Capítulo 20

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-Lindos lentes de contacto.- sonrió. Negué lentamente clavando mi mirada en el suelo.- tu... ¿Estás bromeando, verdad?

Suspiré.

-No.- me limité a decir.

-Pero, tus ojos... - me levanté.

-Eso no es todo.-lo miré, abrí la boca y los dejé salir.

Sus rostro cambió a uno totalmente horrorizado, escuchaba su corazón empezar a palpitar a mil por segundo y supe lo asustado que estaba, tenía todo el derecho a estarlo, era un monstruo y lo sabía. Esto era justo una de las cosas que temía.

-Eres... Tu...

-Una chupa sangre, un monstruo, una escoria, vamos... Dilo.- lo animé sentándome en el sillón de antes.

-Un vampiro.- me observaba de pies a cabeza una y otra vez.

Masajeé el puente de mi nariz y cerré los ojos.

-¿Cómo?- preguntó.

-¿Es lo que dirás? ¿En serio?- lo miré confundida.

-Es que no se que decir, tengo tantas cosas en la cabeza. Yo...- empezó a observar a todos lados.- ven.- me pidió. ¿Estaba loco?¿Luego de lo que le dije me quiere cerca de él?

-No es buena idea.- confesé.

Intentó ponerse de pie pero corrí hasta él para evitarlo.

-¿Puedes quedarte tranquilo de una buena vez?- le reclamé y sonrió. ¿Y ahora por qué está así?

Me miró durante segundos que parecieron eternos y acarició mi mejilla. Me tensé al sentir su tacto y sentí su mano un poco temblorosa así que la tomé y la alejé. Sus corazón seguía latiendo desesperadamente. Tenía miedo, me temía y lo entendía.

Intenté levantarme pero tomó mi muñeca y lo evitó.

-Son hermosos.- dijo mirándome directamente a los ojos.

-Estás demente.-bajé la mirada y tomó mi mentón haciéndome mirarlo.-sabes lo que soy y aún así me quieres cerca. ¿Sabes cuál es la definición de vampiro?- pregunté sonriendo un poco.

-¿Quieres hacerme daño?- preguntó y no dudé un segundo en la respuesta.

-No.

Sonrió y acercó su rostro al mío. Quedé embobada observando sus ojos hasta sentir sus labios contra los míos. Intenté alejarme pero me lo impidió.

Su beso era lento, tierno, sin prisas y lleno de emociones. Con ambas manos tomó mi rostro y con dudas enredé mis manos en su cuello.

Se separó de golpe y soltó un quejido.

-Te lastimé.- solté apenada y me alejé un poco.

-No, hermosa- sonrió acomodándose en la cama.- eres mi medicina, pero aún tengo algunas costillas rotas.- rió amargamente.

Unos minutos después estaba acostada junto a él en la cama pero aún guardaba mi distancia.

-¿Haz... Ya sabes....matado a...

Negué antes de que siquiera preguntase.

-Pero, ¿no debes alimentarte?

Bufé.

-Supongo, pero no lo he hecho.

-¿Por qué?

Suspiré.- no quiero matar a nadie, mucho menos beber... Sangre. Siento que si lo hago, ya no habrá vuelta atrás. Es como si de alguna forma el hacerlo sería confirmar que no queda más que un monstruo en mí. Perdería la poca humanidad que me queda.

-La humanidad no es lo que haces, sino lo que eres y sientes. Entiendo que te sientas así pero no debes matar personas, puedes cazar mosquitos.- dijo y empecé a reír. Estaba definitivamente loca.- Sam, ¿morirás si no lo haces?- lo miré, no quería responder.

La respuesta era sí, llegaría un momento en que me iría deteriorando hasta volverme cenizas, pero me negaba a alimentarme y lo haría sin importar las consecuencias, no mataría a nadie, no tenía las agallas.

Le sonreí- ya es tarde- planté un beso en su frente.- debes descansar- me puse de pie.

-¿Volverás?- preguntó y volteé a verlo.

-Siempre lo hago.-dije y me fui.



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La primera vez © [Silentium I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora