Capítulo 40- Las horas antes del desenlace.

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6:50pm.

Mattis caminaba de arriba para abajo con actitud maniaca, como se había vuelto usual en él. Ya había elaborado su plan a grandes rasgos, ahora, solo tenía que ir paso a paso.

¿Pero cómo lo haría? Su rostro estaba por todo Manchester y tener a Julie Parker no ayudaba mucho.  La quería a ella para siempre, pero debía buscar una forma de salirse con la suya sin que nadie los detectara.

Una idea vino a él como por arte de magia. Hacia dos días había ido a un pequeño supermercado y había comprado un tinte negro para Julie, solo en caso de que las cosas se tornaran feas y tuviera que recurrir al plan B, que era darle un cambio radical a su cabello.

Bajó las escaleras hasta la habitación de Julie con la caja del tinte en mano. Tenía que actuar rápido antes de que cualquiera los descubriera y todo por lo que había luchado se echara a perder.

No pienso dejar que me separen de mi Julia de nuevo”, pensó mientras bajaba las escaleras.

Al entrar a la habitación encontró a Julie en la misma posición que hacia minutos antes. Pero ahora ella veía hacia la nada y las lágrimas recorrían sus mejillas. Había entrado en algún especie de trance catatónico.

—Julia —la llamó.

Ella no contestó, seguía en sus profundos pensamientos. Las imágenes de la muerte de su ex psiquiatra seguían repitiéndose una y otra vez en su mente.

— ¡Julia! —le gritó.

Esta vez ella sí salió de su trance. Lo miró con cierta ausencia, pero el miedo era lo que predominaba en sus ojos.

—M-Mattis —respondió.

—Ve al baño, voy a pintarte el cabello.

Julie no se movió ni un centímetro. Su mirada estaba clavada en él, con terror vivo.

—N-no… por favor —imploró.

La mandíbula de él se tensó al igual que sus músculos. La tomó por el antebrazo con fuerza y la movió hasta el pequeño cubículo. Julie intentaba mantener los sollozos al mínimo para no hacerlo enojar, sabía que si lo hacía le saldría peor.

—Con el cabello negro y corto no habrá nadie que te reconozca —tarareó Mattis en su oreja.

 

7:00pm.

Liam movía su pie izquierdo con nerviosismo. Harry había tardado más de los 15 minutos que él había prometido. ¿Qué tanto le costaba ir y hablar con el maldito juez para que autorizara la orden? Solo era hablar un poco del tema, una firma y las gracias.

Maldito Styles”, pensó Liam.

Harry prácticamente le había obligado a quedarse en la sala de espera. Había dicho que las cosas serían más rápidas si él iba por su cuenta.

—Tengo el encanto a mi favor, no te preocupes —le había dicho antes de cruzar la puerta del juez Briston.

Se colocó de pie y comenzó a caminar por la reducida sala de espera del despacho de abogados. Era tanta su frustración que por un momento casi lo cegó. Sabía dónde se encontraba ella, lo único que necesitaba era ese estúpido papel para ir por ella y alejarla de ese desgraciado.

—Payne —escuchó la ronca voz de su amigo.

Se giró y lo vio a dos metro de él. Sostenía en alto un pedazo de papel con lo que le pareció un garabato, en su cansado rostro estaba puesta una sonrisa.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora