CAPITULO 27

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            Salí del Vips y me fui a entregar el paquete. Tenía que entregarlo en Capitán Haya. Tenía una curiosidad enorme por saber que contenía aquel paquetito. Me empecé a imaginar que era una especie de misión secreta. De pronto me di cuenta de que un coche estaba detrás de mi taxi todo el rato. Empecé a reírme ya que era ridículo, mi imaginación estaba desbordándome, pero aquel coche no dejaba de estar detrás de nosotros. Empecé a asustarme, pensé que quizás era alguien que tenía un ajuste de cuentas pendiente con Eduardo y que iba a pagarlo conmigo, en ningún momento pensé que fuera por el paquetito, el cual yo creía insignificante en aquellos momentos.

Llegamos al lugar que ponía en la dirección. Pague el taxi y me baje nerviosísima. Encendí un cigarro y llame al séptimo B. Respondió un hombre, le dije rápidamente que venía de parte de Eduardo y abrió la puerta en seguida. Entre a toda velocidad y cerré la puerta. Tras de mi vi a los hombres que salían del coche y venían hacia el portal. Tire el cigarro. Corrí hacia el ascensor que estaba al final del pasillo. Parecía que aquel corredizo no se acababa nunca.

Abrí la puerta jadeando y apreté el botón. Las puertas por fin se cerraron mientras oía como maldecían los hombres. Estaba sudando, pero más tranquila porque no les daría tiempo a subir los siete pisos más deprisa que el ascensor. Según subía me acorde otra vez del paquete. Tenía que ser él, no podía haber otro culpable de aquella persecución. Mierda, iba a matar a Eduardo, si antes no me mataban a mí.

            Por fin el séptimo. Abrí la puerta del ascensor, no se oía nada. Salí lo más deprisa que pude. La letra b estaba al lado. Llame una vez y al momento me abrieron. Pase a una casa con muy pocos muebles, pero buenos. Había varios hombres, algunos de ellos me sonaban. Hablaban entre ellos pero me ignoraban.

            - He traído esto de parte de Eduardo- dije y le di el paquete a uno de ellos.

            - ¿Como es que lo trae esta chica?. ¿Se puede saber quién es?- dijo uno molesto.

            - Es la novia de Eduardo- contestó otro. Así que me conocían.

            - Parece su hija- le dijo el primero-

            - De ella nadie sospecharía- contestó

            - Parece que viene de la guerra. ¿Que te pasa hija?, ¿por qué vienes tan sofocada?- me preguntaron.

            - Porque parece que alguien si sospecha de mi porque me ha venido siguiendo y me han perseguido por todo el portal, y no tenía cara de querer charlar conmigo solo un rato- contesté bastante molesta por sus comentarios.

            - Hijos de puta, ya saben dónde estamos- dijo uno de ellos poniéndose bastante nervioso.

            - Mierda Santi, yo creí que esto era seguro- le reprochó.

            - Solo quieren asustarnos, no pueden hacer nada.

            - ¡Un momento, un momento! yo no voy a bajar ahí para que esos me maten, aunque vosotros digáis que no me van a hacer nada- les dije muy enfadada interrumpiendo su conversación.

            - Es imposible que te hagan algo. Como mucho llevarte a comisaría o interrogarte y como tú no sabes nada.

            - ¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿¿Qué??????????? ¡!!Me estás diciendo que esos de ahí abajo son policías!- no podía creer lo que estaba escuchando. Iba a matar a Eduardo cuando le viera. ¿Cómo me podía haber metido en esto?.

            - Oye guapa estás menos informada de lo que yo creía. Mejor cuanto menos sepas menos tendrás que mentir.

            - Mierda. Se de alguien al que voy a matar. Me voy. Adiós- y dicho esto me fui de allí.

            Me fui de allí totalmente enojada, me daba igual todo. No podía asimilar todo lo que me había ocurrido en el último cuarto de hora, sobrepasada los límites de lo que yo podía entender. Estaba histérica, disgustada. La ira iba creciendo cuanto más lo pensaba. Para colmo estaban allí los hombres cuando bajé. Intente pasar sin decirles nada pero mi intento fue infructuosos.

            - Perdone señorita, ¿podríamos hablar un momento con usted?- se acercaron a mí cortándome el paso.

            - Tengo prisa- les dije. Estaba tan enfadada que me daba igual todo. Que fueran policías o que fuera el Rey.

            - Es importante -dijo uno de ellos sacando la placa.

            - ¿Que quieren de mi?- pregunté molesta. Estaba que me subía por las paredes.

            - Solo hacerle un par de preguntas- dijo en tono serio.

            - ¿A mí? No lo entiendo- me hice la ingenua.

            - ¿Porque ha empezado a correr antes?- me preguntó el más mayor de los dos.

            - Porque venían detrás de mí un par de hombres corriendo a los que no conocía de nada. ¿Usted no correría?.

            - ¿Donde iba?

            - No tengo porque contestar a eso. ¿Es que ya no se puede ni ir a ver a las amigas?. Lo siento señor agente, pero es de sobra que no puede retenerme aquí, así que me voy, porque no se dé que va toda esta historia. ¿Porque no se dedican a perseguir a los delincuentes de verdad?. Hasta luego y siento ser tan grosera pero me tengo que ir.

            - Hasta luego señorita, pero tenga cuidado con quien se relaciona, si no lo tiene nos volveremos a ver, y le aseguro que tendrá que contestar a todo lo que yo quiera.

            Me marche sin ni siquiera darme la vuelta. Las lágrimas empezaron a brotar de mis ojos. No sabía ni como había podido salir del aprieto con los policías. Cogí un taxi. Me sentía mareada. Todo me daba vueltas. No quería creer lo que estaba pasando. Legue a casa y caí rendida en la cama. Dormir para no pensar. Hacía mucho que no lo hacía.

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Si os gusto!! VOtito!! gracias!

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