Capítulo 11

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Observé mi reloj y eran las 7 pm. Habia pasado todo el dia la escuela trabajando en el anuario y estaba agotada. Regresé a casa y entré vagamente.

-Sam..-Escuché la voz de Michael detrás de mí.

-Hola.-dije girandome. Pero no me atrevía a verlo a los ojos, solo miraba el suelo.

-¿Donde estabas? Estábamos preocupados..-empezó a decir.

-Estaba haciendo un trabajo en la escuela y perdí la noción del tiempo, perdón. Estoy bien.-traté de empezar a caminar pero él me lo impidió.

-Samantha- dijo con voz ronca y firme.-¿Qué sucedió?

-Nada, solo estoy cansada.- no era mentira.

-¿Segura?

-Si, fue un día largo.

Suspiró.

-Bueno, tu cena está en el microondas.- dijo dirigiéndose hacia las escaleras.-Descansa, pequeña.

-Tu igual.-dije con una sonrisa falsa.

No tengo ni la menor intención de comer, caminé sin ánimos hacia el sofá y me tiré. Luego recordé la escena que vi al entrar a casa ayer y sentí asco, así que me paré lo más rápido que pude y me senté en otro.

-No es para tanto.-Dijo alguien bajando las escaleras.

-Va a fallar.- dijo otra voz riendo. Sonaban como dos chicos y una voz me sonaba conocida me asomé un poco y solo reconocí al que llevaba por nombre Samuel.

-Ella es muy inocente... Sigo insistiendo que es una locura.- habló Samuel.

-Samuel, por favor, no seas niña.- dijo el otro chico.- Samantha no es ninguna niña, de hecho es una chica bastante bonita y esta buena.-es dura pero inocente. Además si Justin no puede, lo haré yo.

¿Si Justin no puede qué? No entiendo nada. ¿De que hablan y que tengo yo que ver con todo eso?

-Liam. Dejenla en paz.

-Que no es para tanto.- dijo el otro chico en un tono evidentemente molesto.- solo tiene que lograr tirarsela, ella llora por unos días, lo odia, y en un mes como máximo lo superará.- el chico rió y sentía mi sangre hervir al escuchar todo lo que hablaban. Ambos salieron de la casa y salí de mi escondite.

"Así que ese era su plan, engañarme, utilizarme para ganar su estúpida apuesta y luego desecharme, ese siempre fue su objetivo", pensé.

-Veremos quien hace caer a quién.- dije para mi misma, tomé mis cosas y subí a mi cuarto. Me puse la pijama, y me dormí al instante. Nisiquiera le daré la oportunidad de hacerme sentir mal.

Al día siguiente, desperté como a las 2 de la tarde. Tomé mi teléfono, desbloquee la pantalla y lo primero que hice fue enviarle un mensaje a la única persona que sabía que podría ayudarme con mi venganza.

Alexa.

Caminé hasta la cocina cuando de pronto, escuché el timbre.

Me quejé mentalmente, no tenía ganas de ver a nadie.

Escuché el timbre nuevamente.

-¡Ya voy!- grité mientras caminaba hacia la puerta. Cuando la abrí divisé a Alexa y la dejé pasar.

-Vine lo más rápido que pude.- dijo intentando calmar su respiración y sonreí un poco.

Le conte conté todo y aceptó ayudarme. Si alguien sabía sobre venganzas era Alexa, me contó su plan y al instante me arrepentí pero se trataba de Alexa y no pude negarme.

La primera vez © [Silentium I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora