Prólogo.

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La sangre caía gota a gota por el verde pasto. Poco a poco se iba formando un charco de sangre.

Julie Parker miraba hacia el cielo entrecerrando los ojos. Era medio día y por el poco razonamiento que le quedaba sabía que estaba en un lugar en donde el aire fresco abundaba, y que tenía poco tiempo en aquel lugar. No tenía muchos recuerdos del lugar en donde había estado antes.

La profunda obscuridad de la muerte la asechaba cada vez más. Si no recibía ayuda pronto sería un cadáver más. Por momentos la obscuridad era absoluta mientras que en otros solo eran pequeñas chispas en la visión de Julie.

Intentó moverse, pero lo único que logró fue intensificar el dolor en las costillas y los brazos. Algo malo le había pasado, pero no recordaba qué.

Piensa... ¿qué estabas haciendo antes de meterte en este embrollo?, se decía a sí misma Julie. “Llegué a casa y dejé las llaves en el lugar de siempre, el bolso sobre el sofá individual. Tomé una copa y la terminé en mi habitación poco después de ponerme la piyama. Me acosté y cuando estaba a punto de dormirme escuché un sonido... ¿y luego qué?

Julie no podía recordar más y el simple hecho de pensar le provocaba dolor de cabeza y mareos.

Poco antes de que pudiera pensar o saber dónde estaba cayó desmayada.

"En donde los muertos habitan la encontrarás. Con los religiosos y eruditos se codeará. La piel de la bella durmiente estará tan fría como el invierno, pero tan clara como la porcelana."

—¿Es qué este hombre no tiene límites? —dijo Liam al soltar el papel en el que estaba escrita la pista.

El detective Liam Payne o Liam, como sus amigos le decían, era el encargado del caso Parker.

Era un hombre alto, corpulento y apuesto para el ojo femenino. Tenía rasgos que podían ser clasificados para una persona inofensiva y tranquila, pero Liam era todo menos eso. A sus casi 24 años ya era detective, una corta edad para empezar, pero su madurez mental no correspondía a su edad física.

Éste era uno de los muchos casos en los que ya había participado.

—Vamos, Payne. Debe de haber una pista —dijo un colega suyo.

—Simplemente no entiendo a que está jugando. Está dando por muerta a la víctima —dijo Liam recargándose en la pared y pasando una mano por sobre su cabello.

—Detective... —comenzó a decir un cadete.

—Ahora no, estoy pensando —contestó Liam molestó.

—Él quiere llevar el poder, no se lo des —comentó su colega de nuevo.

—Detective —volvió a insistir el cadete.

—¿Qué es tan importante que...?

Liam no pudo terminar la frase al ver que era lo que el cadete con tanta insistencia quería mostrarle.

Poco debajo del foco, el cadete sostenía la pista que acababan de recibir. Las letras del poema se veían claramente, pero no era eso lo que había puesto la sala de reuniones en silencio.

Débilmente, de un color amarillento se podían ver unas letras. Iban dirigidas hacía el detective Payne.

"TIENES MENOS DE 5 HORAS PARA ENCONTRARLA, PAYNE. SI NO... ELLA ESTARÁ MUERTA Y SERÁ TU RESPONSABILIDAD"

—Quiero que traigan todas las cartas que este maldito nos ha enviado... ¡LAS QUIERO AHORA! —lo único que Liam pensaba era en atrapar al desgraciado que secuestró a Julie Parker—. Buen trabajo, Horan —dijo lo último al cadete.

—¿Qué piensas hacer, Payne? —por fin habló su amigo y colega: Harry Styles.

—Creo que está no es la primer nota secreta que nos manda —fue lo único que dijo.

—¿Dónde las pongo, detective Payne? —preguntó un policía que traía todas las cartas por parte del criminal.

—Ponlas en la mesa.

Les costó tan solo unos pocos minutos descubrir que la víctima estaba en un cementerio a las afueras de Manchester. El verdadero trabajo fue llegar a él con el tráfico que había debido a una manifestación.

Liam movía con impaciencia su pie mientras llegaban al cementerio. Cuando estuvieron ya frente a este, Liam no pudo esperar más y salió disparado del auto. Varios policías lo seguían. El cementerio era amplio e iba a necesitar ayuda.

—Todo mundo sepárense y si la encuentran llámenme —dijo antes de salir corriendo a buscarla.

Corrió un poco antes de empezar a escabullirse por entre las lápidas. Solo llevaba unos minutos buscando cuando recibió una llamada.

—Payne —dijo en cuanto contestó

Está en la manzana siete —escuchó decir del otro lado de la línea.

Tras que le dieran esa información corrió dos manzanas más para lograr ver como Harry llevaba cargando a la víctima.

—No me caería mal un poco de ayuda —le dijo Harry. Recordó que este se había lastimado hacía poco la espalda y no podía cargar cosas pesadas.

La tomó entre sus brazos y la pudo observar con mayor claridad. La había visto en fotos, claro, pero era mucho más hermosa en persona.

El cabello pelirrojo le tapaba parte de su rostro, pero aun así alcanzaba a verlo. Se veía tan relajada, podría decirse que solo estaba durmiendo en lugar de estar a pocos pasos de la muerte. Su ropa estaba manchada de sangre y en los brazos tenía cortadas y moretones.

Mientras la observaba pudo deducir que aquel caso no sería fácil de resolver. Podría jurar que sus sentimientos lo atarían a ella, y eso era algo que él no quería.

Escuchó las ruedas de la camilla venir y alzó la vista para ver a los paramédicos.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora