Capítulo 38

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Días después...

-¡ARRIBA!- gritó y obedecí pero en cuánto levanté la vista pateó mis pies y me hizo caer.

-¡ESO ES TRAMPA!- le grité poniéndome de pie.

-No, te dije que arriba y tu me hiciste caso, no hice trampa, hice lo que era de mi conveniencia.- habló de lo más tranquilo.

-¿Y eso que significa Anderson?- me crucé de brazos siguiéndolo hasta la mesa del jardín.

-No puedes confiar en tu enemigo, él nunca te diría por donde te va a atacar porque estarías preparada, así que juega con tu mente y tu lo hiciste más fácil de lo que pensé.- pasó la toalla por su frente y luego la colocó en su cuello.

Suspiré.

-Bien, tienes razón. - empecé a caminar hasta el centro otra vez.

-No lo creo. Debe prepararse para su salida de ésta noche y aún no ha comprado su vestido, señorita.- me recordó.

Carajo, lo había olvidado.

-Claro, estoy lista en 10.- dije y salí corriendo hasta el interior de la casa y en un pestañear ya estaba en mi habitación.

Me duché, y envolví mi cuerpo en una toalla. Caminé hasta el lavamanos y cubrí mis orbes rojizas por mis lentillas de color azul. Me vestí con algo sencillo pues solo sería el centro comercial.

  Realmente, estaba en una ciudad nueva, no conocía a nadie y no debería tener que salir pero está el pequeño hecho de que Isabella había entrado a estudiar aquí y de hecho su hermano había entrado a la misma universidad que yo, así que ahora me e...

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Realmente, estaba en una ciudad nueva, no conocía a nadie y no debería tener que salir pero está el pequeño hecho de que Isabella había entrado a estudiar aquí y de hecho su hermano había entrado a la misma universidad que yo, así que ahora me encontraba yendo al centro comercial para comprar un atuendo ya que su familia había organizado una pequeña reunion familiar y me habían invitado. Pero conociendo a la madre de Isabella "pequeño" era la definición de "lo más grande y exagerado posible".

Ya habíamos llegado al centro comercial y me encontraba caminando de una tienda a otra, no encontraba nada que me gustase y solo me quedaban 3 horas para arreglarme.

Cuando estaba por darme por vencida vi en un aparador el vestido más hermoso que hubiese visto en toda mi vida y no dude en ir por él.

Estaba feliz con mi elección hasta que escuché su voz.

-¡Sam!- gritó y volteé a verlo. Venía con grandes zancadas hacia mí pero Anderson se interpuso y Tyler chocó contra su pecho.-¿y tú quién eres?- miró a Anderson.

-Eso no te importa. ¿Qué quieres?- me crucé de brazos.

-Quiero que hablemos, por favor.

-¿Estás siguiendome o qué?

-Si, no, bueno, no, no, solo, por favor. Por los viejos tiempos, dejame explicarte lo que pasó.- insistió.

Realmente era un sínico o ya le patinaba la cabeza.

La primera vez © [Silentium I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora