Piedad despertador

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"¡Podrías callarte! ¡Te oí a la primera!" Gritó a su despertador. No lo había despertado, había pasado toda la noche dando vueltas entre sus sábanas pensando en él, en lo cerca que lo había tenido ayer, en sus manos suaves y tibias, firmes que lograron cogerlo de una caída tal vez dolorosa. "Mierda" apretando su rostro con sus manos; pedía un minuto más para poderse poner en pie y centrarse en el nuevo día.

Un buen café en bóxers antes de que todos despierten, admirando la fría cocina grisácea, recargado en la isla. Un día más comenzaba y lo hacia pensando en Puro, ¿cómo se acercaría a él sin cometer algún error? Pensó primero en su ropa, ¿qué tal sí vestía un poco más sensual? "No" pensó. ¿Si comenzaba a fumar? "¡No!" ¿Y sí fingía timidez? Tal vez así podría conquistarle... ¡Pero era cierto eso! Cambiar por un chico que pasaba de él, era de locos. Acabó de vestirse, tomó el desayuno con sus padres. Tal vez debía admitirlo: lo traía loco perdido.

- ¿No has dormido bien? - preguntó su madre entrando en la cocina, donde su hijo estaba sentado en la isla mirando la ventana y la nada que pasaba frente a ella. Fer negó con la cabeza cuando su madre le dio un beso en la cabeza.

Miró un rato más la ventana, mientras, el olor del tortilla de patata que hacia su madre inundaba la cocina. Al principio pensó que era un capricho; en la escuela todos lo saludaban fácilmente, y el nuevo no le dirigía la mirada. Pero luego...cuando la vio por primera vez, esa tarde que chocaron, supo que era otra cosa: un deseo inevitable de querer compartir su mundo con Puro.

- ¿Sigues cavilando la idea? - preguntó su padre tomando un poco zumo -, ¿o es por la prueba de ayer?

- Es por la idea... - dejándose llevar por la palabras de su padre, dando los últimos bocados a su desayuno.

- Ya. Pues sí...necesitas un consejo.

- Sí - asintió su hijo -, te lo pediré a ti. Pierde cuidado.

No necesitaba un consejo. Necesitaba actuar. Tomar el control de esto, que fuera lo que fuere le estaba comiendo la cabeza, a lo mejor en el camino encontraba qué carajos era la razón por la cual la mirada de Puro le había fascinado.

Entró ignorando a todos. Todos lo veían extrañados; su boca estaba cerrada, con una sonrisa puesta andaba por los pasillos, buscando a alguien: a Puro. Se había convencido de que no podía dejarle ir así de fácil. Así que se había propuesto comenzar con lo más fácil, un "hola" por la mañana. Pero esa embriaguez de entusiasmo lo hizo olvidar por dónde iba haciendo que Puro saliera volando hacia el otro extremo del pasillo, al chocar contra la locomotora que estaba hecha Fer; por fortuna no había nadie que viera la escena.

- Pero bueno. ¿Esto se hará costumbre? - preguntó Puro - Digo, para comprarme un casco - riendo. "Este parece una criatura..." Pensó Fer "sí es que no hay nadie que se la pase de risa en risa..." Riéndose de que era lindo eso. Él mismo pensaba que hacía mucho tiempo que no lo hacía, le vendía bien un poco de práctica.

- No, claro que no. Disculpa - ayudándolo a ponerse de pie, cogiendo sus cosas: su carpeta, libros sacados de la biblioteca y una revista. Pensó en esperar a que lo viera y decírselo, pero no ocurrió cómo lo planeó...

- ¡Es el último número? - gritó Renzo tomándola de las manos de Fer y levantando a Puro -, tenemos que hacer el test... - buscándolo -, que tan auryner eres... ¡Madre mía! - emocionándose tanto -. Tenemos que llamar a Clara... Ven - mirando hacia donde iba a dirigirse.

Jalándolo, ignorando las miradas que se dedicaban Fer y Puro. Los siguió de lejos para ver qué hacían. Habían encontrado a Clara para hacer el test, Puro sacó su móvil y puso música y los tres la cantaban sin pena en mitad del pasillo, era imposible de cansarse de verlo sonreír. Durante un cambio de clase Puro fue a su taquilla a buscar el libro de la siguiente clase, mientras Renzo y Clara iban a por algo de desayunar. Ahora o nunca.

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