Capítulo 4- Recuerdo de aquella noche.

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En cuanto entró a la casa supo que algo estaba mal. Aunque no hubiera visto la ventana rota, lo sabía… estaba en el aire.

Liam llevaba una mano sobre el arma por si era necesario disparar.

—¡Julie! ¡Julie! —gritó a mitad del corredor principal. Espero por unos segundos pensando que le respondería, pero no fue el caso.

Caminó por toda la primera planta en busca de Julie. No había nadie.

Pasó a la segunda planta y caminó directo a la habitación de huéspedes, que era ahora su habitación.

Abrió la puerta y no encontró nada fuera de lo normal o desacomodado. Se colocó en medio de la habitación. Espero pacientemente por varios segundos. Estaba por rendirse cuando escuchó un débil gemido, era casi inaudible, pero por golpe de suerte él lo había escuchado.

Caminó hasta el ropero lo más tranquilo y silencioso que pudo. Lo abrió. En un principio no vio nada, hasta que sus ojos se acostumbraron. Fue entonces cuando vio una masa en la esquina del ropero. Se arrodillo frente a éste y dejó que su vista se acostumbrara a la obscuridad que reinaba dentro de este.

Lo primero que vio fueron esos ojos que desde que los vio le gustaron. Verde azulados. Se encontraban cristalizados y veía como a Julie le costaba respirar.

—¿Julie? —dijo casi en un susurro.

Ella no respondió de inmediato. Veía como sus ojos viajaban por todo su rostro y parte de su torso.

—¿Liam? —dijo ella reconociéndolo por fin. El tono que usó para pronunciar su nombre estuvo llenó de desesperación y alivio.

—Sí, soy yo —dijo Liam dándole una pequeña sonrisa.

Ella no esperó más y saltó sobre de él. Lo abrazó tan fuerte que Liam pensó que lo dejaría sin aire. Era obvio que Julie estaba demasiado asustada.

En un principio, Liam no sabía qué hacer y no la abrazó por varios segundos. Cuando por fin reaccionó la abrazó por la cintura con un poco de fuerza. Cerró sus ojos e inhaló el perfume de rosas de ella.

Estuvieron así por varios minutos. Hasta que Julie pensó que era suficiente y ya no estaba temblando tanto.

—¿Qué fue lo que pasó? —le preguntó suavemente.

Julie, intentando que la voz no le temblara, le contó con sumo detalle todo lo que había sucedido.

Liam no se había dado cuenta, pero sostenía las manos de Julie entre las suyas. Cuando sentía que Julie no podía continuar, trazaba círculos con sus pulgares.

En la academia le habían enseñados muchas técnicas para poder calmar a los testigos o víctimas, pero nunca nada como lo que estaba haciendo. Cuando se dio cuenta, con cuidado y naturalidad quitó sus manos de las de ella.

—Tengo gente esperando a que revisen la sala, ¿está bien si vienes conmigo? —le dijo Liam.

—Sí, está bien.

—Solo será hasta que llegué Louis —ayudó a Julie a ponerse de pie.

—¿Louis, el psicólogo? —tomó un suéter que estaba sobre la cama y se lo puso.

—Sí. Debes de hablar con él después de todo lo que acaba de pasar.

Julie solo asintió y pasó frente a Liam para bajar al primer piso y ver qué era lo que la gente de Liam haría.

Bajaron las escaleras y dentro de la sala ya había gente trabajando.

—Lo siento jefe, pero si no entrabamos pronto la gente comenzaría un escándalo —dijo uno de los peritos acercándose a Julie y Liam.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora