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Día noventa y nueve

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Día noventa y nueve.

—¡Rachelle, aguarda! —me detiene Joel levantándose de su asiento.

—¿Si?—le miro, de verdad llevo prisa, por primera vez en todo mi historial escolar, se me hace tarde para llegar a clases.

—Llamó la directora de tú instituto y me pidió que fueras a su oficina mañana a primera hora, dijo que es de URGENCIA.

—¡Mierda!—gruño tomando las llaves del automóvil. —Iré ahora mismo—digo retomando mi camino.

—¡No!—me detiene Joel de nueva cuenta. Me giro de nuevo esperando su respuesta. —Dijo que no estaría en su oficina hasta el día de mañana.

—Vale gracias. ¿Algo más?

—Creo que es todo.

—Entonces ¿Ya puedo marcharme?

—Sí—asiente con la cabeza.

Camino de nuevo.

—¡Espera!—me detiene.

—¡¿QUÉ?!

—Yo te llevó—ruedo los ojos y lo observo correr tras de mí. Besa a Jane en los labios y luego ambos salimos a toda prisa hasta el automóvil. Entramos en este al mismo tiempo y Joel conduce hasta el instituto.

« Rápido... Rápido... »

—¡Corre Ray! ¡Corre!—grita Joel luego de estacionarse.

En cuanto salgo del automóvil, corro al interior del instituto recorriendo los pasillos a toda prisa. Me detengo en mi aula correspondiente y me adentro en ella tomando uno de los asientos del final a un lado de Erick. Beso sus labios de manera rápida y me acomodo en mi lugar dejando mis cosas de lado mientras intento recuperar el aliento.

—¿Paso algo?—me mira asustado. Supongo se refiere a mi manera tan peculiar de haber llegado.

—Todo bien—sonrío.

Su boca se abre para decir algo más pero se detiene casi de inmediato gracias a la voz de la mujer que impartira la clase. Sonrío satisfecha y saco el cuaderno de la materia correspondiente, anoto el ejercicio y algunas otras cosas que podrían servirme para su examen. Minutos más tarde me levanto de mi asiento y camino en dirección al escritorio de la profesora para entregar mi trabajo casi a medio camino me detengo al observar que he olvidado anotar la fecha, tomo prestado el bolígrafo de Johan y escribo la fecha, es ahí cuando una corriente eléctrica recorre mi cuerpo.

Hoy es el día noventa y nueve, mañana sería el día CIEN y ya todo esto habría terminado. Me congelo sólo de pensarlo, tal vez de eso quería hablar la directora del instituto, tal vez pudimos haber llegado a un acuerdo.

En mi cabeza rondan un sin fin de preguntas de las cuales no encuentro respuesta alguna. Todo empieza a darme vueltas cuando unos fuertes brazos me sostienen, ni siquiera me había percatado de que había perdido la fuerza para sostenerme en pie.

CIEN ( Erick Colón, CNCO )Donde viven las historias. Descúbrelo ahora