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Rachelle.
Los ojos me pesan y mi cabeza parece que va a explotar en cualquier momento, probablemente sea a causa del alcohol que ingerí la noche anterior.

Cuando intento levantarme, en mi cabeza comienzan a estallar las imágenes de lo que supongo ha sucedido en el bar.

Con mi mano derecha intento incorporarme pero no lo logró y mi mano aplasta algo que definitivamente no se trata del colchón.

«Santa mierda... »

Miro debajo de las sábanas y mi cuerpo esta semi desnudo, mi ropa esta tumbada sobre el suelo junto a la.... La de Erick. Mis ojos se abren como platos y un grito desesperado es lo único que logro hacer en medio de este aparatoso incidente, con extrema rapidez me levanto a toda prisa del colchón y camino lejos de la cama cubriendo mi cuerpo con ambas manos.

Probablemente no cubran demasiado pero cubren algo y es lo que importa.

Erick se incorpora rápidamente, probablemente le he despertado con el movimiento tan brusco que he hecho y la manera tan peculiar de informarle que tan mal ha ido  esto.

Su cuerpo esta semi desnudo y con sus manos intenta tranquilizarme, o eso es lo que creo que intenta hacer, está claro que será imposible pero quizás deba escuchar lo que tenga que decir.

—Más te vale que me expliques antes de que te rompa...

—¡Rachelle! —me interrumpe. —Voy a hacerlo... Déjame explicarte—mueve sus manos, parece asustado.

—Rápido—grito molesta.

—¡Erick llegamos! —grita alguien fuera de la habitación, por el sonido de su voz creo saber de quién se trata. Zabdiel.

Respiro hondo y me levanto. —Esto aún no termina—intento sonar calmada y lo digo en voz baja para que los chicos no escuchen nada allá afuera.

A toda prisa Erick me lanza uno de sus pant's color gris y una sudadera negra, por supuesto lo recibo pero no lo hago porque no tenga ropa si no es debido a que mi pijama está al otro lado de la habitación.

Él, al igual que yo, se viste con un pant's azul y una sudadera roja, probablemente no sea la mejor combinación pero he de admitir que le queda bien.

Salgo detrás de él y todos parecen mirarme. No tengo idea de lo haya sucedido ayer pero no creo que haya sido tan grave como para que ellos me miren de esa forma.

—¿Cómo te sientes Ray? —pregunta Zabdiel acercándose, estira su mano y coloca la palma sobre mi frente. ¿Me está midiendo la temperatura?

Me encojo en mi lugar. —Ya mejor—confieso. La verdad es que no sé porque me ha preguntado pero supongo se debe a la borrachera que me puse ayer. De repente me siento avergonzada por el estado en el que me han visto ayer.

—Eso me alegra Ray, nos tenías muy preocupados—la sonrisa de Richard me reconforta. No sé qué es lo que está pasando, estoy muy confundida.

«Preocupados… ¿por qué?» Quiero preguntarle pero por segunda vez en mi vida me contengo. No quiero regarla de nuevo.

—¿Qué les parece si vamos a desayunar? —pregunta Christopher con entusiasmo. Ahora sé quién es el que se encarga de organizar las salidas en grupo.

Nadie se opone a la idea de Christopher, de hecho, todos salimos a gran velocidad fuera del departamento.

El restaurant al que nos ha dirigido Christopher me parece bastante bonito, parece bastante casual.

La gente comienza a mirarnos raro, no sé si se deba a la vestimenta que llevamos Erick y yo o sea por las escandalosas carcajadas que soltamos momento a momento. Probablemente seamos la gente más ruidosa del restaurant.

Me siento mejor, parece que la borrachera se ha terminado y ahora mismo estoy tan contenta que ni siquiera podría describir mi felicidad.

Una voz llama mi atención, a pesar de la multitud de gente que hay logro distinguirla, se de quien se trata y estoy rezando por qué mi mente me esté jugando una mala pasada.

Dirijo la mirada en la dirección en la que escucho la fastidiosa voz.

—Mierda—digo dentro de mi mente y aparto mi mirada tratando de concentrarme en lo que Richard está diciendo, la felicidad de momentos atrás se desvanece y los recuerdos comienzan a invadirme.
«No ahora por favor no...» le suplico a mi cabeza pero sé que no lo haré.

Nunca escucho a mi subconsciente.

—Rachelle, ¿Estás bien? —pregunta Christopher tomando mi mano en un gesto amable.

—Sssss.. Sí—articulo entre balbuceos, estoy haciendo todo lo posible por no volver a mirar en esa dirección.

—¿Qué sucede Ray?... —se gira a mirar al lugar en el que evito dirigir mi mirada. —¿Quiénes son ellos y por qué te miran de esa manera?—pregunta ciertamente confundido.

Ellos me miran, los ojos de la chica más alta se llenan de lágrimas y sin más, sale del restaurant cubriendo su boca y limpiando las lágrimas rebeldes que recorren sus mejillas, mientras tanto la otra chica suelta de la mano del chico y me mira completamente horrorizada. Está asustada.

Él chico parece hecho mierda, sus ojos reflejan cansancio y probablemente lágrima de horas atrás, está congelado y ahora misma quiero correr a abrazarle y decirle que pase lo que pase siempre será mi mejor amigo.

CIEN ( Erick Colón, CNCO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora