Capítulo 27

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-Eres tan predecible.- dijo lanzándome dentro de la casa.- te dije que no hicieras nada estúpido y es lo primero que haces.- llevó sus manos al puente de su nariz.

-Dejame ir, por favor..- le supliqué. No sabía que más hacer, no quería estar allí.

Rió sin gracia.

-Eres mi prometida querida, tu lugar es conmigo, a donde sea que yo vaya.- habló tan serio que me causó escalofríos.- veré si arreglo todo para esta misma tarde, la boda sigue en pie.

-Michael, por favor...

-¡QUÉ NO!- bramó molesto tomandome fuerte de las muñecas y pegándome a su cuerpo.- Tu irás a limpiarte, y así tenga que llevarte en pedazos a ese altar para que des el sí, lo haré.

Me soltó tan bruscamente que caí al suelo golpeando mi cabeza con el borde una mesita y solo pude escuchar los trozos de cristal quebrarse contra el suelo. Carajo...

-Joder...- corrió hasta mi.- mi amor, ya ves lo que me hiciste hacer, yo no quería... Perdoname.- intentó tocarme pero me alejé al instante.

Bufó separándose de mí y caminó de un lado a otro por toda la sala.

¿Era bipolar?

-Así que, ¿dónde es la boda?.- habló alguien entrando por la puerta de entrada, ambos volteamos a ver y se trataba de un fantasma, eso debía ser. Esto no era posible. Era una leyenda... Era...mi abuelo, Stephano Colleman. -oh, querida...- se acercó a mi sonriendo y me ayudó a levantar.- tu debes de ser la novia. Es todo un placer...- besó mi mano y me guiñó un ojo.

Su tacto era gélido pero a la vez acogedor, podría decir que incluso era capaz de tranquilizarme. Su mirada era hipotónica mientras que sus orbes rojizas me miraban intensamente.

-¿Qué haces aquí?- preguntó Michael de mala forma.

-Esa no es manera de hablarle a tu padre, niño.- dijo sin dejar de mirarme directamente a los ojos.- se suponía que era tu boda, no me la perdería.

Volteó a ver a Michael y éste tenía una cara de pocos amigos.

-Llegaste interrumpiendo mi boda y mataste a dos de mis hombres.

-No estaban siendo muy amables conmigo.- se limitó a decir Stephano.

-¡DARIEN!- gritó Michael y en segundos un chico alto, de ojos color miel apareció en mi campo de visión.-lleva a mi prometida a su habitación y que no salga de allí o tu serás el próximo en rogar por tu vida.

El chico asintió y rápidamente caminó hasta mi tomandome del brazo y haciéndome seguirlo.

-No es personal.- dijo y me encerró.

Genial. Ahora tenía más dudas que antes. ¿Por qué Michael odiaba tanto a Stephano?¿Y por que él había vuelto así de la nada luego de tanto tiempo?

Suspiré recordando a Bruce.

Él había roto su promesa, se había ido. Me había dejado pero en el fondo sabía que era mi culpa.

Caminé por la habitación, inspeccionandola un poco, hasta que encontré un armario repleto de ropa. No sabía de quien era, pero este vestido ya me estaba hartando, así que sin demora tomé un suéter y unos jeans. Dejé el vestido sobre una silla y me dejé caer sobre la cama.

Allí estuve por infinitas horas y solo hasta el anochecer alguien abrió la puerta.

-El jefe quiere verte.- dijo el que llevaba por nombre Darien.

Me limité a seguirlo a través de los pasillos, bajamos las escaleras y finalmente llegamos a la sala donde Michael charlaba con Stephano.

-¿Cuándo dejaras de tratarme como a una esclava?- pregunté de mala forma.

La primera vez © [Silentium I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora