Capítulo 8- Día de campo (1)

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Solo una luz estaba prendida en aquella abandonada bodega a las afueras de Manchester. La lámpara iluminaba un rango de tres metros en donde estaba todo lo que él necesitaba para su trabajo. En el centro, justo donde la luz pegaba más fuerte, estaba su víctima.

Ella estaba solo en ropa interior, aquella gris con elefantes rosas que su madre le había regalado el día de su cumpleaños. Su cabello estaba mojado y aun caían sobre su rostro gotas del tinte rojizo que él le había colocado hacía unos minutos atrás.

El frío de la bodega solo empeoraba más su condición. Temblaba, tosía cada pocos segundos, estornudaba cada que tenía oportunidad y gemía. Pronto empeoraría y si no recibía atención médica moriría de neumonía.

Él estaba tarareando una vieja canción mientras alistaba el bisturí que utilizaría. Intentaba que no le molestaran los gemidos que ella hacía. ¿Es que acaso no podía madurar y afrontar lo que venía?

— ¿Estás lista, Julie? —le preguntó al momento de prender la secadora. Ella no contestó por varios segundos.

—No… no soy Julie —respondió ella entre jadeos, dejando que todo el cabello semi-húmedo se le fuera al rostro—. Me llamo Sarah Miller.

Un gruñido salió de la garganta de él al escucharla rezongar. Tomó con más fuerza uno de los mechones de ella y tiró de él.

— ¡Ah! —Gritó ella, o al menos hizo un intento—. Lo… siento.

Él no contestó y siguió en lo suyo. Poco después ya había terminado de secarle el cabello. Se lo había acomodado en una cofia para que no interfiriera con su trabajo.

— ¿Qué me harás? —para ese momento, Sarah ya estaba lo suficiente asustada como para recobrar la voz que hacía días había perdido.

—Lo siento, pero con esto mi amada y yo estaremos un paso más cerca —le respondió él.

Y tras aquellas palabras, tomó el bisturí y comenzó a enterrarlo en el inicio del cuero cabelludo. Sarah gritó agudamente en cuanto sintió lo que él hacía en su cabeza. Era un grito ensordecedor, lleno de desesperación e histeria. Fue lo último que hizo antes de caer desmayada.

   

  

Julie gritó. Las lágrimas caían sobre sus mejillas, tenía una capa de sudor en su frente y su respiración era rápida y superficial. Acababa de tener una pesadilla. Estaba sentada sobre la cama intentando procesar todo.

— ¿Julie? —le dijo con suavidad Liam, colocó con delicadeza una mano sobre el hombro de ella.

Llevaba media hora tratando de conciliar el sueño, así que escuchar el grito de Julie no fue tan difícil.

En cuanto ella lo escuchó llamarla, se volteó hacía él. Sus ojos estaban cristalizados y apenas y lograba ver una sombra de lo que era Liam. Ella intentó decirle algo, pero solo salió un terrible gemido de sus labios. Liam entendió de inmediato que ella estaba horrorizada. Se acercó más a ella y la abrazó. Ella se aferró a su torso mientras terminaba de llorar.

—Fue solo una pesadilla —le repetía Liam constantemente—. Nada fue real.

Estuvieron así por varios minutos. Ella llorando sobre su hombro y él acariciándole el cabello e intentando tranquilizarla. Cuando por fin él pudo convencerla de que nada había sido real se separaron.

Liam veía a una indefensa Julie. Su, ahora rubio, cabello caía en su rostro haciendo que no fuera del todo visible su rostro. Con un gesto le quitó los mechones y los colocó detrás de sus ojeras. Ahora nada de ella le recordaba a Melanie. Con el cabello rubio no tenían ningún parecido.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora