Epílogo.

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Habían pasado cinco años desde aquella noche en la que Niall había matado sin remordimientos a Mattis Knutas.

Uno hubiera pensado que las cosas se volvieron más fáciles, pero pareciera que la vida aún no había dado su golpe final.

Se presentaron cargos hacia Niall, ya que los jefes seguían sin entender porque Niall le había metido una bala en la cabeza a Mattis. Claramente Julie había corrido peligro, pero pudieron evitar una muerte intentando persuadirlo o dispararle en alguna parte del cuerpo en donde era seguro que viviría.

—¡Pudiste haberle disparado en una pierna! —le gritó el jefe Brown en su oficina, dos días después de la muerte de Mattis.

—No podía arriesgarme a que actuara él de otra forma —le contestó Niall—. Escuché sus palabras y sabía que si no le disparaba en la cabeza, de alguna forma intentaría matar a Julie.

El jefe Brown no tuvo otra respuesta para Niall, sabía que él tenía la razón; pero no por eso evitaría una investigación.

Fueron los peores tres meses que el irlandés había pasado en toda su vida. Los agentes internos lo habían interrogado por horas, obligándolo a contarle cada detalle de su vida, incluyendo todo lo privado. Niall estuvo a punto de darse por vencido, pero de alguna forma Kayla le daba fuerza al mirarlo de esa forma juguetona cada que él la cargaba.

—Tienes que dar lo mejor de ti, Niall, no puedes dejar a Kayla a su suerte —le había dicho Julie una vez en donde ambos habían salido a tomar un café.

—Esto me sobrepasa, Juls —se cubrió el rostro con sus manos—. Iré y… y les diré que lo hice por venganza, porque ese desgraciado mató a la madre de mi hija y al amor de mi vida.

—¿Qué? —el rostro de Julie estaba tan blanco como el papel.

Niall se restregó el rostro con sus manos y las retiró para colocarlas sobre la mesa de madera. Sus ojos estaban rojizos en un intento de contener todas las lágrimas. Inspiró hondo antes de ver directamente a los verduzcos ojos de Julie.

—Ya hice el papeleo necesario para que tú y Liam se vuelvan los tutores legales de Kayla, lo hice en caso de que esto sucediera o que me pasara algo trágico —se colocó de pie—. Cuídala muy bien. Recuérdale… recuérdale siempre que la amo y que si hago esto es por su bien.

Y dicho eso le dio un pequeño beso a Kayla, que estaba dormida en su carriola, para después cruzar el establecimiento.

Cuando ya estaba por cruzar la acera, una mano se posó en su hombro derecho. Se giró un poco y lo primero que vio fueron unos ojos azules idénticos a los suyos.

Julie sostenía a Kayla, que se había despertado cuando Niall le dio el beso, y miraba a Niall con una mirada seria y con determinación. No permitiría que su amigo se diera por vencido tan fácilmente, estaría ahí para ayudarlo.

—¿Juls? —preguntó Niall.

—Quiero que mires a tu hija a los ojos y le digas que la vas a abandonar porque estúpidamente piensas que es lo mejor para ella —le respondió ella de forma cortante.

Niall vio a Kayla y no pudo evitar que su corazón se partiera en mil pedazos, la técnica que Julie había usado había dado resultado. No pudo evitarlo por más tiempo y las lágrimas caían con fuerzas por sus mejillas.

—Lo mejor para ella es estar contigo, Niall. Kayla ya perdió a su madre, no dejes que también te pierda a ti —le dijo Julie intentando controlar la emoción que yacía dentro de ella—. Sabes bien que no va a ser fácil hacerte cargo de ella por ser padre soltero, pero tienes a todo un grupo de personas que están dispuestas a ayudarte.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora