El viaje que se tenía planeado hacer en cinco horas, se prolongó por una hora y media más por tanta escala técnica que Puro hacía en cada baño que había de Madrid a Málaga capital. Los viajes largos siempre habían sido un problema para su vejiga.
Cuando por fin lo hicieron, llegaron a tiempo para pasearse por la plaza de la marina. Su lugar favorito de su infancia sin duda alguna era el parque de Málaga, ahí se pasaba las tardes corriendo con Jordi cuando críos. El palmadero antes del puerto había sido el último sitio que visitaron, justo a tiempo para la puesta de sol, cuando este, se iba disolviendo en el mar.
- Esto es perfecto - admitió Fer abrazando a Puro viendo él ir y venir del agua.
- Sí que lo es... - suspiró Puro acomodándose a su novio, pero este...
- Casi lo olvido - se separó de Puro -, toma - dándole una hoja de papel doblada.
Miró el papel:
Una partitura.
Un título "quiero que estés a..."
Y tres acordes, que sí bien no sabía de música, Puro entendía que con ellos sueltos no se hacía música.
- ¿Pero y esto que es? - extrañado. Su novio sabía hacer mejores cosas.
- Una canción... - dijo seguro de sí mismo.
- ¿Con tres acordes?
- Sí. Pero anda - sacando su guitarra, que hasta ese momento, Puro se había para qué la llevaba -, dime el primero...
Puro miró la escala, recordaba vagamente cómo leerla, pero antes de decirla Fer le aclaró -, espera, ¿cuál era el título?
- quiero que estés a... - "ahora la primera nota" le indicó, luego Puro inició -, mi - "siguiente" -, ¿la? - Fer asintió tocando la nota que no tenía armonía -, do...
Fer asintió mirando su guitarra y diciéndole - por siempre - repitiendo una y otra vez esos acordes en su guitarra; Puro tardó un poco en entenderlo, volvió a mirar el título. Leyó las notas que había apuntado
"Quiero que estés a...
Mi... la... do..."
- Siempre - repitió Fer siguiendo la lectura con él.
Puro se llenó de una alegría que lo hizo abalanzarse sobre su novio sin importar nada y llenarlo de besos.
- Gracias, es el mejor regalo de cumpleaños - quedándose abrazado a él.
- Venga - dándole un beso en la boca -, ahora, a casa de tu abuelo. Que sí no... - guardando su guitarra -, me matan.
La noche estaba llegando, el deseo había sido pedido en un soplido y al ritmo del "cumpleaños feliz"; ahora, todos hablaban en grupos en el salón, tomando café. Puro amaba esa tranquilidad, esa paz que se generaba en su casa y más con la compartía con su novio.
"Bien. Es alto" aprobó su abuelo "y fuerte". Todos estaban de acuerdo. "Y guapo" puntúo su madre. Alto, fuerte y guapo, partiendo de ahí lo que fuese estaba bien.
Prado, que no era tan mayor que Puro, tomó su tiempo para hacerse una idea a ojo del novio de su sobrino... "Supongo que sus defectos tendrá..." confesó resignada. Creía que Puro tendría mala mano para escoger novio pero se había equivocado. Tal vez debía irse ella a Madrid para ver sí pillaba a alguien decente.
- Es un poco barrigón... - expuso Puro viendo la reacción de su novio; que se ponía rojo, con cierta indignación por los "falsos" o más bien, verdades secretas, que estaba diciendo.

ESTÁS LEYENDO
Te voy a enamorar
Novela Juvenil¿Te enamorarías de un chico? No sería de cualquiera, si no de ese que llegó a mitad de curso con un aroma y nombre particular, que hizo reír al profesor y que en su mirada se reflejaba lo risueño que era y que hacía que todos quisieran hablarle. M...