Capítulo 33. 'Angry'.

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Le miré, me miró sonriendo claramente divertido por la situación.

Ahora es cuando me tocaba contestar y poder disimular para que pareciese que no pasaba nada porque técnicamente no era nada importante, ¿O sí? Bueno, solo habían sido un par de besos, o bueno, quizá unos pocos más junto a varias caricias... no, vale, definitivamente eso había sido algo.

“Em... no nada mamá” grité intentando sonar convincente mientras me miraba al espejo colocándome el pelo en su sitio y respirando hondo.

“¿Queréis comer algo?” dijo abriendo la puerta y entrando como que no quiere la cosa mientras inspeccionaba la habitación en busca de quién sabe qué.

Ninguno dijo nada, nos miramos inexpresivos esperando a que el otro abriese la boca.

¿Cuando mi madre salga de la habitación qué? Si mi madre no hubiese entrado no sé qué habría pasado y lo que más me asusta es el hecho de pensar que no sé si habría sido capaz de pararle y no porque él sea más fuerte que yo sino por no haber querido. ¿Por qué no había querido parar? Volví a mirarle y seguía observándome con los ojos muy abiertos y las comisuras de los labios elevadas en una media sonrisa.

“Mejor bajo y os traigo algo para amenizar la tarde de estudio que supongo ha de ser aburrida, ¿No?” preguntó mi madre pasando la mirada de uno a otro.

“Vale mamá, gracias” le regalé una sonrisa antes de darme la vuelta esperando que cerrase la puerta.

“Muchas gracias señora pero no hace falta que se moleste tanto” giré la cabeza para verle sonriéndole a mi madre ampliamente, obviamente intentando ganarse su confianza.

“No te preocupes” le sonrió de vuelta “No es ninguna molestia” se acercó a la puerta y salió cerrando tras ella.

Otra vez solos, me puse nerviosa al instante, no sabía que decir ni que hacer después de lo que había pasado hace un rato, de todas maneras, ¿Cuáles eran sus intenciones?

“¿A qué juego juegas?” pregunté sin mirarle mientras recogía el escritorio que habíamos desordenado hacía unos minutos.

“¿Qué?” su voz áspera sonó detrás de mi acompañando a sus pasos.

“Explícame para que entienda y pueda jugar yo también” cogí los papeles necesarios y caminé hasta sentarme en el borde de la cama.

“¿De qué hablas?” se apoyó en la pared enfrente de mi recogiendo la cazadora del suelo y dejándola sobre el escritorio mientras se guardaba las manos en los bolsillos.

“Sabes perfectamente de lo que hablo Zayn” solté los papeles y le miré.

“Nat, sabes que no te lo voy a contar” desvió la mirada de mí hacia la ventana.

“¿Por qué no?” me levanté comenzando a cabrearme.

¿Por qué tanta mentira? Actuaba de una manera totalmente bipolar y eso solo parecía hacerlo conmigo. Mentía, me estaba mintiendo y de eso estaba segura. Me intrigaba mucho por no decir demasiado el saber en qué estaba metido, quiénes eran los tipos de la otra noche y por qué se suponía que no podía decirle nada a nadie, sobre todo... ¿Por qué si se supone que no podía decirle a nadie que la otra noche estuvo en mi casa hoy había venido y de día cuando todos podían verle? ¿Dónde estaba el sentido en todo eso? No había.

“Porque no, ¿Por qué haces tantas preguntas?” resopló, dejó caer la cabeza hacia atrás mirando al techo.

“¿Por qué tú no respondes ninguna de ellas?” crucé los brazos.

Me daba la impresión que aunque fuese por cabrearle iba a acabar diciendo algo y así podría haber sido de no ser porque entró mi madre de nuevo, como no sin llamar a la puerta por supuesto, Zayn se acercó a ella y le cogió la bandeja que traía para dejarla sobre la cama dándole las gracias haciéndose el santurrón, al final le iba a acabar gustando hasta a mi madre con ese comportamiento.

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