¿Otra vez Puro?

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Puro daba mil vueltas, se le había hecho tarde, Bruno había ya despertado también y miraba aburrido el piso en que se quedaría todo el día. Se sentó en el sofá y miró una pequeña grieta en mitad de la mesa de café del salón. Sin mesura alguna se acercó y separó las dos partes de la mesa revelando el interior; había revistas y papeles, pero encima de ellos estaba la carta que había guardado y olvidado ahí el castaño.

Bruno la tomó, entendió poco así que llamó a alguien para preguntarle qué decía y la respuesta no tardó en aparecer en forma de mensaje. Su hermano salió ataviado con el uniforme de fútbol para buscar algo en la cocina y se detuvo a verlo.

- ¿Pero qué haces tú revisando las cosas? - cerrando la mesilla y quitándole la carta.

- ¿Qué significa eso? - señalando la carta.

- Nada - metiéndola en su bolsillo trasero.

- ¿Nada? Puro, sí dice que fuiste aceptado en una escuela de Francia...

Puro volteó a ver a su hermano.

- ¿Cómo lo sabes? Sí tú a cuestas has podido con el inglés...

- Le he hablado a Curro... - Bruno se detuvo al ver a su hermano, las pocas veces que ocultaba algo era por... - vas a ir, ¿cierto?

Puro no respondió y volvió a su habitación.

- Severo, vas a aceptar la beca, ¿cierto? - siguiéndolo como novio que acababa de ser rechazado.

- No lo sé - admitió bajito Puro viendo por la ventana, terminando de acomodar algunas cosas.

- Es por ese fresco, ¿no? - se detuvo a ver a su hermano, tenía poco tiempo de conocerse y fungía como hermano mayor.

- Se llama Fernando. Y no. No ha sido él quién me ha dicho nada - Puro bajó la mirada -, ni siquiera está enterado, así que no le digas nada, que no quiero que él también me diga que me vaya.

- Él no te va a decir que te vayas - bufó Bruno, Puro guardó silencio - Severo, tienes que ir.

El menor de los gemelos lo miró atentamente y pensó la pregunta correcta.

- ¿Por qué quieres que me vaya?

- ¡Por qué es una excelente oportunidad! Porque eres mi hermano y te quiero.

- Pues eso. Nando es mi novio y me quiere y va a querer que me vaya.

- Porque es lo correcto.

- ¡Pues no me vale hacer lo correcto coño! - explotó por fin Puro -  ¡A ver sí te enteras de una puñetera vez!

- ¿Pero qué pasa? - entró su padre, controlando su incomodidad. Porque a pesar de que los gemelos habían hecho lo posible para verse diferentes, para ellos eran iguales porque sabían que era su hijo.

- Nada. Que... - recuperando el control de su voz -... que Bruno... quiere que coma con cuchara... el... cereal - tomando su maleta y saliendo de su habitación.

Don Justo se rió por ello. Sabía que Puro podía llegar a ser demasiado infantil en cosas como esas.

- Ya. Bueno, vamos Jordi nos espera abajo. Bruno, como en tu casa.

Puro salió primero del piso y luego su padre. Era el último entrenamiento antes de las vacaciones de Semana Santa.

- ¿Peleando tan temprano? - entrando en el auto.

- Es un idiota ese crío. Tan... perfecto - mordiendo su labio -, ¡no todos podemos madurar al mismo tiempo!

- ¿Qué ha pasado? - preguntó Jordi desde atrás al oír a su primo quejarse abiertamente de su hermano.

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