Alérgico al amor

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¿Qué pasaba cuando alguien se echaba novio? ¿Porqué salen por todos lados moscones? Eso tampoco lo sabía Puro. Estaba tan distraído con lo que Fer le había sentir, con las sonrisas que le regalaba y con las que conseguía dormir con una cada noche, y no eran novios. Tal vez era mejor así, con nombre o sin nombre, las salidas al cine eran inolvidables, las tardes se hacían eternas y todo pasaba y era perfecto. ¿Qué importaba el nombre que llevara eso! Era mucho mejor que cualquier fácil "te quiero" que se dice cuando apenas conoces a cualquiera.

Pero sí lo notaba Fer: notaba como los demás chicos lo miraban, como se le acercaban y era por justo eso; había comenzado a sonreír de manera diferente, tanto que enamoraba; era como sí su corazón estuviese expuesto en un escaparate a la vista de todos. Al principio pensaba que no necesitaba que Puro fuera su novio, hasta que lo vio en las prácticas, charlando con otros chicos, y alguien más lo mojó, obligándolo a quitarse el jersey que llevaba, las miradas que se llevó hicieron rabiar a Fer que de inmediato fue a cubrirlo.

O como ahora, mientras lo esperaba salir de su clase de dibujo emocionado, recargado en la pared, con una sonrisa, hasta que vio a alguien lo detuvo algo nervioso, haciendo reír a Puro por ello; el chico, rubio y más alto que Puro, de su bolsillo había sacado un papelito doblado y se lo extendió a Puro, este, lo desdobló con curiosidad desmesurada y leyó atento y soltando ruidos de ternura.

Ahí fue cuando los volvió a sentir: tenía celos de Puro. Tenía celos de aquellos que se le quedaban mirando. Y era estúpido a estás alturas, estaban juntos, pero tal vez sí era necesario ponerle un nombre.

Puro por fin salió después del chico que salió emocionado.

- Hola - dijo Puro apretando el brazo de Fer para llamar su atención.

- ¿Quién era ese chico? - aceptando la piruleta que Puro le daba, volteando a ver a su compañero.

- ¿Él? - Fer asintió -, él es Armando, el novio de Sandra. Me mostraba un poema que había escrito para ella. Claro que yo no sé de eso pero... - hundiendo sus hombros -, creo que sonaba bien. Pero dime, ¿qué tal tú clase? - colgándose del brazo de Fer. Algo que no se veía tan mal de no ser que lo hacía con cualquiera; incluso un par de veces lo hizo con Rodri, que a pesar de ser su amigo no lo encontraba cómodo

Se lo tenía que proponer. Parecía que desde que se habían dado ese primer y único beso, Fer se había convertido en un amante fugitivo, que mantenía alejado de Puro, volviéndolo casi loco.

Así que es mismo día haría su primer intento de decírselo.

Ahí estaba. De noche, frente al edificio de Puro, en la acera donde llegaba la luz del interior de la teteria de su padre. Con su cazadora imitación de piel, una playera azulada y vaqueros negros; nervios como para repartir; la colonia cara, la Zegna, la que su padre le había regalado para su cumpleaños y que sólo usaba en ocasiones especialísimas como está en su cuello y muñecas; con un ramo de flores amarillas: tulipanes, que según había leído estaban de moda entre los jóvenes, y una caja de los chocolates que volvían loco a Puro. Daba saltitos como los jugadores que calientan antes de salir a la cancha; ejercicios de respiración y de galantería. Soltó aire una última vez.

"Venga, que en peores plazas he toreado..."

La campanilla del local sonó, llamando la atención del dueño. Entró un Fer seguro de si mismo, acaparando la atención de los pocos clientes que quedaban.

- Fer, Puro está arriba.... ¡Madre mía! - dijo tan pronto ver las flores. Fer lo tomó en señal de asombro pero no -. Oye. Que esto no lo puedes traer aquí... - señalando el ramo.

- Pero... - viendo cómo don Justo se acercaba a él para echarlo.

- Sé tus intenciones y me tranquiliza que por fin se lo pidas pero...

La campanilla del local volvió a sonar, era Puro, que reflejó su alegría de ver a Fer ahí. Su padre, por instinto tomó las flores.

- Nando pero... ¡Oh pero padre...! - tapándose la nariz, algo que no detuvo sus ganas de estornudar. Sorprendiendo a Fer.

- ¿Estás bien? - acercándose al castaño. Los ojos verdosos de su padre lo habían visto así varias ocasiones cuando era niño, cuando era peor, que no se le quitaba el miedo de que algo más grave se desatara por esa reacción alérgica de su hijo.

Sin obtener respuesta. Una ola de estornudos invadió a Puro al querer acercarse a Fer pero estaba demasiado cerca de las flores, las que hacían que su rostro se pusiera rojo y algo inflamado. Saliendo rápidamente del local sin dejar de estornudar dejó q Fer sin saber qué pensar o hacer.

- Puro... - comenzando a ver a su hijo ponerse rojo -, ¡Carlos, vuelvo en un momento!

- ¿Cómo se te ocurre? - oyó a Puro decirle a su padre que había dejado de nuevo el ramo en manos de Fer.

- No creí que bajaras... - dejando de oír tras el cierre de puerta.

Fer miró cómo Puro corría de nuevo dentro del edificio seguido por su padre. Él miró a todos lados, miró las flores y los chocolates y los tomó para salir discretamente del lugar. Volvió caminando, mirando la flores en sus manos, recordando a Puro todo rojo, algo que le causó gracia ahora que sabía que todo iba a estar controlado. 

- ¿Cómo ha ido? - preguntó su madre desde la cocina, terminado de lavar la loza de la cena.

- Es alérgico... - dejando el ramo sobre la mesa y tirando la caja de chocolates a la basura, se había comido todos antes de llegar.

- Oh. Lo siento - sentándose junto a su hijo para consolarlo pero este se estaba riendo, extrañando a su madre.

- Se puso rojo... - comenzando a reírse -, lo siento, lo siento - oyendo a su madre regañarlo -. Pero es que... - viéndola -, voy a hablarle - dejando la mesa en dirección de su habitación.

- ¿Estás mejor? - tan pronto oír su voz un poco ronca.

"Nando... Sí. Estoy mejor. Creí que te quedarías." Ya en su cama con Arín sobre. sus piernas.

- No. Lo siento. Es que... no sabía qué hacer que no quise  estorbar y... - soltando una leve risa - que verte así me causó gracia y no quería reírme - Puro también se rió.

"Me hubiera gustado oír esa risa" Confesó sin más Puro.

Hubo un silencio.

- ¿Nos vemos mañana?

"Claro. Descansa" dijo Puro bajito antes de terminar la llamada.

Te voy a enamorar Donde viven las historias. Descúbrelo ahora