CAPITULO 20

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Ya iban con unas copas de más así que en cuanto me vieron empezaron a dar voces de alegría. Carlos también estaba. Al acercarme y ver mi cara, todos supieron que algo me pasaba. Se lo conté a estas las cuales empezaron a ponerle a verde y todo el mundo me dijo que había hecho bien en irme de allí. Me dijeron que me quedase que se me pasaría con un par de copas, pero lo que más me apetecía era estar tranquila, así que les dije que me iba a casa que había venido tan solo a avisar. También era verdad que la nochecita anterior me había dejado agotada. Cuando me despedí de la gente Carlos se acercó a mí:

            - Te llevo a casa- me dijo

            - Da igual me cogeré un taxi. No te voy a cortar el rollo.

            - No de verdad que no me lo cortas, es más me apetece llevarte. Luego si eso ya quedaré con estos.

            - Vale. Gracias.

            - Oye que me voy a llevar a Alex. Nos vemos luego en el Club. Hasta luego.

            Nos fuimos a buscar el coche. La verdad es que hacía muy buen tiempo aquella noche para ser marzo. Dentro de poco venían las vacaciones de Semana Santa. Nos subimos al coche.

            - ¿Que tal ayer?. Me han dicho que tuviste una noche ajetreada.

            - Dios mío, ni me lo recuerdes. ¿Sabes donde vivo?.

            - Si, si se llegar hasta allí. No te preocupes que es muy difícil que yo me pierda. ¿Te dijeron que te llamé?.

            - Si pero no tenía tu teléfono. Además me he levantado a la hora de cenar y ya salía directamente.

            - Estaba súper preocupado por ti. No me dio buena impresión que te quedases sola.

            - A veces creo que soy imbécil, no tengo ningún tipo de control. Ya estamos llegando.   Para un día que llego pronto no están mis padres en casa. Les llamaré para constatar que estoy en casita.

            - ¿Me invitas a una coca-cola?. Si te soy sincero con esta noche me apetece bastante poco meterme otra vez en el Valparaíso.

            - Podemos sacar dos cocas a la terraza y tomarlas allí- le contesté, la compañía de Carlos me reconformaba.

            - Me parece una idea estupenda.

            - Aparca dentro del aparcamiento, que como mis padres no están, está libre.

            Aparcó dentro y subimos a mi casa. Nada más entrar llamé a mis padres.

            - ¿Papi?. Soy yo Ale.

            - ¿Pasa algo?.

            - No, solo era para que supieseis que ya estoy en casa, y que no estuvieseis preocupados.

            - Fíjate, para un día que llegas pronto no estamos ahí para verlo. Estoy casi por volverá Madrid solo para admirar el milagro.

            - No seas bobo papá. Anda pásame a mamá. Un beso.

            - Un beso cariño.

            Se notaba que a mi padre se le había pasado todo posible enfado que pudiese tener conmigo.

            - ¿Que pasa Ale?.

            - Nada solo llamaba para decirte que ya estaba en casa. He tenido una salida muy fugaz.

            - ¿Te ha pasado algo?.

JUGANDO A JUEGOS DE MAYORESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora