa mañana su amigo.
- Pienso pedirle a Puro que sea mi novio.
La expresión de Nacho se desbordó de su rostro.
- ¡No es cierto! Mi chico está creciendo - dándole palmaditas en su espalda -, y me parece demasiado ridículo esto del picnic... Pero creo que Puro lo merece.
- Es romántico - admitió emocionado Fer.
- Lo sé - bajando la ventana.
Cuando llegaron, aparcaron lejos, para no encontrarse con Renzo o Puro.
- Eh - detuvo a su amigo -, pero de esto ni una palabra a nadie.
- Que no... - repeló Nacho, girando sus ojos.
Ocultaron todo hasta el descanso más largo del día, cuando decidieron ir de nuevo a por la canasta. Nacho quería ver ese momento, cuando por fin se le declararía. Fer lo tenía bien pensando: huir de la escuela en mitad de las clases y llevarlo a algo sitio lejos "sólo por el mero gusto de hacer una locura", le diría a Puro para convencerlo de hacerlo. Luego de comer y de ver cualquier cosa por fin de lo preguntaría. Era el mejor plan que pudo organizar en un día y medio.
- Cuida esto... Ahora vengo - saliendo en busca de Puro.
No pasó mucho tiempo antes de que Renzo pasara por ahí revisando su móvil y viera a su novio con una canasta colgado de sus manos, mirando a todos lados sin pretensión alguna más que la de cuidar algo que le pertenecía a su amigo.
- No puede ser! - llamando la atención del moreno fornido. Provocando que los ojos y la boca de este se abrieran al ver un problema acercarse rápidamente y con una enorme sonrisa como no había visto antes.
- No... - dijo Nacho al ver tan cerca a Renzo, viendo su expresión. Habían pasado ya varias cosas que un desaire más generaría un conflicto más grande -... No esperaba que salieras tan pronto... - riendo nervioso.
Madre mía. ¿Qué le iba a decir a su amigo? Era algo especial esto que hacia.
- ¿Era una sorpresa? - preguntó Renzo a lo que Nacho asintió firmando su sentencia - ¡Tú siempre tan lindo! Lo siento - recibiendo un beso en la boca en mitad del pasillo.
- ¿Nos, nos sentamos? - buscando una salida para que su amigo no lo viera.
- Claro.
Lo hicieron una jardinera. Nacho abrió lentamente la canasta y ahí había: un mantel a cuadros de varios colores; loza azul (color favorito de Fer y Puro); un termo; pastas (que seguro había comprado en la confitería más cara de Gran Vía), macarrones franceses y zumo de naranja. Se sintió fatal de usarlo, pero Renzo era un caso cuando se enojaba.
Al darle un sorbo al zumo, Nacho abrió los ojos. No era zumo, era mimosa. ¡Cielos! Esto no era cualquier cosa.
- Puro - soltó Fer encontrándolo saliendo de su clase.
- ¡Nando! - respondió asustado -, hola - abrazándolo -. ¿Todo bueno hoy?
- Sí - recordando el pretexto que le había dicho -, sí. Madre tenía que llegar.
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Te voy a enamorar
Teen Fiction¿Te enamorarías de un chico? No sería de cualquiera, si no de ese que llegó a mitad de curso con un aroma y nombre particular, que hizo reír al profesor y que en su mirada se reflejaba lo risueño que era y que hacía que todos quisieran hablarle. M...