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Probablemente está tarde jamás la cambiaría, ha ido tan bien que dudo un poco al menos no regresar algún otro día. Richard ha dicho que todas las tardes de un buen domingo se reunirían y que definitivamente necesitarían de mi para pasar un buen rato, mientas que Christopher me ha dicho que cualquier día a cualquier hora sería bien recibida, ambos han sido tan monos que ni loca dudaría en sí debería volver o no. Por supuesto que pronto lo
haré.

Es tarde  volver a casa, ayer no lo hice hoy tengo que hacerlo, tal vez deba de hablar con Joel y pedirle que se vaya, también hablaré con Anna, mi prima y le pediré que se mude conmigo, no va a negarse, la conozco. —Muchas gracias por esta tarde, me la he pasado increíble. Pero creo que ya es hora de irme—digo finalmente, todos gruñen, parece que en verdad disfrutaron de mi compañía.

—¿Tan temprano?... —cuestiona Christopher haciendo un puchero, me parece muy tierno. —¿Puedo llevarte si tú quieres pero... quédate un poco más ¿si? —intenta convencerme y por un momento casi lo logra pero debo mantenerme firme, en verdad quiero volver a casa.

—Me encantaría hacerlo pero desde ayer no duermo en  mi casa y en verdad tengo que hacerlo.

—¿Quién te espera en casa?... —Richard aparece, ellos no saben aun nada así que lo pienso un poco, puedo hablar con Joel después.

—Tienes razón, me quedaré un poco más—me apresuro a responder ignorando por completo lo que mi moral está intentando decirme.

—Abrieron un nuevo bar cerca de aquí. ¿Qué les parece si vamos allí? —propone Christopher totalmente entusiasmado.

—Eso suena bien—dice Richard.

—¿Qué dices Rachelle? —pregunta Zabdiel al no escuchar nada de mi parte.

Frunzo los labios. —Me encanta la idea pero... No pienso ir así vestida—señalo mi atuendo y Erick sólo se ríe.

—Tengo un par de vestidos en mi closet si tú quieres puedo prestarte uno—me ofrece Richard e inmediatamente todos le miramos extrañados. —Son de Yocelyn—aclara y todos reímos.

—¿Ella no se molestará cuando sepa que me he puesto su ropa? —digo pero la idea de ponerme un vestido de alguien más no me agrada.

—Por supuesto que no. Yo se los compre y antes de que si quiera pudiera dárselos terminamos—me explica y ahora mismo pudo decir que me siento aliviada.

—Vale—digo, él me guía a una de las habitaciones y saca dos bolsas del closet. Ambas me las entrega y sale de la habitación para darme más privacidad.

Cuando me miro al espejo noto que el vestido negro es mejor que el rojo pero ambos me agradan. El negro es corto y me sienta bien pero el rojo debo de admitir que me hace lucir más sexy e interesante.
Minutos más tarde elijo el rojo y salgo de la habitación, he dejado mi cabello suelto me agrada como se ve ahora mismo.

Todos me miran boquiabiertos y eso me gusta, siempre me ha gustado resaltar ante el resto.

—¿Lista? —pregunta Erick tragando con fuerza la saliva que se a acumulado en su boca.

—Por supuesto—digo convencida de mi aspecto.

*****
No sé cuántas calles hemos caminado pero ahora mismo me siento de maravilla, finalmente he olvidado por completo el tema de Joel y Jane.

Christopher me lleva sobre su espalda mientras que Zabdiel juguetea con mi cabello y Richard sostiene mi vestido para evitar que se levante. Erick ha estado muy callado en todo el trayecto pero no parece importarles.

Cuando llegamos finalmente al bar, caminamos directamente hasta la barra, una botella de vodka ha sido la elección de Richard, ni siquiera sé porque nos permiten el consumo de esa sustancia si la edad máxima que tenemos es 20 años y es la edad de Christopher, Zabdiel y Richard. Erick y yo sólo tenemos 19.

El barman nos entrega unos vasos color neón y la botella la deja frente a nosotros.

Bastan una horas y ya he bebido tanto alcohol que la idea de bailar se hace presente en mi cabeza, quiero hacerlo y sé que debo hacerlo o me arrepentiré, probablemente no toda mi vida pero sí que lo hare.

Sin pensarlo mucho tomo de la mano del chico de mi lado, ni siquiera se de quien se trata sólo sé que quiero bailar, y el chico de mi lado bailara conmigo.

La música provoca una ligera corriente eléctrica a mis caderas la cual produce movimientos involuntarios, esto se siente bien, restregar mi trasero en mi pareja de baile se siente bien.

Pensé que está Rachelle había quedado en el pasado, no es así y me alegra demasiado.

Erick.
Sus caderas se mueven de un lado a otro, restregándose contra mí. No sé cómo es que puedo contenerme teniéndola tan cerca.

Mi cuerpo se tensa y no sólo se debe a sus movimientos tan provocativos si no, supongo que es debido a las miradas que no dejan a Rachelle y su peculiar forma de bailar.

Con ambas manos, tomo sus caderas y la apego más a mí. No sé qué sucede con mi cuerpo ahora mismo, sólo sé que necesito tenerla más cerca de mí y demostrarles a todos que esta chica viene acompañada nadie podrá tocarla como yo lo estoy haciendo.

