—¿Sólo comerás tres tacos? —le pregunto a Josh.
Él asiente con la cabeza.
—Tienes el estomago más sensible que yo —me burlo.
Ha caído la noche, así que estamos cenando en un puesto de tacos a unas dos calles de la casa de Rocío. Después de la tirolesa no hicimos otra cosa más que hablar de cosas que no tenían sentido.
Al menos para mí.
—Sabes que no es cierto —Lleva a la boca su soda y le da un sorbo—. La princesa aquí eres tú.
Yo pongo los ojos en blanco pero sigo comiendo.
En verdad tenía hambre y estos tacos están deliciosos. No tienen nada que ver con los que venden en Nueva York, allá sólo doran una tortilla y le meten carne, pero aquí lo hacen como si de pintar se tratara.
Volteo a ver al cielo.
—¿Qué ocurre?—me pregunta Josh.
Sonrío.
—Nada, sólo estaba admirando las estrellas.
—Es una noche muy linda, aunque no tan linda como tú —murmura fijando su vista en mis ojos.
—Ni como los tacos—digo evitando su comentario.
—Sí, los tacos son fabulosos.
Terminamos de comer media hora después.
—Ahora vengo iré a pagar—Sonríe el castaño.
Asiento con la cabeza y le doy el dinero de mi comida. Él me mira dudando, sin embargo lo toma y camina hacia el señor que nos atendió.
Me abrazo a mi misma tratando de cubrirme del frío, sin embargo es idiota. Debí de haber traído un suéter pero no creí que regresaríamos tan tarde.
—Listo, vámonos—susurra, mientras coloca una mano en mi hombro.
Me tenso ante su tacto pero me relajo al recordar el abrazo que le he dado hace apenas unas horas.
Sé que no lo tenía que haber hecho pero la emoción me ganó.
Me suelta y empieza a caminar al lugar donde estacionó su moto. Se sube primero y me extiende un casco. El motor de la motocicleta empieza a rugir y yo me sujeto más fuerte.
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Cuando era tuya©
RomantizmCamille es una joven pintora que lo posee todo. Éxito, amistad y sobre todo amor. O eso es lo que ella creía hasta el día de su boda, pues su prometido tomará una decisión que hará que su vida dé un giro de 180 grados. Obligada a huir después d...