-Bueno tortolitos, ya fue suficiente.- dijo una voz masculina entrando en la habitación. Como si de un resorte se tratase ambos nos pusimos de pie y miré mal al causante de aquella frase al notar que era el que llevaba por nombre "Sebastián".
-Aún no acaba la noche.- le reclamé.
-Pero el jefe piensa que si.- sonrió ladinamente.-tu quieto, y tú ve a arreglarte.- señaló a Bruce y luego a mí.
-Ella no irá con ustedes.- dijo Bruce tomándome del brazo.
Sebastián se acercó a él dando grandes zancadas y lo tomó del cuello mostrándole sus colmillos.
-Eso no lo decides tú muñequito.- lo lanzó a dos hombres que estaban detrás de él.- espero que hayan disfrutado.- me miró y luego a sus amigos.-Llevenselo.- bramó.
-¡No!- grité intentando llegar a Bruce pero Sebastián se posicionó frente a mí con rapidez y choqué contra su pecho.
-Quieta. Ahora vuelvo por ti.- dijo empezando a caminar y me percaté que detrás de él habían dos mujeres, escuchaba sus corazones latir, eran humanas.-que no escape.
Debía salvar a Bruce y solo había una forma en que podría hacerlo.
-Perdón...- susurré más para mí misma y en un pestañear de ojos me encontraba sobre una de ellas encajando mis dientes en su cuello. Ni siquiera le di tiempo a gritar, sentía el líquido espeso bajar por mi garganta ardiendo y llenando cada parte de mí, sentía el éxtasis invadirme y me era imposible detenerme. Sentí como la otra mujer clavaba algo en mi cuello pero no me importó, me levanté y ésta vez la mordí a ella, mis colmillos cada vez llegaban más adentro y sentía como si estuviese en una especie de paraíso. No sabía como detenerme y no lo hice hasta que no quedó más que extraer.
Observé lo que había hecho, las dos mujeres inertes, sus cuerpos sin vida en el suelo y limpié mi boca con la manga de mi suéter. La culpa empezaba a invadir pero no tenía tiempo, debía llegar a Bruce antes de que Michael lo hiciera.
Corrí a toda prisa a través del pasillo y sentía mi cuerpo cada vez más débil pero no podía parar. Corrí escaleras abajo y escuché los gritos desesperados de Bruce.
-¡SAM!- gritaba a todo pulmón y corrí en su dirección. Logré interceptarlos en uno de los pasillos de la gran casa. Examiné el panorama. Eran 6 hombres y 7 si contaba a Bruce.
Sin demora me dirigí a ellos, el que iba de último volteó a verme pero justo me encontraba saltando hacia él. Me subí a sus hombros y lo derribé arrancando sus brazos y cabeza. Levanté la vista y dos más corrían hacia mí, salté a la pared y di una vuelta quedando detrás de ellos, le arranqué el corazón al primero y le rompí el cuello al segundo logrando arrancarle la cabeza de igual modo.
Sentí unos brazos tomarme por detrás así con todas mis fuerzas lo levanté haciendo que quedase frente a mí y lo mordí inyectándole mi veneno haciendo que cayera convulsionando al suelo.
Volteé y dos venían hacia mí, noté que intentarían atraparme o romperme algo, así que cuando estaban por golpear mi estómago me lancé al suelo haciendo que se golpearan entre ellos. Mi cuerpo empezaba a pesar, me sentia aturdida y todo parecía distorcionarse pero todas mis alarmas se activaron cuando escuché el grito desgarrador de Bruce.
Volteé a verlo y Sebastián tenía sus colmillos en él, sin esperar un segundo más corrí a él y lo tomé de la nuca alejándolo de Bruce y lanzándolo contra la pared. Su puño se estrelló contra mi rostro y me sentí desorientada un momento, tenía fuerzas pero eso no me detuvo, le estaba arrancando la vida a la persona que amaba, porque sí, amaba a Bruce. Me acerqué a él y sus intentos por alejarme fueron inútiles, tomé sus manos y las arranqué de un solo tirón, su grito fue infernal pero no me importó.
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La primera vez © [Silentium I]
VampirosPrimera entrega de la saga "Silentium" Ni te imaginas lo que puede llegar a pasar cuando te ves obligado a vivir con la persona que más odias, pero, peor aún cuando crees que todo podría mejorar, los secretos empiezan a ver la luz y las diferencias...