39 II

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Voy a fingir que te quiero por lo que eres en el interior,

pero cuando consiga entrar solamente voy a querer salir.

Soy tu primer y último depósito a través de la enfermedad,

y en el infierno nunca te prometeré un jardín.

Tú simplemente me regarás.

Cuando dije nosotros quise decir yo,

y cuando dije dulce quise decir sucio.



La música había subido de volumen repentinamente. Los sonidos de guitarra eléctrica y batería retumbaban contra las paredes.

Ji Min tragó grueso. Sentía cómo sus pulsaciones aumentaban estrepitosamente, obligándolo a respirar con dificultad. Su cuerpo apenas estaba siendo tocado como una previa preparación para lo que iba a pasar. El tacto de las manos de Yoon Gi era suave, incluso podía decir que hasta delicado. Las yemas de esos dedos hacían un camino dibujando lineas imaginarias que descendían hasta rozar su entrepierna, la cual ya estaba totalmente despierta y deseosa.

Esa era la primera vez y la última que correspondería ante la calentura. No era ningún objeto ni quería serlo; simplemente debía hacer algo para mantenerlo ocupado y, esperaba que mientras jugaba con él, el plan pudiera concretarse.

Su pantalón fue desabrochado rápidamente, pero en ningún momento Yoon Gi se lo quitó. Prefirió jugar con sus dedos alrededor del miembro de Ji Min por sobre la tela para que le rogara que lo tocase de una vez. Y aunque estuvo unos segundos rozándolo, no escuchó más que unos sonidos ahogados salir de esa garganta. El pelinegro no abriría su boca porque sólo quería hacer tiempo.

Yoon Gi gruñó molesto. Quería escucharlo suplicar desesperado, por lo que lo besó con fuerza y mordió su labio escuchando así un quejido. Presionó su cuerpo contra el otro y, después de un sofocante beso, bajó por todo aquel definido torso y abdominales a través de la playera hasta llegar al borde de la tela del bóxer del menor. Lo tomó con una mano y bajó de un tirón mientras que volvía a relamerse como si estuviese sediento.

El menor ni siquiera lo miró. Hizo su cabeza hacia atrás y apuntó su mirada hacia el techo. Sabia que eso molestaría a Yoon Gi.


—Mírame—le exigió el peli gris mientras que una mano enterraba sus dedos en aquella cadera.


Los finos y rosados labios de Yoon Gi rozaron el miembro de Ji Min. Éste bajó la mirada, sin comprender su vergüenza ya que no había mucha luz ahí abajo y apenas podría verlo.

Cuando ambas miradas se cruzaron, Yoon Gi abrió lentamente su boca y fue introduciéndose en el menor. Mientras que sus labios y legua se deslizaban dejando un camino de saliva, los gemidos reprimidos por Ji Min empezaban a escucharse. Frunció sus labios hacia adentro y se mordió con fuerza no pudiendo soportar la excitación. Yoon Gi siguió su tarea, entrando y saliendo con su boca, jactándose de la sensación que provocaba en Ji Min.

Era extraño sentirlo de ese modo; era algo diferente a las otras veces. Esta vez sentían que ambos explotarían. Era asqueroso para el menor pensar en el aspecto real de ese demonio en un momento como ese. Le agradaba el aspecto físico del Yoon Gi verdadero, pero imaginarse otra cosa lo perturbaba un poco. Y aun así se dejó llevar. Lo agarró de los cabellos y jaló debido a que su cuerpo estaba a punto de llegar al deseoso clímax. Pero aunque terminó corriéndose, Yoon Gi no iba a parar, eso no era suficiente para él.

Haciendo un pacto con el Diablo +18 [Parte 1] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora