Camille es una joven pintora que lo posee todo.
Éxito, amistad y sobre todo amor.
O eso es lo que ella creía hasta el día de su boda, pues su prometido tomará una decisión que hará que su vida dé un giro de 180 grados.
Obligada a huir después d...
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Hace media hora ha marcado Josh y ha dicho que vuelve antes del medio día. No estaría así de sorprendido si no hubiera mencionado que regresa con ella.
Con Camille, mi pequeña.
Mentiría si dijera que mi estómago no dio un brinco cuando dijo que ambos llegaban a las nueve. Tengo claro que no fue porque la sigo queriendo, al menos no de un modo romántico.
Lo que pasa es que no logro entender como es que la convenció de que lo acompañara. Anastasia ha tratado de hacerlo muchas veces, y por obviedad, no lo consiguió.
Pero Josh lo ha hecho.
Me pone nervioso volver a verla. Volver a tener su presencia cerca de mí. Amo a Adeline, pero Camille, bueno, es Camille.
Ella es mi primer amor y no quiero arruinar lo que tengo sólo por verla de nuevo.
—¿Estás bien? —me pregunta Adeline, quien abre los ojos al darse cuenta de mi ausencia en la cama.
—No sé como sentirme —respondo sincero—. Josh regresa en un par de horas.
Ella sonríe.
—¿Por qué no estás feliz? Al fin conoceré al mejor amigo del hombre de mi vida — musita, robándome una sonrisa.
Se ve tan linda con su cabello enmarañado y la mirada adormilada. Hace un par de semanas que hemos conseguido un departamento para los dos. Es un lugar pequeño, pero es nuestro y puedo jurar que está lleno de amor.
—Vendrá con ella —murmuro.
—Oh, vaya —Rasca su cabeza—. Creo que es genial.
—¿Genial? —pregunto, sorprendido—. Yo estoy muriéndome de nervios.
Se endereza en la cama y asiente con la cabeza.
—Sí —Sonríe—. Camille es como una hermana para ti, y me gustaría poder conocerla personalmente. ¿Sabes? he escuchado mucho sobre ella, y tengo ganas de comprobar cuanto de eso es cierto. Además ya te dije, no planeo juzgarla.
Me acerco hasta donde está ella para estrecharla fuertemente entre mis brazos. La quiero tanto que puedo sentir el cariño que le tengo al respirar.
Adeline se ha vuelto mi vida, mi mundo, mi todo.
—Te amo —susurro con amor.
—Puedes jurar que yo mucho más, André.
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