Capítulo 3. 'Doing whatever we want'.

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No sé si era mi sensación, era un sueño o que cojones era, pero según yo me estaba moviendo, y o estaba soñando que me movía o alguien me había movido, pero lo cierto es que era un poco imposible que alguien me estuviese moviendo ya que estaba encerrada en aquel cuarto, a no ser que alguien hubiese entrado.

Abrí los ojos y efectivamente, me estaba moviendo, y no por voluntad propia.

“¡Bájame!” grité pataleando todo lo fuerte que podía.

El burro ese me había cogido a peso y me llevaba a vete tú a saber dónde.

“¡Joder, que me bajes te digo!” intenté soltarme pero no había manera.

“Sabes que no te voy a soltar ¿Verdad?” se rió “Ahora es mi turno.”

“¿Qué turno? Bájame ya, esto no es gracioso” le miré y seguía riéndose, le pellizqué a ver si así me soltaba.

Funcionó. Me soltó y salí corriendo como alma que lleva el diablo. Corrió detrás de mí y como era de esperarse me alcanzó en pocos segundos, era mucho más rápido que yo. Caímos al suelo y para mi desgracia él estaba encima de mí.

“Quítate de encima ahora mismo” apoyé los codos en el suelo e intenté levantarme pero él no se movía “Que te quites, ¿Estás sordo o qué?”

“Bueno, si quieres puedo aparentar que lo estoy” se acercó más a mí, tanto que nuestras narices casi se rozaban “¿Quieres que lo esté?”

“Agh” quité los codos del suelo y me dejé caer hacia atrás “¿Por qué no mejor te largas y me olvidas?”

“Esto es más interesante” se acercó otra vez “Creo que mejor te voy a seguir molestando.”

“¿Con algún fin en especial?” le miré con cara de asco rodando los ojos.

Sus manos cerradas en puños se encontraban a ambos lados de mi cabeza, sus caderas sobre las mías.

“Mmm... creo que no, solo me apetece molestarte” sonrió de lado atrapando la lengua entre sus dientes al hacerlo.

“En algún momento tendrás que cansarte” sonreí sabiendo que aquello era cierto.

“¿Y si no me canso qué?” pasó el dorso de su mano por mi mejilla “Quiero decir, contigo debajo de mí, en esta posición...” miró a lo largo de mi cuerpo.

“Joder” le aparté la mano “Para de jugar ya, tenemos que volver a clase” suspiré derrotada.

“¿Siempre eres así de agua fiestas?” se levantó.

“Creo que aquí no hay ninguna fiesta que aguar” me mofé incorporándome y me tendió la mano para ayudarme a levantar.

“Gracias” dije con tono sarcástico mientras agarraba su mano.

“Yo tampoco soy un ogro siempre... ¡Pero ahora sí!” me cogió como si fuera un saco de patatas o algo y empezó a caminar de nuevo.

“¿Qué haces? no empieces otra vez, bájame” exigí, pero ni caso, siguió caminando como si nada.

“¿Hola? ¿Hay alguien ahí?” le di unos golpecitos en la cabeza a ver si así reaccionaba. 

“Sigue siendo mi turno ¿Recuerdas?” paró de caminar un momento y luego continuó.

Mierda, sí, ya lo había olvidado, la que me espera... ¿No podía dejarlo y ya? Aunque bueno, lo del café había sido bueno, eso no se puede negar.

¿Te apetece un baño?” cuando dijo eso me sacó de mis pensamientos.

“¿Qué?” miré hacia atrás como pude y estábamos en la piscina “¡No, osea, ni se te ocurra!” empecé a patalear de nuevo a ver si me soltaba. 

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