Según iban pasando las horas en aquel barco, que era nuestro refugio, nos empezamos a dar cuenta de lo que realmente nos estaba ocurriendo, y que, de algún modo u otro, tendríamos que salir de allí y enfrentarnos con la realidad, que no era tan sencilla.
También nos dimos cuenta de que lo que nos estaba pasando en realidad era amor, y no otra noche de sexo mas, de aquellas en las que te levantas a la mañana siguiente, preguntándote que es o que hiciste la noche anterior e intentando recordar la cara de aquel con el que estuviste. Nos dimos cuenta de que aquello era limpio, tan limpio como el agua que nos rodeaba, que no había remordimientos, ni sentimientos de culpabilidad... Empezábamos a mirar hacia un futuro, quizás un poco incierto para ambos, pero ahora los dos sabíamos que por mucho que hubiéramos hecho en el pasado, ya nada importaba, había que plantarle cara, aplastarlo y una vez hecho esto, olvidarlo para siempre.
Pasamos casi tres días y dos noches en aquel barco intentando solucionar las cosas de una manera legal, aunque según me iba contando Jaime mas y mas cosas, me resultaba difícil ver el lado claro y sencillo.
Me contó un muchas de cosa acerca de Eduardo, que era mucho más de lo que yo creía y pudiera imaginar mientras estaba a su lado. Me contó toda la clase de empresas, por llamarlas de algún modo, que manejaba y dirigía. Me quede espantada de algunas y de otras ya tenía conocimiento. Me planteé, una vez más, que me había pasado por la cabeza y que había impulsado a una niña como yo a meterme en cosas semejantes. Además lo había visto todo con mis propios ojos en la fiesta de la finca, cuando me persiguió la policía, cuando Eduardo hacía sus negocios de noche y en tantas y tantas ocasiones. Al principio todo resultaba divertido y era maravilloso sentirse la mujer de alguien tan poderoso como Eduardo. Ahora todo lo que me había parecido divertido me aterraba, y no sabía cómo salir de aquello.
- Hay que tener mucho cuidado Alejandra, te digo yo que Eduardo no es una persona tranquila, tiene un historial bastante violento.
- Cada vez me cuesta más entender todo esto, tiene que entrar en razón ¿y si le explicamos que nos hemos enamorado?
- Tú no conoces al mismo Eduardo que yo. Tu eres una posesión suya, no se puede discutir nada de cosas que son de su propiedad- Jaime intentaba hacerme entender algo que en mi cabeza no cabía.
- Tengo miedo Jaime- dije abrazándome a él.
- Lo que todavía no puedo entender como Mario te dejo acercarte a él.
- Quizás todo el mundo me avisaba y yo no quería entender. Creo que Mario lo hizo a su manera. La tonta fui yo por no darme cuenta de que algo no funcionaba bien, pero me dejé embaucar por un sin fin de cosas estúpidas.
- Creo que la única solución que puede haber para todo esto es que le denunciemos a la policía y que sea yo la prueba principal del juicio contra él. Estos años he ido recopilando información y pruebas por si algún día necesitaba algo como lo que necesitamos ahora.
- ¿Y que pasaría después?, con todas las conexiones que tiene él por ahí. Aunque él estuviera en la cárcel, seguiría teniendo influencias y buscaría venganza contra ti- le dije cada vez más atemorizada.
- Eso ni lo dudes. Estaría muerto al instante, pero imagino que si llegamos a un acuerdo con la policía algún tipo de protección tendré- me contestó pensativo- lo que no tengo tan claro Alex es que yo quiera para ti una vida de fugitivo como podría ser la mía.
- Me da igual- dije abrazándome a él con fuerza. No quería ni pensar en la posibilidad e perderle.
- Hay dos posibilidades, o hacerlo a través de uno de esos programas de protección de testigos, o bien hacerlo a través de mis influencias. Creo que es la solución más viable.
- ¿Tú crees?. No me gusta nada la idea de ponerte en peligro.
- Ni a mí la de verte en la cama con Eduardo otra vez. Ni el peligro que eso supone para ti.
- No lo sé, hay que darse prisa en pensar algo, apenas tenemos tiempo, esta al llegar…
- No se mi amor, realmente no lo sé…
- Porque nos tiene que pasar a nosotros Jaime, yo te quiero y tú me quieres, ¿por qué se nos tiene que complicar tanto la vida?. Desearía que esto acabara ya y que este barco fuera donde estuviéramos pasando nuestra luna de miel.
- ¿De verdad querrías casarte conmigo?. Con un fugitivo de un mafioso con pasado laboral de dudosa reputación.
- Por supuesto, ¿acaso lo dudas?- dije esbozando una sonrisa y abrazándole a su vez.
- bueno ya hace tiempo que tengo dinero guardado y algunas inversiones bien hechas fuera de España. No quería depender toda la vida de tipos como Eduardo.
- ¡Si por favor! Necesito un novio con un trabajo normal- dije riendo.
- Estoy loco por ti desde el primer día que te vi- dijo mirándome fijamente a los ojos. - Y yo más de lo que tú crees…
Llegó el momento en el que nos tuvimos que ir de allí, e íbamos regresando hacia la costa. Cuanto más nos acercábamos más miedo me entraba. Hubiese dado lo que fuera necesario para retroceder en el tiempo y cambiar las cosas, actuar de otro modo.
En un instante mi medio normal vida paso a ser algo parecida a la de una película con un guión en el que nada tenía sentido y todo era un enjambre de líos de los cuales nunca se podía salir hasta el último capítulo, que solo dios sabia que nos destinaba a Jaime y a mí.
Cuando llegamos, y nada mas devolver el barco a su dueño, nos fuimos directamente a hablar con Cris y con Silvia, para contarles lo ocurrido y nuestros planes y que se marcharan de allí, para evitar las consecuencias de que las incriminaran a ellas de alguna manera.
Llegamos a los apartamentos y fuimos derechos al de ellas. No había nadie como era de esperar. Me sentía algo rara, como si algo no fuera bien del todo a pesar de que Eduardo todavía tardaría en llegar.
- Hay algo que no me cuadra Jaime- le confesé- hay un ambiente que no me gusta nada, es un sentimiento extraño.
- No te preocupes son imaginaciones tuyas, todavía tenemos unas horas de sosiego- dijo intentando tranquilizarme- pero yo veía en su cara que algo no iba nada bien y el también se daba cuenta.
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JUGANDO A JUEGOS DE MAYORES
RomanceAlejandra es una niña bien, estudiante de periodismo guapa que le gusta mucho salir por la noche. Pronto descubrirá que enamorarse de mafiosos no es un juego y que en ocasiones los amores mas reñidos, son los más pasionales al final.