Estaba muy guapo. Estaba moreno y eso le favorecía horrores.
- ¿Qué haces aquí Jaime?- pregunté con sorpresa
- Vaya recibimiento- me dijo riéndose- Yo era el primero que no quería este trabajo Alex, pero he sido obligado a ello, por tu querido novio.
- Mierda- dije para mí, pero me oyó. Jaime me desequilibraba y provocaba en mi un torbellino de sentimientos que no conseguía identificar y en esos momentos necesitaba centrarme.
- ¿Tanto te desagrado?. No creí que llegase hasta ese extremo- lo dijo un poco apesadumbrado- Por cierto estas monísima con ese modelito. ¿Que tal la noche de ayer?. Bueno ya veo que muy bien.
- Bien, gracias- no llegó ahora, vengo de dormir de la otra casa con las chicas- le contesté- Bueno Jaime, como a ninguno de nosotros dos nos agrada esta idea y parece que no nos queda otro remedio que vivir juntos, vamos a intentar llevarlo lo mejor posible. Así que cuanto menos hablemos, mejor irá la cosa. ¿Vale?.
- A mi me da igual- dijo volviendo a leer el periódico. Era extremadamente guapo.
-¡Dios mío!. Porque me tiene que pasar esto a mí- dije mientras me iba hacia la casa.
- ¡Por lo menos a mi me pagan!- me gritó desde su sitio riéndose.
- ¡!Ayyyy te odio!!!. En 15 minutos nos bajamos a la playa y luego vamos a la compra. Si quieres venir, ya lo sabes- le dije gritado desde la entrada de la casa.
- Es mi deber o mi desgracia, no lo sé. No sé que debí hacer en una vida anterior para merecer esta tortura…esta chica va a terminar conmigo- le oí decir a lo lejos.
Me subí corriendo acalorada al piso de arriba para cambiarme. Me metí en la ducha, la puse a la máxima presión y me quede allí debajo pensando en lo que había ocurrido en los últimos cinco minutos. Parecía como un sueño irreal. Iba a vivir con Jaime. Había sido demasiado borde, al fin y al cabo no le quedaba más remedio que aguantar ya que era mi especie de guardaespaldas. Estaba hecha un lío. ¿Me había puesto a la defensiva porque me había puesto nerviosa?. Pero lo que menos entendía era el porqué Jaime siempre me ponía tan nerviosa.
Me puse un bikini nuevo verde muy exagerado de triángulos y un pareo a juego y me bajé. Allí estaba él con un pantalón corto, unas chanclas, una camiseta y unas gafas de sol que le quedaban espectaculares.
- He alquilado un coche, un jeep. ¿Bajamos en él?- me preguntó.
- Vale , perfecto- en ese momento sonó el timbre- serán Silvia y Cristina que ya vienen, se van a quedar mas alucinadas que yo al verte aquí.
- Lo dudo- dijo él.
- Pasad chicas, mirad quien es el famoso matón que me ha mandado Edu- miré a Jaime con una sonrisita mientras decía lo de matón. El solo se rió.
- ¡¡Jaime!!- dijeron las dos al unísono.
- ¡Hola!- dijo Silvia acercándose a darle dos besos tan naturales.
- ¡Hola chicas!, le estaba diciendo a Ale que he alquilado un coche, y que nos fuésemos con él- informó mientras le daba otros dos besos a Cristina.
- Genial- contestó Cris. Yo no daba crédito a la situación.
- También había pensado que podíamos ir a una cala que es preciosas y normalmente no hay casi gente. Es un espectáculo digno de ver- nos dijo mientras nos subíamos en el coche.
- Vale, genial- dijo Cristina y Silvia asintió también.
- Veo que no me queda otra opción- dije a regañadientes. Jaime me miró y de nuevo sonrió. A mí me dio un vuelco el corazón.
En el coche Jaime siguió hablando la mayoría del tiempo. Tenía a las chicas encandiladas. Yo iba delante y me estaba poniendo furiosa de que el fuese el centro de atención y de que mis amigas fueran tan tontas que le escuchasen. Pero tenía que reconocer que tenía un manera tan peculiar de hablar que encandilaba a cualquiera.
- Tenéis que ver esas calas chicas, son una maravilla. Hay algunas que no se puede llegar si no es con barco. Un día si queréis alquilamos uno y vamos porque merece la pena.
- Seria una gozada- dijo Silvia.
- Ver una puesta de sol o un amanecer en una de ellas es indescriptible. En el cielo se mezclan unos colores ficticios. Es uno de los espectáculos más impresionantes que yo he observado en mi vida. Además allí hay una paz absoluta. Es mágico.
Me sorprendía oír a Jaime hablar así. Quizás no era tan malo como yo pensaba. Decidí relajarme con él. Recordé de pronto el ultimo día en la finca y un escalofrío recorrió mi cuerpo. Por fin llegamos a las calas. La verdad es que era un paisaje de espectáculo. El azul cristalino del mar se mezclaba con el intenso verde de la vegetación. Aparcamos el coche y tuvimos que bajar por un terreno pedregoso hasta llegar a la orilla. Una vez allí dejamos todo y decidimos bañarnos por turnos para no dejar las cosas solas. Aquello era tan bonito y relajante que olvide por un momento todo mi rencor hacia Jaime. Me senté en la toalla y me quede pensativa, mirando el mar y a mis dos amigas bañarse y disfrutar del mar como si fueran dos niñas pequeñas. Al rato salieron y nos metimos en el agua Jaime y yo.
- Por primera vez en mi vida y aunque me cueste te tengo que la razón Jaime. Este sitio es paradisíaco- intenté poner un poco de paz entre nosotros.
- Gracias Alex. Me alegra que te guste.
Tenía un cuerpazo impresionante en bañador, yo no podía evitar mirarle y quedarme atontada. Con el pelo mojado estaba aun más guapo si cabía. Nadamos sin medida y de pronto nos dimos cuenta de que estábamos demasiado lejos de la orilla.
- Jaime creo que nos hemos alejado mucho- le dije un poco preocupada porque estábamos cerca de unas rocas.
- Si tienes razón. Además hay que tener en cuenta que por esta zona hay muchas medusas- me dijo muy serio.
- ¡No me digas eso que me muero!- respondí atemorizada- dime que estas de broma. Por favor Jaime que me dan mucho miedo.
- Si además son enormes y van en busca de chicas guapas- contestó riendo.
- Te lo digo en serio- estaba empezando a perder la paciencia. Tenía fobia a las medusas.
- Yo también- me contestó.
Me puse a nadar hacia la orilla y de pronto note algo en mi pie. Pare en seco y chille. Vi a Jaime a mi lado y eche mis brazos a su cuello. Durante décimas de segundo quedamos así en esa posición mirándonos, agarrados flotando allí en medio del mar, donde nada existía para ninguno de los dos. Mi corazón estaba a mil y por su mirada supe que el suyo también. Me miraba fijamente, con una intensidad que me disparaba el corazón. Solo se oía la respiración de ambos a un ritmo agitado. Sentía sus fuertes brazos rodeándome la cintura. Solo su contacto me hizo estremecerme. Nos separamos los dos turbados. No podía dejar de mirarle y dejar de ver la imagen en mi mente de los dos agarrados en el agua, solo podía pensar en el contacto de mi cuerpo del suyo. Fuimos hacia la orilla nadando ya sin parar. Sentía como una especie de mareo cada vez que recordaba lo ocurrido, nunca me había pasado nada igual, había sido algo muy fuerte. Decidí dejar de pensarlo, pero por mucho que lo intentaba no podía, y me odiaba a mi misma por no poder hacerlo.
------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Muchas gracias por los comentarios!!! Si os gusta por favor, votadme!!
ESTÁS LEYENDO
JUGANDO A JUEGOS DE MAYORES
RomanceAlejandra es una niña bien, estudiante de periodismo guapa que le gusta mucho salir por la noche. Pronto descubrirá que enamorarse de mafiosos no es un juego y que en ocasiones los amores mas reñidos, son los más pasionales al final.