Regla número 1. Jamás te dejes llevar por lo que dicen los demás acerca de una persona sin antes darte la oportunidad de conocerla.
Regla número 2. Date la oportunidad de conocer a una persona antes de iniciar cualquier tipo de relación, y siempre...
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3:52 am
Mi móvil vibra, camino hasta la silla en donde se encontraba mi ropa y el móvil, lo tomo entre mis manos y deslizo mi dedo a través de la pantalla.
—¿Hola?...
—¡RACHELLE!... ¡RACHELLE, AYUDAME!... JOEL... JOEL.... ¡RACHELLE DETENLO!—grita con desesperación.
—¿Jane?....
—RACHELLE, JOEL VA A MATAR A HARV, ¡TIENES QUE DETENERLO!—mi cabeza da vueltas.
—¿Qué?... ¿Jane de que estas hablando?—cuestiono tallando mis ojos. —No te entiendo...
—Rachelle, sólo ve al departamento de Harv y detén a Joel... Yo voy para allá también...
—¿Qué?... Digo está bien voy para allá—termino la llamada y salgo a toda prisa de la habitación.
Recorro el pasillo a toda prisa para llegar a la cochera, observo las llaves y lo pienso un par de segundos pero no puedo perder el tiempo.
Lo siento papá.
Introduzco la llave y sin esperar un minuto más comienzo a conducir. Conduzco tan rápido que cuando llego sólo pasan 3 minutos, estaciono el automóvil y corro dentro del edificio, debo admitir que estoy asustada.
Subo las escaleras a toda prisa hasta que llego al piso indicado, corro a través del pasillo y busco la placa con el número de su departamento.
45A.
Cierro mis ojos cuando finalmente la encuentro y llamo a su puerta, no esperaba que contestara tan rápido pero lo hace. La puerta se abre y un Harv realmente ebrio es lo único que veo.
Santa mierda.
—Ammm... Yo... Ammm...
—¿Rachelle?—llaman a mis espaldas.
—¡Joel!—me abalanzo a abrazarlo.
Mala idea.
—¿Qué hacen ustedes dos aquí?—cuestiona Harv arrastrando las palabras.
—Ya nos íbamos—digo yo atrayendo a Joel de un brazo, pero no logro moverlo ni siquiera un centímetro de su lugar. —Joel, por favor—suplico de manera impaciente.
—¡Aguarda aquí, Rachelle!—me deja detrás mientras camina en dirección a Harv.
Niego con la cabeza pero me quedo en donde me indica Joel.
—¡ERES UN HIJO DE PUTA!—grita Joel dándole un empujón dentro del departamento.
—¿CUÁL ES TU PUTO PROBLEMA?—grita Harv de vuelta.
—¡¿QUÉ CUÁL ES MI PUTO PROBLEMA?!... ¿TODAVÍA LO PREGUNTAS?...
Frunzo el ceño sintiéndome verdaderamente confundida.
—¡ABUSASTE DE MI MEJOR AMIGA! Y NO CONFORME CON ELLO TAMBIÉN DE MI ¡NOVIA!
Mi corazón se detiene. Debía ser una broma, una de muy mal gusto.
Mis ojos se sienten pesados guardando las lágrimas en ellos, cabía la posibilidad de que el bebé fuera de él, por eso Jane siempre se alejaba de nosotros, por eso su humor. Ella había sufrido lo mismo que yo. La misma mierda.
—¡¿Qué?!... Yo no hice nada... O al menos nada de lo que ella no hubiese querido.
El puño de Joel impacta con fuerza en el rostro de Harv, el sólo retrocede un par de pasos y deja su cuerpo caer contra el piso.
Cubro mi rostro con ambas manos y me detengo a mirarle. No pienso detener a Joel, sé que debía pero no iba a hacerlo, sabia como debía sentirse mi mejor amigo al respecto.
Con ambas manos, Harv se levanta del piso al segundo intento, luce realmente herido, pero lo merece, merece todo eso y más.
Joel le propina otro golpe pero ahora en su abdomen, luego de nuevo en su rostro y otros más en el cuerpo.
—¡Joel para... Por favor, vámonos! —suplico. Sé que ahora es el momento de detenerlo o lo matara, no es mala idea pero no quiero ver a mi amigo tras las rejas.
No me hace caso, ni siquiera se gira a mirarme, está tan concentrado en lo que hace que ni siquiera dice algo.
—¡Joel!—la voz de Jane se hace presente, ella se encuentra a mis espaladas. —¡Para, por favor!—suplica. Sus ojos rojos y labios partidos, luce realmente mal. Tan mal que dolía sólo mirarla.
La voz de Jane parece distraerlo, y la furia parece desaparecer, se gira a mirarla y su rostro decae. Sus ojos se cristalizan de la misma forma en la que lo habían hecho los míos al verla y sin pensarlo dos veces se levanta de encima de Harv.
