Camille es una joven pintora que lo posee todo.
Éxito, amistad y sobre todo amor.
O eso es lo que ella creía hasta el día de su boda, pues su prometido tomará una decisión que hará que su vida dé un giro de 180 grados.
Obligada a huir después d...
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Luego de más de tres horas, llego al departamento de Josh y me dejo caer en el sillón. Estoy demasiado cansada pero valió la pena. Me la he pasado increíble al lado de Adeline.
He comprado un celular nuevo y una computadora. Si el Lunes empiezo a trabajar, creo que es necesario volver a ocupar la tecnología de nuevo, además estoy lista para volver a mi vida publica.
Alcanzo la bolsa dónde descansa la caja de mi nuevo teléfono y lo prendo. Agrego los números de mi familia, y el de André.
Si tuviera el número de Josh, le llamaría sin pensarlo, tan sólo para escuchar su voz.
¡Dios! ¿Qué estoy pensando?
Me río, mientras recuerdo la sensación de sus brazos al lado de mi espalda.
No creo poder aguantar mucho. Sé que no me costará quererlo.
Ya estoy enamorada de él.
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El fin de semana pasa rápido, y con ello llega el Lunes.
Estoy tan nerviosa.
Son las nueve en punto de la mañana y estoy esperando a Josh, quien se ofreció a llevarme a la universidad de artes.
Aunque le agradezco el gesto de acompañarme al primer día, no quiero morir cuando me suba en su motocicleta.
Un golpeteo en la puerta se escucha.
Respiro hondo y me levanto a abrir.
—Hola —Sonríe—. Te ves nerviosa, ¿todo bien?
Niego con la cabeza. Le indico que pase, ya que trae dos bolsas de papel y una caja con un moño.
—Jamás había estado tan nerviosa. Te lo juro.
—No pasa nada, sólo confía en ti. Eres una pintora maravillosa —Me guiña el ojo—. Los vas a destrozar.
Me dejo caer en el sillón y doy un soplido.
—No quiero destrozarlos, quiero que se enamoren del arte tanto como yo lo estoy de el —le digo sincera—. Quiero que no sólo dibujen, quiero que transmitan sus sentimientos, quiero que al tener un pincel en la mano sientan la magia en sus manos, en sus sentidos pero sobre todo en su corazón.