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Se Hun empezaba a perder la consciencia. Sus pies trataron de patalear, pero no le sirvió de nada.

Estaba seguro de que iba a morir en manos de ese loco.

Los ojos de Yoon Gi se veían ansiosos por tomar el alma del chico y así acumular otra más para convertirse en lo que deseaba.


—Seré bueno y te daré la oportunidad de decir tus últimas palabras.


—H-hijo de puta...


—Gracias—le dijo riendo.


Abrió nuevamente la boca del chico para tomar su aliento. Deseaba poder sentirlo en su interior.

Estaba a punto de llevárselo, pero una vez más sintió un golpe en su pecho. Le dolió y tuvo que soltar a Se Hun. Éste cayó al suelo y empezó a respirar con dificultad.

El timbre de la casa sonó repetidas veces. Se Hun se levantó como pudo y salió del despacho corriendo.

Yoon Gi ahora gritaba de dolor, se agarraba el pecho y gruñía. El pelinegro meneó su cabeza y despertó de aquel estado hipnótico.

Observó el lugar donde estaba. No lo reconocía. Se sentía mareado y perdido. Vio a Yoon Gi retorcerse y levantarse para ir hasta él. Lo agarró del brazo y salieron por la ventana que daba al patio trasero. Escaparon de la residencia de los Oh como si fueran unos ladrones.

Ji Min seguía sin entender qué estaba pasando. Tuvo que seguir los torpes pasos que Yoon Gi daba para alejarse de esa mansión.



Se Hun abrió desesperado la puerta, aún recuperando el aire que le faltaba. Se apoyó contra la madera y miró a quien estaba ahí parado.


—¿Qué estás haciendo aquí?—dijo poniendo una mano en su pecho, hablando con dificultad.


—¿Qué te pasó? —el otro dio un paso adelante y ayudó a Se Hun a  recomponerse —¿Estás bien?


—No, joder...


Se Hun apartó las manos del otro de él. Terminó de tomar aire y pensó durante un rato sobre la extraña situación que acababa de vivir.

Fue la primera vez que sintió un miedo real. El miedo de morir.

No entendía lo que Ji Min estaba haciendo con el otro en el despacho de su padre. Y lo que menos comprendió fue la actitud de Yoon Gi.


—¿Qué te pasó?—volvió a insistir.


—¿Quieres saberlo?—Se Hun, casi en un grito, le preguntó a su compañero Lu Han mientras éste lo veía asustado por su actitud tan agresiva —Lo siento... Es que ese hijo de perra estaba en el despacho de mi padre y... ¡joder!

Haciendo un pacto con el Diablo +18 [Parte 1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora