Capítulo 39- La huida (2)

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Se limpió las lágrimas con sus manos e inspiró antes de comenzar su carrera. El tobillo aún le dolía pero era lo que menos le importaba, tenía que soportar lo suficiente para poder llegar a un lugar seguro. Los sonidos se hacían más fuertes atrás de ella. Sabía que tenía que correr más rápido, pero su cuerpo estaba demasiado cansado como para reunir más energías.

Alguien la tomó por detrás haciendo que ambos cayeran al suelo de tierra. Julie gritó con todas sus fuerza para que alguien llegara a rescatarla.

¿Pero quién hubiera escuchado su ensordecedor grito a kilómetros de la carretera más cercana y con casas a su alrededor abandonadas?

Con brusquedad le dieron la vuelta, haciendo que su rostro viera el cielo y aquellos ojos rojizos que la miraban con odio.

—Eres una maldita zorra —le escupió Mattis con furia.

Alzó su mano derecha y comenzó a bofetearla una y otra vez. El anillo de la facultad le hacía más daño a Julie ya que cortaba su piel. Ella no paraba de gritar implorando por ayuda o que al menos la matara con rapidez.

Pareciera que una alma bondadosa se apiado de ella, ya que Mattis paró en seco. Por unos segundos tuvo miedo de abrir los ojos, esperando a que él volviera a retomar su tarea, pero al ver que éste ya no seguiría los abrió.

Frente a ella vio a Mattis, la miraba con odio y de cierta forma maniaca. Temía por su vida ahora que él la había atrapado. No hubo tiempo que él dijera algo él o ella. Robert llegó a ellos con la respiración entrecortada y apenas capaz de caminar.

—¿Qué mierda te pasa, Mattis? —le inquirió.

Gracias a él Mattis había detenido sus golpes hacia Julie. Ella no había escuchado lo que su antiguo psiquíatra había dicho, pero lo que fuera había funcionado bien.

—Casi escapa, tenía que hacer algo —se defendió Mattis.

—Vamos a dentro, ahí te curaré la herida y hablaremos con más seguridad —dijo alzando la mirada, atento a si alguien los había visto.

Robert temía que alguien hubiera sido testigo de todo lo que había sucedido en esos cuantos minutos. Si Julie hubiera recorrido unos 100 metros más hubiera llegado a la casa de campo de uno de los ejecutivos más importantes del condado y eso no les hubiera caído bien a él y Mattis.

Knutas se colocó de pie y arrastró a Julie con él. Ella se quejaba por la abusiva y poco suave forma en que la agarraba.

Ya no tenía esperanzas. Su corazón se había roto en miles de pedazos. Las lágrimas que recorrían sus mejillas eran de desesperación, odio, infelicidad. Su plan había fracasado y lo único que quería hacer era morir.  No era capaz de pensar en Liam sin odiarse por no correr más rápido. Le había fallado y no había nada en el mundo que pudiera hacer para enmendar su error.

Entraron a la casa, pero en vez de llevarla al cuarto de Julia, la llevaron al cuarto que había ocupado en su anterior secuestro. El aire era gélido, todo era obscuro y no había ninguna parte que le inspirara confianza.

Mattis abrió la pesada puerta de hierro y la aventó al sucio cuarto. Volvió a cerrar la puerta y se fue escaleras arriba.

Julie se levantó del piso para ir a acostarse a la húmeda cama que ahí había. En cuanto su cabeza tocó la almohada una serie de imágenes invadieron su mente.

 

Era el primer día después de haber sido secuestrada. Su corazón latía como si hubiera corrido un maratón sin haber descansado un poco. Lloraba todo el tiempo, temía por los cambios de actitud de Mattis tenía con ella.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora