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Tú eras de un mundo perfecto,

un mundo que hoy me abandonó lejos.

Hay que correr.

Una píldora para adormecerte, una píldora para atontarte.

Una píldora que te haga alguien más.

Porque ninguna droga de este mundo te salvará de tí mismo.




—¿Hola?


Ji Min recorrió los pasillos de la biblioteca en busca de su salvación. Quizás había llegado muy temprano a la escuela, ni siquiera se fijó en la hora. Pero estaba ansioso, necesitaba saber qué era lo que harían en la fiesta de Baek.

Se sentó en la silla junto a la ventana y esperó. Afuera todo se veía tranquilo, a la par que triste y apagado. Las nubes habían cubierto por completo el cielo y unas pequeñas gotas empezaron a caer, dejando su marca en el asfalto del patio.

Nadie llegó. Pasaron quince minutos y todo seguía en un extraño silencio. La lluvia era cada vez más intensa y afuera, el panorama se veía mucho más oscuro que antes.

Las luces de la biblioteca parpadeaban, amenazando con dejar a Ji Min en la oscuridad. Presintió que ocurriría algo, no esperaba que justamente en ese momento pero sí cuando sus ojos dejaran de ver la luz de la sala. Por ello, para prevenir un mal momento, se alejó de ahí. Caminó hasta la puerta para salir y observar por el pasillo.

Ningún ruido, ni voces ni pisadas, nada. Ji Min apretó su puño con fuerza creyendo que estaría soñando y decidió recorrer el pasillo. Entró a todas las aulas y, efectivamente, lo único que había ahí eran los pupitres.

Su corazón se aceleró por un momento, desesperado por querer despertar. Cerró los ojos y se dijo para sí mismo que eso no era real.


—Ji Min, mírame.


Escuchó una voz profunda, pero no le transmitió ningún miedo, es más, la sintió cálida y como si le resultase familiar.

Abrió los ojos de golpe y la escuela había desaparecido. Se encontraba en una habitación pequeña, sin nada más que una cama y ventana. Y en frente de él ese peli gris a quien temía tanto.

Yoon Gi lo miraba fijamente, pero en su expresión facial no había malicia; al contrario, se veía triste y hasta algo asustado o perturbado. Ji Min no dijo una palabra, se dedicó a mirarlo indiferente.


—No tengo mucho tiempo, Ji Min—el otro dio un paso hacia delante y el menor retrocedió—.Por favor, no me temas. ¿No recuerdas quién soy?


Ji Min frunció sus cejas. No entendía qué ocurría, no entendía por qué Yoon Gi le preguntaba eso. Sabía que podría ser alguna alucinación, una pesadilla. También creía que podía ser una trampa.


—Deja de jugar conmigo—le contestó de forma hostil.


—No lo hago, no soy él —desesperadamente el peli gris corrió hacia el menor y lo abrazó con fuerza—Soy Yoon Gi, el verdadero. Ji Min, por favor ayúdame, no lo soporto más. Intento controlarlo pero no tengo fuerzas, cada vez se vuelve peor. Si no logro sacarlo de mi cuerpo, no sé qué pasará conmigo.

Haciendo un pacto con el Diablo +18 [Parte 1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora