Cuando era tuya©

29. Sueños y pesadillas

Hoy es el día de mi boda. Todo está listo.

Mi vestido.

La iglesia.

Los invitados.

Y él...

—Amor, es hora —dice mi padre dándome su brazo para que lo tome—. James te está esperando.

Yo asiento con la cabeza, pero antes de salir compruebo que todo en mi aspecto esté completamente en orden. 

Y así es. Mi cabello cae en una cascada de color marrón y el vestido se ajusta a cada una de mis curvas.

—Andando —Sonrío.

Él me devuelve la sonrisa. Salimos cuando la marcha nupcial anuncia mi entrada. 

Primero las damas de honor y hasta el último yo. 

Veo a mamá en la primera banca al lado de André.

Todos me miran sonrientes y siento que estoy volando.

Cuando al fin nos detenemos, James está impecable con su traje de color negro y unos ojos que irradian amor.

Le sonrío y el me devuelve el gesto. 

Mi padre me suelta y toma mi mano para dársela al amor de mi vida.

—Ten —musita—. Te entrego a mi más valioso tesoro. Cuídala mucho.

—Siempre —contesta James, mientras se lleva mi mano a los labios y la besa.

Suelto una risita tonta.

La ceremonia va pasando hasta que llega el momento de decir los votos.

Yo empiezo a recitar los míos con voz cargada de amor y emoción. Al acabar todos me miran con ternura. 

Todos excepto James.

Él me mira a los ojos y empieza a reírse de una forma que hace erizar todos los vellos de mi cuerpo.

 —¿De que te ríes? —le pregunto angustiada.

—De ti y de lo patética que eres. No puedo entender como  es que me has creído. 

—¿De que hablas? —susurro.

—¿No es obvio? —Su sonrisa se va ampliando poco a poco—. No te amo.  Jamás lo hecho y nunca lo haré.

—Eso no es cierto... Tú... tú me amas —me llevo la mano al pecho y poco a poco me voy desplomando en el suelo del altar.

Él vuelve a soltar una sonora carcajada y sale corriendo atravesando todo la iglesia.