Fer levantó la mirada de su libro. Sus ojos eran grandes cuando no sonreía o estaba concentrado; su boca, generalmente sonriente, se contraía al grado de mostrar lo carnoso de sus labios. Jordi había entrado en el local nervioso, mirando a todos sitios y rincones, a cada mesa que por impulso, Fer se ocultó detrás de su libro. Cinco minutos después alguien más entró en el local: una chica, que puso más nervioso a ambos chicos; a Fer, porque la conocía, era un vecina de su edificio y sí bien se hablaban, había notado que ella era la razón por la que Jordi estaba tomando té lejos de la teteria de su tío.
Trató de seguir con su lectura antes de que sus lecciones comenzaran, pero era imposible ver cómo ambos, hacían lo posible para llamar la atención del otro; Cecilia, llevaba también un libro, que hojeaba levantando levemente la mirada hacia Jordi que seguía jugando con su té. Lo veía riendo bajito, le gustaba ese chico que por casualidad se había topado una tarde hace días en ese café.
El moreno se puso de pie, llamando la atención de la chica.
- ¿Fernando? - preguntó la chica.
Mierda.
- ¡Ceci, hola! ¿Qué haces tan lejos de casa? - saludándola con dos besos.
La rubia, desvió un microsegundo la mirada hacia el chico que estaba a espaldas de su amigo. Ese chico que la había visto y había querido hacer un café, pero, ¿y sí tenía novio? ¿Sí le decía que no?
- Recomendaron esta cafetería en una... revista - excusó la chica.
- ¿Ah, y qué revista? - cruzando los brazos, poniéndola nerviosa.
- Una... de... ¿Y tú? Dónde está tu...
Fer abrió los ojos y le dijo.
- Aquí... - riendo nervioso, mostrando su llavero, ella sabía también que guardaba algo al ver a Jordi que trataba de buscar nada en su móvil.
- ¿Vas a casa?
- Sí. ¿Vamos? - se ofreció Ceci.
- No. No, yo tengo clase de guitarra. Pero... Jordi - viendo que estaba decidido a salir.
- Oh, Fer, que casualidad, no te había visto... Hola - le dijo a Ceci que no perdió oportunidad para saludarlo con dos besos.
- Claro. Oye, ella es Ceci, una gran amiga y mi vecina, tengo que ir a mis lecciones y no me gustaría que se fuera sola a casa. ¿Te importaría acompañarla?
Jordi miró a Fer. Quería matarlo.
- Claro. Por supuesto - admitió el castaño -, ¿me permites? - extendiendo su brazo, la chica lo aceptó emocionada y salieron.
-/-
- Puro necesito que me ayudes... - irrumpió en el piso Jordi, deteniendo a los chicos de darse un beso.
- Jordi, ¿qué pasa? - acomodando su cabello ralo. Sí no fuera porque siempre lo hacía, Jordi se habría dado cuenta de que se habían besado por tanto tiempo y con cierta desesperación que sus ondas se convirtieron de manera efímera en rulos.
- Que... - mirando a Fer ahí -, ¿qué hace él aquí? - señalándolo como sí de un bicho raro se tratara.
- Vino a hacer los deberes conmigo, ¿por? - moviendo su cintura, con sus manos juntas a la altura de su pecho.
Fer sabía que ese gesto lo hacía cada vez que ocultaba algo. Jordi se acercó a la mesa. Afortunadamente se habían propuesto acabarla primero antes de hacer nada.
- Habéis hecho ya los de mates? - ambos asintieron -, ¿los puedo copiar? Bah. No importa - alejando la libreta de su vista -. Necesito que vengas - jalándolo a su habitación provisional -, que tengo... una cita con una chica y... no sé qué ponerme... ¿Qué piensas? - sacando un conjunto preseleccionado.
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Te voy a enamorar
Genç Kurgu¿Te enamorarías de un chico? No sería de cualquiera, si no de ese que llegó a mitad de curso con un aroma y nombre particular, que hizo reír al profesor y que en su mirada se reflejaba lo risueño que era y que hacía que todos quisieran hablarle. M...