Cuando la canción termina una canción más tranquila y relajada comienza a sonar, no recuerdo el nombre de la canción pero sé que se trata de Ed Sheeran, parece que ella me ha dicho el nombre antes pero llevo tanto alcohol en la sangre que muy trabajosamente sé cuál es mi nombre.

Ella se gira quedando frente a mí y es entonces cuando sus manos viajan detrás de mí nuca y yo la sostengo de las caderas, moviéndonos de un lado a otro al ritmo lento de la música.

Aún no logro entender que es lo que esta chica tiene para volverme tan loco. Sólo sé que desde el momento en que la vi, causo tanta curiosidad en mí que me fue inevitable no poder acercarme a ella.

La canción parece ir tan rápido que cuando menos lo espero ha terminado, pero ella y yo continuamos en nuestras mismas posiciones de antes.

Sé que no debería pero realmente necesitó de esto por lo menos una vez más.  Con una de mis manos acuno su mejilla y con la otra la atraigo un poco más cerca de mí, su sonrisa se desvanece y sus ojos parecen pedirme que lo haga. Sé que ella lo desea tanto como yo. Entonces inclina el rostro más cerca de mí y atrapa mis labios entre los suyos, arrancando así la poca cordura que tenía.

—Quiero... Quiero irme—gime ella entre mis labios.

Me detengo. —Lo...
—Shhhh...—dice colocando su dedo contra mi boca.

—Quiero irme contigo—dice aún contra mis labios.

Sonrío. Y dejo un último beso en su boca para tomarla de la mano y salir huyendo.

No tengo idea de donde estén los demás, ni siquiera quiero saberlo. Ahora mismo lo único que me interesa es Rachelle y nada más.
Montamos un taxi como la única alternativa de llegar a mi departamento tan pronto como nos sea posible, ella continúa atenta, sus manos viajan hasta mi cuello y deja pequeños besos en este. 

No puedo procesar que sucede sólo sé que podría arrepentirme mañana o probablemente no.

El taxi se detiene y entrego el dinero,  no quiero perder ni un sólo segundo a su lado.

Con dificultad entramos en el ascensor y sus labios no dejan de moverse contra los míos.

Cuando el ascensor se detiene, la hago subir sobre mi regazo para no perder el contacto, dificultosamente abro la puerta y aun con ella entre mis brazos me adentro a mi habitación, dejándola así finalmente sobre el colchón.

Sin siquiera darse un respiro ella comienza a desabotonar mi camisa con sus pequeñas manos, es una verdadera tortura la manera en la que lo hace que termino yo lanzando la camisa a un lado.

Es entonces cuando se trata de mi turno y con una de mis manos bajo el cierre de su vestido obligándola asi a quitárselo y quedando sólo en su ropa interior.

Con una de sus manos baja la cremallera de mis vaqueros y con más agilidad de la que pensé que tendría, baja mis pantalones y con sólo un poco de ayuda logra quitármelos por completo.

Mis labios viajan a través de su torso desnudo y luego suben de nuevo hasta sus labios, quienes ahora lucen hinchados y con una ligera tonalidad de rojo.

Se incorpora de nuevo y se acomoda sobre mis piernas dando fricción a mi entrepierna a cada movimiento que da. Si no para ahora mismo probablemente me corra antes de entrar en ella.

Su boca deja la mía y comienza a dar pequeños besos sobre mi cuello.

Mis manos viajan hasta el broche de su sostén para desabrocharlo cuando una fuerte vibración proveniente del suelo inunda mis oídos provocando que el momento se vea arruinado.

—Erick... Erick—habla Rachelle con la voz entrecortada. —No... ¿No vas a contestar?—pregunta tratando de reponerse.

—No.

—Pero podría ser algo importante— me mira. —Anda solo hazlo—me dice señalando el piso con la cabeza.

—Está bien—gruño. —Sólo aguarda un poco y volveremos a lo nuestro—digo y ella asiente con la cabeza, bajando de mi regazo y acomodándose sobre la cama.

Me incorporó molesto y recojo el móvil del piso.

—Hola.

—¿Erick?...Erick ¿En dónde están? Los estamos buscando por todas partes—dice la voz de Christopher al otro lado de la línea.

—Oh. Lo lamento Chris. Lo que pasa es que Rachelle comenzó a sentirse un poco mal y decidí traerla a mi departamento, olvide avisarles. Me asuste un poco—miento.

—Oh por Dios. ¿Está bien?—pregunta temeroso.

—Si. Si ya está durmiendo.

—¿Necesitas algo?... ¿Quieres que vayamos para allá?—pregunta asustado.

—No. Te digo que ya se ha dormido—miento de nuevo.

—Vale. Zabdi vendrá con nosotros, no quiere incomodar a Rachelle, pero mañana mismo vamos para allá ¿está bien?—me dice y yo asiento con la cabeza. «Idiota, ni siquiera pueden verme» —Si,  los veo mañana —y con esto termino la llamada.

Cuando me vuelvo para mirar a Rachelle me doy cuenta que no he mentido del todo, ella esta perdidamente dormida.

«Joder...»

Sonrío al mirarle y sé que si no paso, probablemente haya sido por algo. Meterme con una chica ebria no está bien, ella iba a odiarme si hubiera estado con ella en ese estado.

En media sonrisa me recuesto a su lado y le cubro con las sábanas.
Probablemente mañana cuando despierte no logre recordar nada, definitivamente fue mejor que no pasara nada. —Te quiero Rachelle...


-All the love

CIEN ( Erick Colón, CNCO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora