Capítulo 35

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Cuando salimos del aeropuerto, vimos a un señor de unos 30 o 35 años, estatura alta, robusto, tez india y vestido como los hombres de negro. Tenía un pequeño cartel en las manos que decía: Hermanas C. Ferré

-Disculpe...¿Usted quien es?- preguntó Peyton cuando nos acercamos a él.

-Soy Glenn..- respondió el hombre al tiempo que se quitaba las gafas.- se me ha me contrataron para que sea si chofer durante su estancia aquí.-se presentó.

-¿Eres Fitzgerald?-pregunté.

-Si señorita.

-¿Lo conoces?-preguntó Melissa.

-Si. Papá me comentó sobre esto.

-Bien.-dijo Glenn. Tomó nuestras cosas y las subió en el auto. -¿Y a donde quieren ir primero?¿a la casa o a la universidad a registrarse? -preguntó una vez pusimos marcha.

-A casa.-dijimos las tres al unísono.

Papá nos prohibió rotundamente quedarnos en la universidad, sin embargo, compró una casa para nosotras, dijo que estaríamos más cómodas y seguras. También nos contrató empleadas y a una agencia de seguridad. Es una locura pero... estamos en una ciudad desconocida lejos de él después de todo y se volvió un tanto paranoico en cuestiones de seguridad luego de lo que pasó hace un año.

Durante el camino hasta la casa, me la pase mirando por la ventanilla. Recuerdo unos años atrás cuando los Deckllan y mi familia vinimos aquí.  Mi padre tenía una conferencia de trabajo y nos trajo a conocer la ciudad, recuerdo que teníamos 7 años más o menos y Justin y yo peleábamos como siempre.

Flashback ...

-¡Samantha! ¡Justin! ¡Ya dejen de pelear!- bramó papá desde el asiento del piloto.

-¡Papá! ¡Él empezó, me dijo bebé y no lo soy, soy una niña grande!-me quejé.

-¡Me golpeó con mi muñeco de acción en la cabeza!- se quejó.

-¡Le arrancó la cabeza a mi muñeca!

-¡No lo hice!- se defendió.

-¡Si lo hiciste!- me crucé de brazos y le saqué la lengua.- ¡Te odio!- le grité con los ojos cristalinos. Estaba tan roja como un tomate, eso es seguro.

- ¡No hablaré contigo!-Dijo con los ojos igual de cristalinos que los míos y me sacó la lengua. Su rostro estaba completamente rojo y una pequeña lágrima solitaria rodó por su mejilla izquierda pero él la limpió rápidamente.

Yo apretaba los ojos, prohibiendo el paso a cualquier lágrima que amenazara con salir.

Me crucé de brazos y escuchaba como mis hermanas y los chicos susurraban entre sí pero no me importaba.

-Sam, Justin no quiso decir eso.- dijo mamá. -Justin, Sam no quiso decir eso.

Nos miramos de reojo.

-Ahora por favor. Pidanse disculpas.-continuó.

Lo dudé pero debía hacerlo o un castigo era seguro.

-Sam..-Me llamó él. -Lo siento.- sonrió tímido y se acercó a mí.- por favor, no llores.

-Lo siento- lo abracé -pero de todos modos no te soporto.-ambos reimos y limpió algunas lágrimas escapadas de mis ojos.

-¿Ven? No era para tanto.-dijo papá mirándonos a través del retrovisor con una sonrisa.

Fin del Flashback...

Cuantos recuerdos me trae un simple auto. Una simple ciudad.

Al instante me recriminé por siquiera recordarlo. Por unos momentos estuve dispuesta a superar mis miedos y lo que había pasado, estaba dispuesta a empezar de nuevo.

La primera vez © [Silentium I]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora