7. El amor es coincidencia

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Al pisar el pórtico de la puerta, James decide bajarme

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Al pisar el pórtico de la puerta, James decide bajarme.

—Gracias, eres todo un caballero —digo sarcásticamente. 

Él me sonríe de lado pero con los ojos llenos de angustia.

No le diré que estoy de maravilla, porque si estoy un poco asustada pero estoy bien y eso es lo que cuenta. 

—Tranquilo. Ya estamos aquí —Me encojo de hombros.

Coloca una mano en mi mejilla y clava la mirada en mí. 

—No sé que hubiera pasado si no hubiese llegado —agrega con preocupación—. Tal vez ahora. Ahora... 

Lo interrumpo.

—Pero no pasó —Enrosco mis brazos alrededor de su cuello—. Así que por favor relájate, ¿sí, guapo? —Le sonrío.

Me da un beso en la frente.

—Camille, sabes que todo lo que se trate de ti me afecta en cualquier aspecto. No me pidas que me tranquilice. ¡Por favor! Vi lo que querían hacerte.  

 No digo nada pero me acerco a sus labios y lo beso con ternura.

—Estoy aquí —Sonrío—. Contigo.  
Acaricia mi rostro. 

—Te quiero tanto, Cam. 

—Yo igual, James —agrego—. Pero te querré más si empezamos a festejar nuestro compromiso. 

Suelta una carcajada divertida. 

—¿Solamente piensas en sexo? —me cuestiona.  

—Bueno, en realidad lo único que quiero es hacer el amor contigo —le respondo. Me guía hasta la cama y nos sentamos en ella para empezar a besarnos de nuevo. 

Sus besos me encantan. No podría vivir sin ellos.

Las cosas van subiendo de nivel. Tanto, que se separa de mí para quitarse su saco y desabrochar su corbata. 

Se levanta de la cama y se coloca en frente mío. Desliza su mano para desabrocharse la camisa mientras lo observo con la boca abierta. 

 —Eres perfecto —musito tocando sus abdominales. 

Se queda quieto disfrutando las caricias que le doy. Luego de varios minutos me da su mano para que me levante.  

Me aviento a sus brazos y empiezo a besar su cuello. 

—Camille... deja quitarte el vestido. Necesito hacerlo —susurra jadeando.

—Hazlo —ordeno.

Baja el cierre de este y el vestido se desliza a través de mi cuerpo, dejándome sólo en ropa interior. 

Se muerde el labio inferior y agrega lo siguiente: 

—Espera un segundo, voy al baño.

—No tardes —sentencio con voz ronca. 

Cuando era tuya©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora