Capítulo 24- Olive.

1.2K 58 4
                                    

Olive estaba sentada en la esquina norte de la habitación, el único lugar en donde llegaban algunos rayos de sol. Sus brazos estaban abrazando sus piernas, su cabello se encontraba enmarañado y no sabía lo que sucedía por al menos una semana. Estaba comenzando a volverse loca.

—Me quiero ir a casa, me quiero ir a casa, me quiero ir a casa —repetía la pobre joven en suspiros—. Extraño a mi mamá, me quiero ir a casa.

Al mismo tiempo que recitaba aquello se separaba unos cuantos centímetros de la pared y regresaba golpeándose ligeramente. Sollozaba en silencio, dejándole que el silencio se rompiera ligeramente. Lloraba por las mañanas, cuando su secuestrador no se encontraba ahí debido a su trabajo.

Por milésima vez pasó por su mente el momento en el que fue secuestrada. “¿Cómo pude haber sido tan idiota?”, era lo que se recriminaba constantemente.

                      

Llevaba caminando a casa más de 15 minutos cuando un auto de color marrón se detuvo a un lado suyo, en un principio no sé dio cuenta que un atractivo hombre la llamaba casi a gritos. Cuando por fin se dio cuenta, soltó una risita nerviosa al tiempo que se disculpaba por no haberlo escuchado, una desventaja de llevar a Jessie J tan alto. El hombre de mediana edad le pidió ayuda a buscar una calle, Olive aceptó dándole las indicaciones para llegar a la calle que era la contigua a donde ella vivía.

Pasaron bromeando más de diez minutos ya que el sujeto tenía una muy mala orientación de dónde empezaba St. Louis Av. y donde St. Jarlath. Por fin el sujeto hizo la pregunta que hizo dudar a Olive:

—¿Por qué no te subes al auto y me indicas dónde está? Me dijiste que quedaba por tu casa.

Olive dudó. Pero pronto sus pensamientos se vieron apagados por esa media sonrisa que el recién conocido le ofrecía, era suave, cálida y llena de amistad.

—Sí, claro —respondió la joven con cierta duda.

Abrió la puerta color marrón y justo cuando estaba quitándose la mochila de los hombros, un compañero suyo pasó en la acera paralela en la que se encontraba. La dulce Olive le mostró una cálida sonrisa al escoses chico antes de entrar en el auto.

                      

—Hola, Julie —aquella, ya no tan cálida, voz la hizo salir de su recuerdo. Alzó la vista y se encontró mirando unos fríos ojos.

—No soy Julie —respondió ella en un tono lleno de rencor—. Me llamo Olive Collins, ya te lo había dicho.

—Aprende a aceptar las cosas como son, Julieth. Déjate de juegos que sabes bien lo que sucederá si no acatas las órdenes. ¿Acaso quieres que Padre te de latigazos? —su voz se tiñó de cierta angustia en la pregunta.

Olive cerró los ojos con fuerza, respiró hondo varias veces antes de que los volviera a abrir. Para ese momento, ella se había dado cuenta que salir de aquel infierno sería casi imposible. Se levantó del pequeño rincón y lo miró con determinación.

—Me llamo Marie Olive Collins, tengo 17 años y no conozco a nadie llamado Julie Parker —dijo con voz plana.

El sujeto dio un paso hacia ella y elevó la mano antes de golpearla con fuerza en la mejilla. Sus ojos estaban lleno de ira. ¿Por qué no comprendía que era mejor callar y acatar órdenes?

    

    

Liam y Louis estaban en las incómodas sillas de una de las habitaciones destinadas a los interrogatorios. Frente de ellos se encontraba Mattis Knutas, un posible sospechoso.

Caso Parker || L.P ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora