A los cinco minutos llegaron los invitados esperados. El era alto, más bien grande. No tenía ni mal ni buen cuerpo, a simple vista me atrevería a decir que estaba un poco flácido. Iba vestido entero de negro, tenía los ojos azules pero inexpresivos por completo. Debía rondar los 28 años. Ella debía ser un año o dos mayor que yo y tenía cara de agobiada. Era rubia de pelo largo, de mi estatura, con los ojos oscuros. Vestía un traje negro muy sencillo y botas altas negras de charol. Se llamaba Bárbara, pero todo el mundo la llamaba Babi. El se llamaba Eloy, un nombre, que pensé para mí, le venía como anillo al dedo. Antes de irnos de allí me lanzo una mirada libidinosa y le hizo a Eduardo un comentario sobre mí.
Babi y yo nos bajamos de nuevo al local. Estaba lleno a rebosar. Babi no había estado nunca y le encantó el lugar. Nos fuimos con estos y una vez presentados todos fuimos a por una copa. Cristina se acercó a mí:
- ¿Te importa que nos vayamos?. Es que todos estamos agotados.
- Pero yo tengo que cuidar de esta tía...
- Te juro que hoy estamos todas dobladas.
- No pasa nada iros, que cuando yo acabe me cojo un taxi y me voy a casa. De todas manera te tengo que pedir un favor muy grande antes de que te vayas.
- Dime. ¿Que es ese favor tan enorme?.
- Que me dejes esa camiseta tan porno que llevas debajo del jersey, llevo chaqueta y no llevo nada debajo porque se supone que no íbamos a estar mucho rato.
- Vamos al baño y te la cambio.
Fuimos al baño y me la puse. Era negra de manga larga ajustada y con un gran escote que dejaba ver los hombros. Se fueron todos y yo no vi a Carlos para despedirme de él, cosa que me dio un poco de pena. Ni siquiera vi a Silvia para despedirme, ya que todos habían salido ya del local. Me quedé sola con Babi que estaba un poco cortada y su compañía no era una gran juerga. Nos bebimos una copa y parecía más animada.
- Mira Babi creo que hemos ligado- dije señalando descaradamente a unos que estaban mirándonos.
- ¡Tía cortarte un poco!- me dijo con mirada de angustia.
- Es que estaban mirando, si no pasa nada, estarán medio emocionados ahora- le dije riéndome para quitarle importancia.
Babi empezó a reír.- Lo siento pero es que no estoy acostumbrada a ligar desde hace mucho tiempo, demasiado...
- Que exagerada eres.
- Te lo juro, llevo demasiado tiempo con Eloy, le conocí cuando solo era una cría, y ya sabes- dijo encogiéndose de hombros.
Parecía que lo decía con resignación todo aquello. Al finalizar la segunda copa ya estaba animadísima, un poco demasiado, me encontraba eufórica. Me empezó a caer cada vez mejor aquella chica, que cuanto más alcohol mejor me caia. A la media hora estábamos las dos bailando como unas posesas en medio de la pista. Eduardo y Eloy no aparecían por ningún lado con lo que supuse que no habrían terminado los negocios, aunque sinceramente tampoco me importaba demasiado. A la hora y media, le propuse a Babi que nos fuéramos a buscar a estos para decirles que nos íbamos a Elite. Babi al principio dudo un poco cuando le hice la propuesta, pero acepto ya que íbamos las dos en un estado que la verdad es que nos importaba bastante poco lo que pudieran pensar nuestros queridos novios. Les encontramos sin problemas y les dijimos que nos íbamos. Eduardo me dijo que les esperásemos allí que ellos todavía tenían cosas que hacer en el club. Babi y yo nos fuimos de allí, todo el rato sin parar de reír, nos había entrado la risa floja y no podíamos parar. Con suerte para mi Mario no estaba en la puerta, pero me lo encontré casi nada más entrar.
- Mi querido amigo Mario. ¿Qué tal?- dije con una voz un poco distorsionada. La verdad es que me encontraba muy rara, demasiado eufórica, un poco mareada a ratos, pero no fui consciente hasta que me vi hablando con Mario.
- Vas fatal Alejandra. ¿Qué te has tomado?- me preguntó preocupado
- ¿Desde cuándo te molestas por mi vida? Ya ves Mario hoy no voy en condiciones de echar un polvo, así que no sé porque me estas dirigiendo la palabra- le contesté fuera de mi.
- No digas bobadas. ¿Te has visto?- tenía cara de preocupado.
- Déjate de charlas morales Mario, que tú has estado mucho peor que yo muchas más veces. ¡Ay! Perdona que es tu gran secreto a voces.
- Vamos Ale cálmate.
- No me da la real gana. ¿Cuantas veces te tuve que aguantar yo en este estado?. Y lo que es más, tu no me tienes ni que soportar y menos hablarme, después de como te has portado conmigo. Olvídate de que me conoces Mario. Me harás un gran favor.
- ¿qué se ha tomado? – le preguntó a Babi dándome a mí por imposible.
- Yo, yo… - Babi parecía muy apurada- le puse algo en la copa… pensé que al ser la novia de Eduardo tomaba drogas…
- ¡Pues no Babi te has equivocado!- Mario estaba muy enfadado- ¿estás loca? ¿Como se te ocurre hacer algo así?
- Lo siento, lo siento- Babi parecía que se iba a echar a llorar.
- Cuídala que no haga ninguna tontería mientras yo veo como la llevamos a casa.
Yo ya no tenía sentido de las palabras, iba completamente drogada y no sabía lo que decía. Lo único que quería era no parar, para así no poder pensar...
Lo próximo que recuerdo era que estábamos Babi y yo en el baño. Yo estaba sentada en el suelo y de pronto se puso a llorar.
- ¿Que te pasa Babi?. ¿Por qué lloras?- le pregunté.
- Sal en cuanto puedas, cuanta más tarde será peor.
- ¿Que dices?. Tía te estás volviendo loca.
- Deja a Eduardo antes de que estés atrapada como yo. No son buenos. Al principio todo te parecerá normal, es más, te halagará que el tío se porte tan genial y que conozca a tanta gente que tenga el puto Madrid a tus pies, pero luego se convierte en una mierda, en una maldita mierda...
- Cálmate, cuéntame.
- He estado aguantando mogollón de tiempo, ni siquiera he comentado nada a mis amigas porque no lo entenderían, se sale de la mente de cualquiera que no sepa lo que es esto. Te juro Ale que mi vida ha dado un giro de mil grados. He pasado de ser una tía normal, a ser la novia de un chulo cocainómano. Me doy asco a mí misma. Y mira lo que te he hecho a ti por creer que todas estamos en la misma situación.
- ¿Por que no le dejas?.
- No puedo, me mataría. Ya he llegado a un punto que me he acostumbrado, y ya ni siquiera me lo planteo, dejo que pase el tiempo y solo puedo esperar a que este se canse de mí.
- Pero no puedes estar así toda tu vida.
- Da igual, además creo que sin él ya no sabría vivir. Ya es como mi droga.
- Me parece increíble que sigas con él.
- Da igual, olvida lo que te he dicho y vámonos a bailar.
Me dejo un poco alucinada pero no estaba en condiciones de pensar lo que aquella chica me había revelado. Solo pude en aquellos momentos sentir un poco de lástima por ella.
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graciasbesitos
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JUGANDO A JUEGOS DE MAYORES
RomanceAlejandra es una niña bien, estudiante de periodismo guapa que le gusta mucho salir por la noche. Pronto descubrirá que enamorarse de mafiosos no es un juego y que en ocasiones los amores mas reñidos, son los más pasionales al final.